16 mar 2009

Berrotarán y el plan de empadronar a los perros

La Voz del Interior (16/03/2009)
En Berrotarán fracasó el plan de empadronar a los perros

Se impulsó hace cuatro años. La gente se resiste a declararlos. Los animales siguen sueltos, sin correa ni bozal.
La ordenanza que pretendía que en Berrotarán todos los perros estuvieran empadronados fue un fracaso. Esa norma se sancionó hace cuatro años e incluso preveía la posibilidad de sacrificarlos. Por eso había generado una fuerte polémicas al ser aprobada. La norma sigue vigente pero prácticamente sin aplicación.
El intendente, Eduardo Martínez, reconoció que el principal motivo de ese incumplimiento se debe a la apatía de la gente.
El municipio envió a un equipo a poner en funcionamiento el Plan de Control de Población Canina. Entre otros aspectos, lo más llamativo fue que se preguntó casa por casa cuántos perros había en cada domicilio.
Pero la resistencia de la gente apareció como el principal escollo. No contestó con datos ciertos –se quejó el jefe municipal– por lo que al final no se terminó padrón propuesto.
Sin dar brazo a torcer, y ante los reclamos por perros en la calle, el intendente insistió en sacar a varios de la vía pública. “Los más chicos se dieron a familias que viven en esta localidad y los más grandes fueron adoptados por gente que vive en la zona rural, ya que allí también servían de guardianes”, aclaró.
El punto que generó más polémica fue –y sigue siendo– la posibilidad que contempla este programa de que algún perro vagabundo pudiera ser sacrificado, si su dueño no aparece en cierto plazo. El intendente aseguró que sólo se dio un caso: “El veterinario decidió sacrificarlo por su grave estado porque estaba accidentado, no había otra salida”, destacó.
“Pero esa ordenanza no dio resultado, habrá que ver cómo se soluciona este problema que sigue siendo serio”, evaluó Martínez, tras rescatar que se lanzó también un plan de vacunación antirrábica y que el municipio realiza tres castraciones al mes.
La ordenanza vigente, pero no cumplida, exige un plazo de 90 días desde el momento del nacimiento del perro para registrarlo en el municipio. Deberá quedar asentado también en caso que se regale, venda o muera el animal.
Sin embargo, por las calles de Berrotarán no se ve a ningún perro con la medalla de individualización que lo identifique, o alguno con correa y bozal como también establece la normativa. Esa identificación se pretendía que fuera la prueba irrefutable para que el dueño pudiera reclamar por su mascota, en caso de ser trasladada por personal municipal.
Un punto al que tampoco pudo hasta ahora echar mano el municipio es el que prevé multas para el dueño del animal o bien la obligación de hacerse cargo de los gastos que demande algún accidente por mordedura u otra lesión.
Por todos lados. En casi todas las ciudades y pueblos el tema de los perros callejeros genera reclamos, controversias y dificultades. Las soluciones ensayadas, por lo general, han provocado polémicas.

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