5 oct 2008

Una licitación para el reciclaje en Capital

La Voz del Interior (05/10/2008)
Una licitación para el reciclaje

La decepción que rodea a la licitación de la higiene urbana es tan grande como el negocio de la basura. Abundan los signos de cartelización y nadie cree que el proceso transcurra por los carriles ni los plazos previstos.
Nadie se esfuerza por ocultar, tampoco, la incertidumbre en que se encuentra el futuro de este servicio estratégico para la ciudad, para cada uno de sus habitantes y para las cuentas municipales.
Pero lo cierto es que nadie confía en que la licitación llegue a término por los carriles ni los tiempos previstos. En el Concejo ya hablan de la necesidad de hacer un nuevo llamado.
En el Ejecutivo, en tanto, dan casi por hecho que el enterramiento sanitario de Potrero del Estado será municipalizado y desconfían de la solvencia técnica de una de las ofertas.
Lejos de lo esperado. La primera decepción vino del número de oferentes: el pliego prevé dos prestadores y se presentaron sólo dos empresas. La intención de que la competencia atrajera interesados se desvaneció y, para peor, las señales de cartelización son tan obvias que sorprenden: sólo Cliba y Covelia participan de una compulsa que ni siquiera es tal, porque no aspiran a lo mismo. La empresa del Grupo Roggio pretende conservar el manejo del enterramiento sanitario de Potrero del Estado y recolectar la basura de la zona sur. Covelia no implica competencia alguna: quiere la zona norte.
La segunda decepción vino del precio que las empresas hicieron trascender. Pese a que el sobre con la propuesta económica se abrirá recién en unos 45 días, se difundieron tarifas que superan casi en 70 por ciento el presupuesto oficial de la licitación. Si los números informados son los que efectivamente se presentaron –el municipio los da por ciertos–, ambas propuestas quedarán desestimadas, ya que la ordenanza de contrataciones no admite diferencias mayores al 20 por ciento respecto del precio oficial.
¿Qué hicieron, entonces, los dos oferentes? Presentaron “propuestas alternativas”; es decir, proyectos técnicos que no respetan las exigencias de los pliegos licitatorios pero sí se acercan más al presupuesto oficial.
Ese detalle encendió todas las luces de alarma en el Concejo Deliberante, donde la elaboración de los pliegos supuso meses de análisis, infinitas consultas, una masiva audiencia pública y discusiones muy prolongadas.
Los pliegos definen un nuevo sistema que es muy diferente al actual. Se basan en la separación de la basura, la instalación de contenedores, la ampliación del servicio y la inclusión de carreros y cirujas a un circuito formal de trabajo, a través de puntos verdes. Se supone que las “propuestas alternativas” dejan a un lado casi todo esto para continuar con un servicio como el actual, sólo que prestado con camiones nuevos.

Diferencias
El Ejecutivo tiene alguna expectativa en esas propuestas fuera de pliego. Pero la bancada oficialista del Concejo Deliberante considera que deben ser descartadas de plano. Afirman que dar cabida a cualquier alternativa que no respete las exigencias fijadas supone una afrenta a la transparencia de la licitación y a la seguridad jurídica.
En este punto, pesa una enormidad un detalle que pasó casi inadvertido: una tercera empresa gastó 150 mil pesos en comprar los pliegos el mismo día en que se abrieron los sobres técnicos, pero no presentó ninguna oferta. Se trata de Ashira, una firma nacional que opera asociada con capitales españoles. El gesto es casi una advertencia, con significaciones rotundas dentro del concentrado mercado de las empresas de la basura. Muchos ven en ese detalle la garantía de una futura impugnación en caso de que se acepten las propuestas alternativas.
Las cosas no van por los carriles previstos, está claro. La gran incógnita es hacia dónde se encarrilarán.
El actual contrato con Cliba está vencido hace casi dos años y, dado la precariedad técnica con que está operando la compañía –apenas 80 camiones, cuando se estima que hacen falta 150 para juntar toda la basura–, una nueva contratación directa sería fatal para la higiene urbana.
La intervención directa del municipio en la prestación aparece como una salida posible. También abre interrogantes de respuesta impredecible. ¿Podrá el municipio? ¿Sabrá? ¿No terminará gastando más de lo mucho que quieren cobrar las oferentes de esta licitación descarrilada?

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