13 dic 2008

El "riesgo inmundicia"

La Voz del Interior (13/12/2008)
El "riesgo inmundicia"

El retiro de Cliba y la puesta en marcha de Crese para prestar el servicio de higiene urbana en Córdoba ponen a la ciudad ante un gran desafío: se debe evitar el riesgo de una inmundicia generalizada y una crisis ambiental.
En una nueva vuelta de tuerca en el llamado "conflicto de la basura", la empresa Cliba –concesionaria para la recolección de residuos en la ciudad de Córdoba– anunció el cese total de sus actividades locales desde el 31 de enero próximo. Ello abre inquietudes y serios interrogantes sobre la prestación de ese vital servicio a una población de más de un millón y medio de habitantes, en uno de los radios municipales más extensos del mundo.
La decisión –en algún momento barajada como hipótesis– sorprendió en estas circunstancias, ya que había un principio de acuerdo para que la flamante Córdoba Recicla Sociedad del Estado (Crese) se hiciera cargo de la recolección, tratamiento y enterramiento de residuos en la zona norte de la ciudad y que Cliba continuara en la zona sur. Parecía una solución racional y equilibrada, aunque provisoria, a los diferendos planteados entre la Municipalidad y la prestataria.
Voceros de Cliba alegaron que la deuda de 80 millones de pesos que la Municipalidad mantiene con la empresa se tornó "inmanejable e insostenible", a lo que hay que sumar los aumentos de costos provocados por la crisis económica y financiera en curso. "Hemos tomado la decisión empresarial de retirarnos del negocio de Córdoba de manera indeclinable", dijo uno de los voceros, quien agregó que es "una situación no querida", ya que la empresa venía prestando el servicio desde hace 22 años. Cliba llegó a la conclusión de que la deuda de 80 millones de pesos es incobrable y que, por lo tanto, no quedaba otra alternativa que el retiro.
Hubo circunstancias que parecieron dar la razón a Cliba, como las declaraciones del intendente Daniel Giacomino, quien dijo que estaba "juntando monedas" para pagar el aguinaldo al personal. Y si una Municipalidad debe juntar monedas para pagar salarios, ¿puede hacer frente a una deuda de 80 millones de pesos con una prestataria? Hay otra pregunta más inquietante: ¿podrá hacerse cargo de la prestación de un servicio de la dimensión de la recolección de basura, para la que –además de dinero– hace falta eficiencia, capacidad administrativa y empresarial? La Municipalidad de Córdoba no se caracteriza por ser eficiente y buena administradora. A veces parece ser más una agencia de empleo que una repartición que presta servicios.
La flamante Crese, que por ahora sólo existe en los papeles, deberá hacerse cargo del servicio de aquí a un mes y medio, o sea unos 30 días hábiles. Tanto Cliba como funcionarios municipales señalaron que ya se está trabajando en conjunto para la transición y que en ese sentido ya está acordado que la empresa alquilará a Crese la flota de camiones, la maquinaria de enterramiento sanitario y la base operativa ubicada en el arco sur de la avenida de Circunvalación. Entretanto, el Sindicato Único de Recolectores de Basura de Córdoba, afín a la Federación de Camioneros de Buenos Aires cuyo titular es Pablo Moyano, ya exigió la continuidad laboral de los 1.160 empleados actuales de Cliba y el nombramiento de 100 más, que deberán ser hijos de los trabajadores que hoy están en actividad. También el gremio de la construcción, que agrupa los operarios que trabajan en el enterramiento sanitario, ha pedido su parte en la negociación. Como puede verse, se tratará de una operación de alta complejidad.
Por cierto, hay riesgos, entre ellos el "riesgo inmundicia". Así se llamó en Italia a la crisis ambiental y sanitaria en la ciudad de Nápoles –una de las cunas de la cultura europea–, que durante varios meses estuvo tapada de basura y residuos nauseabundos, lo que obligó al desalojo de varios sectores de la ciudad, cuyos habitantes se acostumbraron a andar por las calles con barbijo. Y hasta que intervino el gobierno central, con el concurso de las fuerzas de seguridad y hasta del ejército, la crisis no amainó.
La situación de Córdoba no debe llegar al extremo napolitano, por lo que la intervención del Estado nacional –unitario, centralista y que maneja todos los recursos, los subsidios y los regímenes especiales– se hace imperiosamente necesaria, pero antes de que explote una crisis ambiental y sanitaria, no después.

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