31 jul 2011
Córdoba: sólo el 8% vive en zona rural
10:10 a.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
La Voz del Interior (31/07/2011)
Córdoba: sólo el 8% vive en zona rural
Son nuevos datos que surgen del censo provincial 2008. Hace 20 años, la población que residía en el campo era casi el doble.
Ocho de cada 100 cordobeses viven en la zona rural. Ese porcentaje viene en continua baja y seguirá reduciéndose con los años, como ocurre en todo el país. Según datos hasta hoy inéditos del censo provincial 2008, el 7,9 por ciento de los cordobeses no vive en pueblos y ciudades. Son 255 mil de los casi 3,3 millones de habitantes contados hace tres años.
La situación no es pareja en todo el territorio: en los departamentos del norte, más pobres de recursos y de habitantes, la población rural llega al 73 por ciento en Pocho, al 69 en Minas y al 48 en Sobremonte y Río Seco. En el otro extremo, sin espacio rural, está la Capital con el cero por ciento. Entre los departamentos del interior con menos gente en el campo aparecen Punilla (5,2 por ciento), Tercero Arriba (7,1) y Río Cuarto (7,5).
Palabras de especialistas. No hay especialista que no aclare que se trata, desde hace décadas, de un fenómeno mundial, que se repite en Argentina. “Podríamos decir que Córdoba es un buen resumen de lo que pasa en el país como conjunto”, graficó Daniel Ortega, director de Estadísticas Sociodemográfícas de la Provincia.
Ortega estimó que si se ?midiera hoy, ese 7,9 por ciento relevado en 2008 variaría “muy levemente”. Acotó que “tres años es poco para percibir cambios pero además ya está mucho más estabilizado ese fenómeno de migración interna”.
Consideró que “Córdoba tiene hoy más movimientos migratorios desde otras provincias que de gente que pase de lo rural a lo urbano”. “Casi todos los que llegan de otras provincias van a las áreas urbanas”, dijo.
Ortega agregó que, a diferencia de otras provincias del norte y oeste del país, en Córdoba es muy bajo el movimiento de trabajadores “golondrinas” (que migran detrás de tareas rurales temporarias). “Los que llegan son más estables y casi no van al campo”, indicó.
Leandro González, demógrafo, docente en la Universidad Nacional de Córdoba e investigador del Conicet, reseñó que en los años ’40 y ’50 se inició en Argentina un proceso “muy fuerte” de migración de lo rural a lo urbano, de la mano del proceso de industrialización que generó más empleo en las ciudades.
Ese fenómeno migratorio, con matices, se mantuvo en el tiempo. “En el caso de Córdoba, fue apareciendo luego eso de las ciudades-dormitorio, o satélites, que se percibe sobre todo en la Capital y sus alrededores, con fuerza desde mediados de los ´80 hasta ahora”, acotó González.
La ciudad de Córdoba ofrece una paradoja: no tiene menos población, aunque parte creciente haya elegido en los últimos 20 años mudarse a localidades satélites. Eso implica que, mientras tanto, nuevos habitantes se afincaron en la Capital.
González planteó que, en las últimas décadas, la migración de habitantes rurales hizo que crecieran muchos pueblos no tan chicos y ciudades medianas, en mayor medida que en décadas anteriores. “Pero la principal atracción han sido las grandes urbes”, remarcó.
Es la economía. Desde otra perspectiva, el economista Juan Manuel Garzón, investigador del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de Fundación Mediterránea, sostuvo que las migraciones internas “son un fenómeno muy motivado en razones económicas”. Una razón central –indicó– es la búsqueda de nuevas oportunidades laborales.
Según Garzón, otras dos razones en la provincia son las dificultades para seguir estudios en la zona rural y la transformación de la actividad agrícola, que al incorporar tecnología logró una mayor producción pero con menos mano de obra. “El dueño trabaja menos, no está tanto en el campo y necesita menos personal”, acotó.
Ese crecimiento productivo del campo generó que surgieran nuevas empresas agroindustriales y de servicios para el sector, pero asentadas en zonas urbanas. A su vez, sectores sociales postergados vieron en pueblos y ciudades un acceso más cercano a la salud pública, la asistencia social y la educación.
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Más Información:
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Ocho de cada 100 cordobeses viven en la zona rural. Ese porcentaje viene en continua baja y seguirá reduciéndose con los años, como ocurre en todo el país. Según datos hasta hoy inéditos del censo provincial 2008, el 7,9 por ciento de los cordobeses no vive en pueblos y ciudades. Son 255 mil de los casi 3,3 millones de habitantes contados hace tres años.
La situación no es pareja en todo el territorio: en los departamentos del norte, más pobres de recursos y de habitantes, la población rural llega al 73 por ciento en Pocho, al 69 en Minas y al 48 en Sobremonte y Río Seco. En el otro extremo, sin espacio rural, está la Capital con el cero por ciento. Entre los departamentos del interior con menos gente en el campo aparecen Punilla (5,2 por ciento), Tercero Arriba (7,1) y Río Cuarto (7,5).
Palabras de especialistas. No hay especialista que no aclare que se trata, desde hace décadas, de un fenómeno mundial, que se repite en Argentina. “Podríamos decir que Córdoba es un buen resumen de lo que pasa en el país como conjunto”, graficó Daniel Ortega, director de Estadísticas Sociodemográfícas de la Provincia.
Ortega estimó que si se ?midiera hoy, ese 7,9 por ciento relevado en 2008 variaría “muy levemente”. Acotó que “tres años es poco para percibir cambios pero además ya está mucho más estabilizado ese fenómeno de migración interna”.
Consideró que “Córdoba tiene hoy más movimientos migratorios desde otras provincias que de gente que pase de lo rural a lo urbano”. “Casi todos los que llegan de otras provincias van a las áreas urbanas”, dijo.
Ortega agregó que, a diferencia de otras provincias del norte y oeste del país, en Córdoba es muy bajo el movimiento de trabajadores “golondrinas” (que migran detrás de tareas rurales temporarias). “Los que llegan son más estables y casi no van al campo”, indicó.
Leandro González, demógrafo, docente en la Universidad Nacional de Córdoba e investigador del Conicet, reseñó que en los años ’40 y ’50 se inició en Argentina un proceso “muy fuerte” de migración de lo rural a lo urbano, de la mano del proceso de industrialización que generó más empleo en las ciudades.
Ese fenómeno migratorio, con matices, se mantuvo en el tiempo. “En el caso de Córdoba, fue apareciendo luego eso de las ciudades-dormitorio, o satélites, que se percibe sobre todo en la Capital y sus alrededores, con fuerza desde mediados de los ´80 hasta ahora”, acotó González.
La ciudad de Córdoba ofrece una paradoja: no tiene menos población, aunque parte creciente haya elegido en los últimos 20 años mudarse a localidades satélites. Eso implica que, mientras tanto, nuevos habitantes se afincaron en la Capital.
González planteó que, en las últimas décadas, la migración de habitantes rurales hizo que crecieran muchos pueblos no tan chicos y ciudades medianas, en mayor medida que en décadas anteriores. “Pero la principal atracción han sido las grandes urbes”, remarcó.
Es la economía. Desde otra perspectiva, el economista Juan Manuel Garzón, investigador del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de Fundación Mediterránea, sostuvo que las migraciones internas “son un fenómeno muy motivado en razones económicas”. Una razón central –indicó– es la búsqueda de nuevas oportunidades laborales.
Según Garzón, otras dos razones en la provincia son las dificultades para seguir estudios en la zona rural y la transformación de la actividad agrícola, que al incorporar tecnología logró una mayor producción pero con menos mano de obra. “El dueño trabaja menos, no está tanto en el campo y necesita menos personal”, acotó.
Ese crecimiento productivo del campo generó que surgieran nuevas empresas agroindustriales y de servicios para el sector, pero asentadas en zonas urbanas. A su vez, sectores sociales postergados vieron en pueblos y ciudades un acceso más cercano a la salud pública, la asistencia social y la educación.
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