1 ago 2006

140 muertes evitables al año

La mañana de Córdoba (01/08/2006)
El aire que respiramos provoca 140 muertes evitables al año

Desde la Escuela de Salud Pública de la UNC aseguran que Córdoba está muy por encima de los niveles aceptables de partículas en suspensión, que son dañinas para la salud. La principal fuente es el polvo, la quema de basurales y neumáticos, la falta de barrido de las calles y lo que emana de los motores diesel. Los profesionales aseguran que esas personas podrían salvarse con políticas serias en la protección del ambiente.
Viviana Gianinetto - Especial para LA MAÑANA
Mientras esperamos que la Organización Mundial de la Salud se expida sobre si las antenas de telefonía celular contaminan o no, mientras se resuelve en La Haya si deben o no construirse las papeleras en Uruguay, en la ciudad de Córdoba hay un número de muertes atribuibles a la contaminación del aire que debiera preocuparnos más y movernos a exigir urgentes políticas en salud.
En esta Capital mueren 140 personas al año como consecuencia de las partículas existentes en el polvo en suspensión, cuyos efectos son dañinos para la salud humana. Esta cifra es sólo atribuible a una de las dos grandes causas de contaminación del aire en la ciudad, que es el denominado “particulado en suspensión”, sin tener en cuenta la otra gran fuente de impacto ambiental que es el “monóxido de carbono” que producen los móviles.
Según estudios y mediciones que se hicieron en el Centro de Investigaciones en Salud Ambiental (CISA) de la Facultad de Medicina, de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), ese número de muertes son consecuencia del aire viciado, producto del polvo en suspensión -generado por la erosión natural-, del humo de las fábricas, de la quema de basurales y de neumáticos, de la falta de barrido de las calles y del humo negro que producen los motores diesel.Según los directores de ese centro, Darío Sbarato y José Ortega, éstas son muertes absolutamente evitables. “En esto de nada sirve hablar de culpas o individualizar responsables; aquí de lo que se trata es que son conductas y hábitos que todos debemos cambiar; es necesario definir una agenda ambiental donde todos -políticos, gobernantes y profesionales- nos pongamos a trabajar en acciones urgentes y sostenidas. Por esta contaminación se muere gente y podría evitarse”, remarca Darío Sbarato, físico y docente de la Escuela de Salud Pública de la UNC.

Pequeñas y dañinas
Para medir la contaminación del aire por particulado en suspensión se sigue un procedimiento científico con mediciones y aparatos que permiten determinar la cantidad de partículas dañinas para la salud. Según los datos que posee el Centro de Investigaciones en Salud Ambiental, en Córdoba estamos muy encima de la media que tienen otras grandes ciudades comparables entre sí.
“Desde 1997 a 2001 se midieron todos los días del año la contaminación del aire en el Observatorio Ambiental de la Municipalidad. De allí surgió que este valor está en 75 microgramos por metro cúbico, muy por encima de los 50 que se fijaron en normas y parámetros internacionales”, señala José Ortega, abogado y director del Centro de Investigaciones de la Escuela de Salud Pública, junto con Sbarato.
En el caso del particulado en suspensión no hay un grado cero en el cual no existe contaminación, sino que hay valores que se fijan como meta para tratar de reducir los efectos de manera sostenida en el tiempo. Esos valores en Estados Unidos y México están en los 50 microgramos por metro cúbico, con políticas serias destinadas a disminuir o por lo menos sostener esos valores, que también generan muertes. En tanto que en Europa están en esa cifra pero con metas para llegar en los próximos 15 años a reducir esos valores a 25.
Según estudios realizados por la Organización de Protección Ambiental de Estados Unidos y por la Dirección General de Protección de la Salud y del Consumidor de la Unión Europea (con el sistema APHEIS de información), con esos valores de 50 microgramos se mueren 10 personas cada 100.000 habitantes por causas relacionadas a enfermedades respiratorias, cardiovasculares y otras patologías no atribuibles a ningún otro factor que no sea la contaminación ambiental.
Sbarato asegura que esos resultados se pueden transpolar a ciudades como Córdoba. “Nuestras mediciones del aire de Córdoba -realizadas durante años- nos dan como resultado valores de 75 microgramos por metro cúbico. De allí en más, es lícito y legítimo aplicar los estudios realizados a nivel internacional para llegar a la conclusión de que en Córdoba mueren 140 personas (10 por cada 100 mil habitantes) porque desarrollan enfermedades o exacerban algunas ya existentes, que no tienen como origen otro factor que no sea la contaminación del aire”, explica Sbarato. Estudios como éstos se hacen en ciudades europeas donde, por métodos estadísticos, se empiezan a “limpiar” historias clínicas para llegar a la conclusión sobre cuáles son las causas de muerte de las personas en el período de un año. “Nunca dicen que tal o cual persona murió víctima de la contaminación, pero sí por problemas respiratorios o cardiovasculares, cuyas causas no tienen que ver con otro factor que no sea la contaminación ambiental. Los estudios indican que el 50% de estas muertes por particulado se producen por causas cardiovasculares, un 25% por enfermedades respiratorias y el otro 25% por otras patologías como algún tipo de cáncer de gente que jamás ha fumado. Es perfectamente lícito trasladar aquellos estudios a la ciudad de Córdoba, y es lo que se hace de manera habitual”, dice Sbarato.
Según el profesional, una vez que se establece que tal o cual sustancia provoca la muerte de una persona ya no se vuelve a experimentar, sino que lo que se hace es medir la presencia de esa sustancia. “Las mediciones de particulado en Córdoba existen y son públicas; el Observatorio Ambiental ha medido desde el año 1997 al 2001 y están publicadas por la OMS y por el Banco Mundial. Esos valores rondan el 75 microgramos por metro cúbico, por encima de los 50 que tienen otras ciudades comparables con Córdoba”, asegura.

Cómo se revierte
Desde la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina, aseguran que con estos datos a la vista se deben poner en marcha urgentes políticas ambientales, estableciendo una agenda de prioridades y con acciones sostenidas en el tiempo.
“Desde el Centro de Investigaciones, estos temas nos preocupan y consideramos que es un buen momento para tomar en serio tales problemas; sin perder de vista que mientras discutimos el tema de las papeleras o la telefonía celular sin tener certezas, todos los años se nos mueren más de 100 personas por causas ya probadas y absolutamente evitables”, señala José Ortega.
Para el profesor Sbarato no se trata de echar culpas ni de señalar a aquella industria que contamina, sino de sentirnos todos parte del problema. “De nada sirven las multas aisladas o los lindos discursos ecologistas. Es necesario profesionalizar las cuestiones del ambiente para tener claro dónde están los verdaderos problemas y no sólo los fantasmas. Luego sí, son indispensables las políticas a largo plazo”, dice.
En este sentido, en la Escuela de Salud Pública ya se están dictando Diplomaturas en Salud Ambiental, carreras cortas y a distancia, que están en sintonía con el propósito de la capacitación en el área ambiental.
“Vemos la necesidad de cubrir un vacío, porque hay secretarías de Salud y Ambiente, ministerios también, pero cuando uno habla de Facultad y Ambiente se piensa en biología, ingeniería, física y química. Pero no se había pensado que ambiente es salud, que se habla de gente que se enferma; hay una relación directa con la salud”, explica.

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