29 may 2019

El esmog reaparece con el frío



La Voz del Interior (29/05/2019)
Con la llegada del frío, una nube de esmog reaparece en el Centro

Una inspiración profunda no es algo provechoso para quienes transitan por el Centro de la ciudad de Córdoba y sus alrededores durante las primeras horas de la mañana o al anochecer, sobre todo en las estaciones frías. Mucho menos lo es para quienes viven o trabajan en el área de mayor densidad poblacional de la Capital: el Centro.
Ello porque la calidad del aire que se respira en el “pozo” urbano de Córdoba capital es mala desde hace rato. “En las mañanas frías, secas y sin viento del invierno, se produce en nuestra ciudad la acumulación de contaminantes a pocos metros del suelo debido a la inversión térmica”, explica Federico Kopta.
El presidente del Foro Ambiental Córdoba advierte que “este fenómeno tiene origen en el enfriamiento nocturno del suelo que hace descender la temperatura del aire próximo, que, por ser más pesado, queda estacionado abajo, hasta que, por irradiación solar, se calienta y asciende”.
El biólogo dice que el problema es “particularmente nocivo en Córdoba, ya que la ciudad está en un valle que corre de oeste a este, lo que limita el ‘barrido’ de los vientos norte y sur”, apunta.
Kopta acota que por este motivo se observa con frecuencia una “nube marrón” que cubre el Centro de la Capital.
El estrato pardusco –apunta– “está compuesto por contaminantes que en una altísima proporción despiden los vehículos” que circulan por la ciudad durante la noche y en las primeras horas de la mañana.
Cabe acotar que, según datos oficiales, entre 2007 y 2017 (último dato disponible) se duplicó la cantidad de vehículos que circulan por la ciudad: pasaron de 450.500 a 888.018 unidades.
Rogelio Alburrá, licenciado en Química Orgánica, coincide en que “los altos niveles de polución tienen incidencia en distintas enfermedades. La calidad del aire en Córdoba es sumamente crítica y eso impacta directamente en la salud”, razona.
El experto sugiere “reflotar el Observatorio Ambiental creado por el intendente Rubén Martí, en 1997”. Él integró el equipo de profesionales que proyectó el observatorio con el propósito de monitorear “la calidad del aire, el agua y el suelo, de manera sostenida y permanente”, valoró.
“Las últimas mediciones que se hicieron en Córdoba con la precisión de las normativas internacionales son del año 2000”, asegura el químico.

Volver al ruedo
El año pasado, la Municipalidad de Córdoba volvió a medir la calidad del aire luego de 17 años. Para ello firmó un convenio con la Facultad Regional Córdoba de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). En virtud del acuerdo, se instaló un equipo de monitoreo en la Casona Municipal (La Rioja y General Paz).
Héctor Macagno, director del Centro de Investigación y Transferencia en Ingeniería Química Ambiental de dicha universidad, explicó que el instrumental disponible cumple con todos los requerimientos internacionales y puede medir partículas menores que 10 micrones (PM10) de óxido de azufre, de óxido de nitrógeno, de ozono y de monóxido de carbono.
No obstante, el índice de calidad de aire que produce es más sencillo “para que la Municipalidad lo publique en su página web y sea más comprensible para los vecinos”, aclaró en el arranque de los trabajos el subsecretario de Ambiente de la ciudad, Sebastián Roca.
Ayer La Voz intentó ubicar al funcionario para consultarlo sobre el problema de la polución en la ciudad, pero se informó desde el área de Comunicación que se encontraba de vacaciones. “El único que habla del tema es el ingeniero Roca”, se aclaró.

Índice de calidad del aire (ICA) en Córdoba
El nuevo índice de calidad del aire (ICA) medido por la Municipalidad comenzó a publicarse, con frecuencia semanal, en septiembre de 2018. El último que se puede consultar on line en el sistema de Gobierno Abierto es el de la cuarta semana de enero de este año.
En ese lapso, sólo la presencia de dióxido de nitrógeno mostró niveles de concentración en el aire insalubres para grupos sensibles, aunque sin afectar a las personas en general, según la valoración nomenclada. El monitoreo se hizo en un tramo del año en el que la inversión térmica es infrecuente y, por ende, la contaminación atmosférica es menos crítica.

Niños y enfermos crónicos, más expuestos a padecer una infección
El frío y la contaminación ambiental facilitan la circulación de las infecciones respiratorias. Especialistas advierten que los niños y los enfermos crónicos son los más propensos a sufrir una descompensación.
“En esta época del año, las partículas contaminantes se encuentran en capas más bajas. Estas sustancias pueden alterar las defensas locales del sistema respiratorio”, indicó el neumonólogo Bartolomé Lungo.
Las bajas temperaturas facilitan además la circulación de las infecciones respiratorias, especialmente cuando están relacionadas con la humedad. “Los virus aumentan su viabilidad en el ambiente y, además, la gente se reúne en lugares cerrados”, agregó Juan Pablo Casas, neumonólogo del sanatorio Allende Cerro.
Las personas con menos capacidad de respuesta inmunológica están más expuestas a padecer una infección o broncoespasmo. En primer lugar, los lactantes, ya que su sistema defensivo se encuentra en desarrollo. Además, las personas con afecciones respiratorias, como asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc).
“En el microcentro se concentra la mayor cantidad de esmog. En invierno, puede verse la capa de contaminación, muy cerca de la tierra. Las moléculas se condensan con el frío y flotan muy bajas”, agregó Lungo.
Para prevenir, los profesionales recomiendan ventilar los ambientes, al menos una vez al día –dejar que ingrese el sol, por más que esté frío–, y completar los esquemas de vacunación.
El lavado de manos, el uso de pañuelos descartables y el abrigo son medidas complementarias.

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