24 jul 2011

Río de los Sauces: Aguas en conflicto

La Voz del Interior (24/07/2011)
Aguas en conflicto



El río de los Sauces, en la localidad homónima del departamento Calamuchita, es blanco de una controversia entre el intendente y una familia.
Dicen que es “la comarca de los pintores”. El lugar es paradisíaco. El río serpentea entre piedras enormes y acaricia los morteros de los indios comechingones que perforan las enormes piedras de laja. Pájaros y arboledas hacen del pequeño pueblo un paraíso en el medio de la nada. Para llegar a Río de los Sauces hay que pasar por Elena y transitar 20 kilómetros de tierra.
El pueblo dista 180 kilómetros de Córdoba Capital y cuenta con unos 1.600 habitantes. Se respira aire puro y el río homónimo es símbolo y orgullo de sus pobladores. Pero la paz y la tranquilidad se tornan aparentes si se considera la disputa que existe entre el intendente y la sucesión de una familia que desde hace seis generaciones tiene tierras en ambas márgenes del río.
Hace tres años que persiste la controversia que ha paralizado el avance de la obra pública, que va de la mano de la explotación del río, y hay acusaciones cruzadas sobre la destrucción de asentamientos indígenas que datan, según algunos, de ocho mil años de antigüedad.
Como viene sucediendo en varios puntos del territorio provincial, hay particulares, empresas, productores, barrios cerrados y countries que alambraron ríos o arroyos en beneficio propio.
El diferendo de Río de los Sauces ha tomado tal magnitud que se ha politizado, provincializado y judicializado. Las elecciones para la renovación del jefe comunal se realizaron el domingo 26 de junio último. Fabián Gigena (UCR) buscaba su reelección y unos pocos días antes, a través de un informe televisivo, se disparó con munición gruesa contra su figura, acusándolo de destruir el patrimonio arqueológico y de la degradación del río. “A mí me entrevistaron, pero mi posición no salió nunca”, se queja hoy Gigena, quien fue reelegido por el 70 por ciento de los votos de las alrededor de 950 personas que sufragaron, sobre un total de 1.145 electores.
Gigena es un hombre de pueblo. En su modesto despacho, se destaca un cuadro con la foto del gobernador Juan Schiaretti con el bastón de mando y una más pequeña donde aparece la presidenta Cristina Fernández abrazando al intendente. Un santuario ocupa otro importante espacio de la sala, que tiene un viejo armario con alegres garabatos de niños.
La “batalla” legal contra la sucesión Consigli se inició el 28 de octubre de 2008, cuando un abogado contratado por Ricardo Consigli presentó un recurso de amparo ante el juez de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de Río Tercero para que la Municipalidad no continuara con la construcción de la costanera.
“Nosotros propusimos al pueblo esta obra y, cuando estábamos cumpliendo con nuestra promesa, nos encontramos con que los Consigli habían alambrado el río. No podíamos avanzar porque estos señores tenían su playa privada. Siempre se creyeron dueños del pueblo y sueltan los animales contaminando el cauce; no les importa ni quieren que vengan los turistas”, asegura Gigena.
Ante el mencionado “obstáculo”, el municipio denunció la irregularidad a la Subsecretaría de Recursos Hídricos, que emplazó a los infractores a levantar la alambrada. Los Consigli hicieron caso omiso de las intimaciones. Frente a la de­sobediencia, Juan Bresián, de la Dirección de Recursos Hídricos de la Provincia, pidió a Gigena la colaboración de maquinarias y recursos humanos. Fue suficiente para que se arrasara con las alambradas.
La respuesta no se hizo esperar. Se presentó el amparo y hubo una denuncia penal contra la Municipalidad y el Gobierno provincial por “daño”. Según el intendente, la Justicia dispuso que “no se toque nada hasta que se marque la línea de ribera y, por eso –dijo–, tuvimos que paralizar la obra”.
“Lo de la Justicia es una vergüenza. Cómo puede ser que un amparo siga sin resolverse después de tres años. En marzo de 2009 salió el plano de demarcación de la ribera de Recursos Hídricos y hasta ahora el juez no resuelve”, se lamenta el jefe comunal.
Eduardo Marshall, abogado del municipio, justifica el malestar de Gigena porque hubo una pericia de un agrimensor y se presentó el plano de por dónde va la línea de ribera y piensa que el juez “les va a dar la razón”. Marshall se queja porque, encima de que el amparo no se resuelve, los denunciantes “lo violaron, ya que levantaron nuevas alambradas dentro de la línea de ribera”.
Otro contraataque de los Consigli fue denunciar al intendente ante Recursos Hídricos por la extracción de áridos y, en Patrimonio Histórico, por la destrucción de piezas arqueológicas como consecuencia de la remoción de arena.
“Ellos le pueden vender historias a la gente de afuera, pero no a la gente del pueblo. Toda la vida se sacó ripio para consolidar el camino que va hasta Elena. Siempre se sacó arena para la obra pública. ¿Cómo podríamos hacer algo si tuviéramos que comprarla, si el metro de arena está en 80 pesos?”, se pregunta Gigena, quien no puede seguir retirando áridos hasta obtener la autorización de Recursos Hídricos.
Al respecto, el intendente dice que en mayo de 2010 presentaron la solicitud de extracción de áridos, pero la “burocracia” reinante en el organismo oficial ha evitado obtener la autorización.
Sin embargo, el responsable de la Subsecretaría, Luis Salamone, sostiene que la Municipalidad aún no cumplió con los requisitos exigidos. “Nosotros no tenemos problemas en autorizar, pero es necesario que se presente la documentación adecuada. Hace falta la determinación de la línea de ribera de acuerdo con la legislación vigente. Incluso, en los casos en que las extracciones afecten márgenes, se podría solicitar la presentación de una foto aérea o una imagen satelital. Hace falta, además, un estudio de impacto ambiental y toda otra disposición específica que eventualmente apruebe Córdoba Ambiente”, explica Salamone.
Al ser consultado sobre las “invasiones” de particulares en los cursos de agua de la provincia, Salamone admitió que en ciertas épocas arreciaron las denuncias pero que en la actualidad han disminuido de manera considerable. Sobre el operativo dispuesto por Recursos Hídricos con la participación de la Municipalidad de Río de los Sauces, hace tres años, y que mereció un recurso de amparo y una denuncia contra la Provincia por parte de los Consigli, el funcionario sostuvo que “en esa época no estaba”, aunque admitió que conocía el tema porque lo habían comentado varias veces en sus oficinas.
La otra campana. ¿Y qué dicen los Consigli? La voz cantante de la familia es Ricardo, quien arremetió contra el intendente y se lamenta porque éste fue reelegido. El hombre no quiere hablar del “problema particular” que tiene con Gigena (amparo y denuncia penal) y prefiere explayarse sobre “la destrucción de bienes que son de todos”.
Denuncia que para construir cinco kilómetros de costanera (hasta que se ordenó su paralización), con una topadora se taló un bosque de 70 u 80 años, y se destruyeron yacimientos arqueológicos”.
Ricardo Consigli cuenta que hasta hace tres años ignoraba la antigüedad de las piezas que hay en el río y en sus márgenes. Sostiene que si Gigena sigue con la obra, desaparecerán cientos de morteros que hay aguas arriba del pueblo, aunque una recorrida por la zona hace suponer que esas enormes piedras no afectan la continuación de la costanera.
Opina que la extracción de arena ha sido una barbaridad. “De un solo lugar, donde había flechas, hachitas que los comechingones usaban para cazar, se sacaron 200 camionadas de arena. Yo comprendo que todos los intendentes hacen lo mismo para ejecutar obras, pero habría que sacar el material de arenales que hay en tierra”.
Gigena no cobró por el material extraído. Su destino fueron obras y la entrega a familias humildes para que construyeran habitaciones. Si bien Consigli reconoce que se realizaron algunas obras importantes, lamenta que las puntas de flecha y otras reliquias se pierdan dentro de una pared.
Agrega que el pueblo podría atraer a muchos turistas si se protegieran los yacimientos arqueológicos que son únicos en la provincia, según le comentaron arqueólogos convocados a estudiar la zona hace tres años. “En el río hay hasta vestigios de dos casas de comechingones. Las construían mitad bajo tierra y sobre la otra mitad armaban la casa con palos y pieles de animales. Por eso no tenían frío en invierno ni calor en verano. Aunque los comechingones duraron 300 años, los expertos me contaron que las piezas que se encuentran diseminadas en la arena son similares a las de la cultura Yantitín, de hace tres mil años, y a las de Ongamira, que datan de hace ocho mil años”.
Consigli forma parte de un grupo de personas que quiere conformar una ONG para recuperar el denominado “camino de las Arrias”, que comprende la cultura religiosa y aborigen de siete poblaciones del sur provincial. “La idea es fomentar el turismo religioso, de aventura y arqueológico. Acá en la zona tenemos la Capilla de Tegua, que es la más antigua de Córdoba, es monumento nacional y está abandonada. Nos reunimos con los intendentes de Elena, Berrotarán, Achiras, Las Caleras y otros, pero el nuestro no participa”, se queja.
Así como Gigena despotrica por la lentitud de la Justicia y la burocracia de los organismos oficiales, Consigli dice que Alfonso Uribe, uno de los arqueólogos más importantes del país, ha presentado varios informes para reclamar por la conservación de los yacimientos de Río de los Sauces, “pero como no es un funcionario político, no se lo tiene en cuenta. Venimos peleando, pero muy poco podemos hacer, porque la llamada de algún político frena todo”.
Recorriendo la zona. Cronista y fotógrafo de este diario recorrieron toda la zona “en litigio” y observaron los morteros en las enormes piedras que “siembran” gran parte del río. Están todos intactos. Al hablar de la sucesión Consigli, el intendente Gigena dijo que no se ha tocado ningún árbol autóctono. “Todo lo contrario: ellos plantaron acacias negras, que son una plaga. Utilizan las chauchas de las plantas para alimentar a los animales, pero crecen por todos lados y las espinas caen en la arena. Son varios los que se han clavado esas tremendas espinas al caminar por la arena”.
Uno sacaba arena porque era parte de los “usos y costumbres” de todos los intendentes que lo precedieron y quiere terminar con la costanera para atraer a los turistas y mostrarles los morteros de los comechingones. El otro piensa que con esa obra desaparecerán esas reliquias aborígenes. Al parecer, la controversia gira sobre el mismo tema. Por eso, en Río de los Sauces las aguas están divididas.

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El Concejo respaldó una propuesta de vecinos

El interés por los cursos de agua que confluyen en el centro de la ciudad de Alta Gracia nació a partir de la iniciativa de un grupo de vecinos que durante años asistieron a la muerte lenta de los arroyos por cuyas márgenes correteaban de pequeños.
Así surgió el grupo “Todos por nuestros arroyos”, que a través de una campaña logró reunir unas cinco mil firmas que lograron movilizar a los concejales, los que por unanimidad apoyaron la iniciativa.
De esta manera, durante una sesión de marzo de este año, el Concejo Deliberante de Alta Gracia aludió a la necesidad de que la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Provincia intervenga en las infracciones que se cometían a la vista de todos los habitantes de la ciudad y lleve adelante un “análisis integral de la cuenca, para determinar no sólo lo que está pasando en cuanto al caudal que tienen los arroyos, sino también a las perforaciones, los pozos que hace la gente para el consumo propio”. Se mencionó como ejemplo el valle Buena Esperanza, “donde hay un número importante de vecinos, también en la zona del barrio Parque de la Gruta, con mucha gente que tiene perforaciones y pozos cavados y que no tienen ni siquiera agua para el consumo”.
El edil socialista Fabio Iznardo, miembro del grupo “Todos por nuestros arroyos”, explicó que se debían abordar distintos aspectos.
“Entre otras cosas, se debe verificar si existe una apropiación del espacio público, por ejemplo en el tema de los alambrados y las tomas que no estén inscriptas en la Dipas”, expresó. Agregó: “Los que están en condiciones de hacer eso son los de Recursos Hídricos, porque tienen el poder de policía, el personal capacitado y los elementos técnicos”.
“A nosotros, ciudadanos –remarcó–, una tranquera nos frena; es propiedad privada y no podemos acceder allá arriba, donde nacen los arroyos. Ellos, como institución del Estado, tienen la potestad para entrar”.
Quien recogió el guante de todas estas inquietudes es el fiscal Emilio Drazile y la semana próxima podrían producirse novedades.

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