18 oct 2009

Bouwer se despide de la chatarra

La Voz del Interior (18/10/2009)
Bouwer se despide de la chatarra



La semana pasada comenzó la compactación de unos siete mil vehículos en el Predio Judicial II de Potrero del Estado. Con potentes maquinarias, un automóvil se convierte en un cubo de acero en sólo tres minutos.
En sólo tres minutos, un viejo Renault 12 se convirtió en un cubo de acero de 80 centímetros de lado. Ese mismo destino correrán unos siete mil vehículos herrumbrados que desde hace años están apilados en el Depósito Judicial II, ubicado en Potrero del Estado, unos 18 kilómetros al sur de la ciudad de Córdoba.
Por iniciativa del Poder Judicial de la Provincia, la empresa bonaerense Hierrochat comenzó a compactar la semana pasada los primeros de los miles de automotores, camiones, camionetas, motos y bicicletas apilados en el lugar que, por el paso del tiempo, están convertidos en chatarra.
El origen de ese añejo y destrozado parque automotor –nunca mejor utilizado el término– es la Justicia. Se trata de autos en estado de rezago que en su momento fueron secuestrados y que nunca fueron reclamados nuevamente por diversos motivos.
A lo largo del terreno se pueden encontrar restos de viejos Torinos, Renoletas, Rastrojeros y hasta ómnibus de la desaparecida empresa Manuel Belgrano, que prestaba el servicio en los ’90 en el corredor 9 de la Capital provincial.
Los vehículos son procesados para ser enviados a la provincia de Buenos Aires, donde serán fundidos para rescatar el acero, que será nuevamente reutilizado como materia prima para la fabricación de caños, o incluso, automotores.
De esta manera, la Justicia se hizo eco de uno de los reclamos de la comuna de Bouwer, ubicada a poco más de tres mil metros al este del predio. Sus vecinos reclamaban desde hace tiempo que se sacaran esos autos de allí, ya que su progresiva descomposición contamina el medio ambiente principalmente por los fluidos de los motores que caen al suelo.
Además, los hierros oxidados servían como refugio para todo tipo de alimañas, como ratas y mosquitos. De hecho, los operarios tuvieron que lidiar hasta con avispas que habían anidado en los viejos coches.
La comuna de Bouwer fue invitada y consultada para opinar sobre los pliegos, sobre todo en lo respectivo al control ambiental. Después, los pliegos fueron controlados, seguidos y aprobados por la Secretaría de Ambiente de la Provincia.
"En este predio hay una gran cantidad de vehículos que por diversas razones no tienen legítimo propietario. Y a partir de una licitación pública que se realizó este año, se adjudicó a una empresa de Buenos Aires", comentó José María Las Heras, administrador del Poder Judicial.
"Se están destruyendo los vehículos de forma tal que no queden ningún tipo de repuesto que pueda ser reutilizado en el mercado", agregó el funcionario.
El predio, de más de 30 hectáreas, quedará cerrado con un alambrado perimetral que deberá ser colocado por la empresa adjudicataria. Hoy son los mismos vehículos que, apilados, funcionan como cerca.
Las Heras destacó que la remoción de la chatarra no tiene ningún costo para la Provincia, ya que la operación se financia con los fondos obtenidos de la recuperación del acero.
Además, está previsto que el proceso se repita al menos una vez al año para evitar que se vuelva a producir la acumulación de vehículos.
Cuatro meses de plazo. En el Poder Judicial sostienen que la operatoria estará concluida para fines de diciembre. Para ello, la empresa Hierrochat deberá procesar casi siete mil vehículos. La idea es liberar el predio para que pueda ser utilizado para otros fines por el Estado provincial.

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Satisfacción comunal

En la comuna de Bouwer se vive una sensación de satisfacción luego de ver que se comenzó con la remoción de la chatarra en el depósito que depende del Poder Judicial. "Es algo totalmente positivo", destacó el biólogo Adolfo González, asesor técnico comunal.
"No sólo se termina con el riesgo de contaminación por metales pesados, sino que se acaba con los criaderos de vectores transmisores de enfermedades", remarcó González.
El biólogo manifestó que la comuna participó de manera activa en la confección de los pliegos por los que se llamó a licitación para el procesamiento de los vehículos.
Cabe recordar que Bouwer comenzó a reclamar en los últimos años el cierre del enterramiento sanitario ubicado a escasos kilómetros y en el que se destinan todos los residuos domiciliarios que se producen en el Gran Córdoba
"Es una de las tantas soluciones que venimos logrando. Ya obtuvimos el cierre de los hornos patógenos, la remoción de los vehículos y que el compromiso de que el enterramiento sanitario se cierra en abril de 2010", finalizó González.
El otro predio. Sobre el otro depósito judicial ubicado en el mismo sector –se puede apreciar desde la ruta nacional 36–, el secretario de la Cámara Penal, Luis Sosa Lanza Castelli, subrayó que los autos que ya estén con la situación procesal concluida y en condición de chatarra, también sean compactados.
En ese predio se encuentran vehículos más nuevos. En el caso de que los autos secuestrados no son reclamados, la Justicia los asigna a reparticiones provinciales, municipios u organizaciones no gubernamentales.

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De hierros oxidados al reciclado

El ruido en el Depósito Judicial II es impresionante: tres imponentes máquinas trabajan de manera incesante para convertir vetustos autos en cubos de acero.
La más impactante es una compactadora (en realidad se llama prensa) de unos siete metros de largo por cuatro de largo, convertida en el eslabón más importante del proceso de destrucción de la chatarra, que comienza a pocos metros de allí.
Un camión con un brazo hidráulico con un accesorio denominado poligrapa –similar a una garra– levanta los autos apilados y los coloca en la caja. El camión se dirige hacia la compactadora, donde descarga la chatarra formando una enorme pila.
Una retroexcavadora que en lugar de pala tiene una poligrapa alimenta a la prensa compactadora. Toma un vehículo, lo arroja a la prensa que, al comenzar a trabajar despide los agudos sonidos del acero doblándose.
En sólo tres minutos, la máquina expulsa por uno de sus extremos un cubo compacto de acero que nuevamente es agarrado por la poligrapa y apilado, hasta que sea trasladado a su destino final.
"Estos cubos compactados se transportan a Bragado, en Buenos Aires, donde se descargan, se llevan a una olla en la que son calentados y mezclados con fluidos que separan lo que es nocivo, como plásticos y gomas", explicó Julio Lázzaro, de la empresa Hierrochat.
Una vez purificado, el hierro se funde y es reutilizado como materia prima. Todo ese proceso dura unas tres horas.
Así, el vehículo herrumbrado que hoy está en Potrero del Estado, en sólo tres días puede estar convertido en un trozo de chapa nuevo para ser parte de un nuevo automóvil, o puede terminar como un caño sin costura.

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