4 ene 2009
Espacios verdes de la Capital
1:54 p.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
La Voz del Interior (04/01/2009)
Las malezas se apoderaron del río Suquía
Hace 15 días que no se realiza mantenimiento. Por el contrario, las plazas y los parques se encuentran en buen estado.
Las lluvias, el sol y el calor son la combinación perfecta para la proliferación de yuyos en los espacios verdes. Y un ejemplo de ello se puede apreciar en las costas del río Suquía y en varios terrenos de la ciudad de Córdoba, donde los yuyales superan el medio metro. En contrapartida, y a diferencia de lo que solía suceder todos los veranos lluviosos, las plazas y parques lucen con el césped corto y prolijo.
Recorriendo la avenida Costanera, en sentido este-oeste, el panorama de abandono es alarmante. A los yuyales se les suman extensos basurales o puntos en los que se acumulan bolsas de residuos desde hace varios días.
Empezando por el este, las costas del río en el tramo que atraviesa los barrios Müller, San Vicente, Bajada de Piedra, Ampliación Yapeyú y Bajo Yapeyú se encuentran literalmente cubiertas de yuyos. Las plantas superan ya el metro de altura, lo que dificulta la visibilidad de los conductores que utilizan la avenida Costanera.
Además, los basurales crónicos establecidos en la calle San Alberto y a la altura del puente sobre Monteagudo están saturados de residuos de todo tipo. Para empeorar la situación, la apertura de las válvulas en el dique San Roque provocó una crecida que arrastró más desperdicios que quedaron diseminados por todo el sector.
En el sector de barrio Juniors, el estado de las costas no mejora demasiado: los yuyos y la basura están presentes por varios metros. En frente, en el tramo ubicado detrás de la estación de trenes Mitre, las malezas ya alcanzan los 50 centímetros de altura. Cuando pasa por el Centro, el Suquía se presenta un poco mejor, pero entre los puentes Centenario y Antártida los yuyos vuelven a aparecer con una altura considerable.
Más al oeste, en el trayecto que va desde el puente Tablada hasta el Puente 15, el río muestra nuevamente su peor cara. Al igual que en el este, la basura y las malezas componen un paisaje impresentable.
En todo el sector, los yuyos superan el metro y medio de alto. Y entre los desperdicios que arrastran las aguas y los que arrojan los vecinos, convirtieron a las costas en un verdadero foco infeccioso.
"Sucede que hace 15 días que no podemos realizar las tareas de mantenimiento como corresponde", justificó el director de Espacios Verdes de la Municipalidad, Álvaro López. La limpieza de las costas del Suquía están a cargo de su repartición.
Según el funcionario, esto se debe a los asuetos y feriados por las festividades navideñas y de Fin de Año, los empleados municipales sólo trabajaron cuatro días en las últimas dos semanas.
"Esta semana arrancaremos con un operativo especial, con trabajo en horas extras, para controlar la situación", aseguró López.
Plazas, bien. A diferencia de lo que solía ocurrir en los veranos lluviosos, en esta oportunidad las mayor parte de las plazas de la ciudad se encuentran con las malezas contenidas. Este diario recorrió los espacios verdes de medio centenar de barrios de la Capital, y en todas el resultado fue sorprendente: prácticamente no había yuyales.
Esas plazas están a cargo de la empresa Desarrollos del Sur, que tomó a su cargo el servicio en octubre pasado. "Pese a que empezaron prácticamente con las lluvias, están realizando un muy buen trabajo", destacó López. También remarcó que la empresa está trabajando "con más personal del que piden los pliegos", y que prácticamente no hay quejas de los vecinos.
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Los vecinos están en falta
La ciudad está llena de yuyos. Sólo basta recorrer algunas cuadras para encontrar malezas que fácilmente superan el metro de alto.
Sin embargo, esta vez no es toda la culpa de la Municipalidad. No hay yuyos en las plazas, sino que están en las veredas, en los jardines y en los terrenos baldíos, que tienen un responsable a cargo: un vecino.
Miles de ejemplos en cientos de barrios. Desde los más humildes, como Autódromo, hasta los residenciales como Urca. En todos ellos hay muestras de frentistas que no cortan los yuyos y dejan que verdaderas selvas proliferen en sus propiedades.
Esquinas con malezas que obstaculizan la visión a los automovilistas, veredas intransitables y terrenos baldíos que, descuidados, favorecen los accidentes y robos.
No hay dudas que al municipio le cabe la responsabilidad de controlar; pero siempre sucede que, si no es porque alguien obliga, no se acciona.
Los miles y miles de vecinos que no cortan los yuyos, ¿esperarán una intimación o una sanción para tomar una cortadora de césped y solucionar el problema? Y si la sanción llega, ¿lloverán las quejas a los medios de comunicación, afirmando que se trata de acciones municipales que sólo apuntan a la recaudación?
Si la Municipalidad es la responsable de algo, todos nos quejamos. Si son los vecinos, hacemos la vista gorda. Claro, siempre es mucho más fácil mirar la paja en el ojo ajeno, que los yuyos en la propia nariz.
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La Isla de los Patos sigue esperando su recuperación
El paseo, ubicado en el río Suquía a la altura de barrio Alberdi, se encuentra abandonado y con serios peligros para las personas.
Hace poco más de un año, en noviembre de 2007, este diario publicaba una detallada crónica sobre el deterioro que sufría la Isla de los Patos. En esa nota, la entonces titular de Espacios Verdes de la Municipalidad, María Isabel Cumiano, aseguraban que los fondos para su recuperación estaban dispuestos en el presupuesto 2008. Sin embargo, nada cambió desde entonces y el dinero para la recuperación del paseo nunca llegó a su destino.
Hoy, la Isla de los Patos sigue abandonada. La estructura de piedras envueltas en tejido metálico (gaviones) se desmoronó en varios sectores. En la sección sudeste de la isla el problema es tan grave que provocó el hundimiento del terreno.
En el sector noroeste, que se encuentra en frente de la Costanera Norte, faltan unos 40 metros de la baranda perimetral que actúa como protección a las posibles caídas. Ante esta situación, no hay ninguna barrera entre la isla y los cuatro metros que hay cuesta abajo hasta el lecho del río.
Pese a que todas esas situaciones fueron advertidas un año atrás a los funcionarios municipales, nada se hizo y los riesgos siguen existiendo.
En ese momento, se anunció que iban a restituir los valores que la isla artificial del Suquía tenía como espacio verde, más allá de la reparación estructural de los gaviones. Incluso, la entonces secretaria de Ambiente de la Nación, Romina Picolotti, había enviado fondos por 600 mil pesos para la recuperación del espacio. Pero ahora la Justicia investiga el destino de ese dinero.
Tiempo después, en marzo de 2008, el intendente Daniel Giacomino también anunció que el río Suquía iba a ser el gran parque lineal de la ciudad. Luego se dijo que se iban a buscar inversores privados para llegar a un acuerdo de concertación para recuperar el espacio verde.
Pero lo único que se hizo en los últimos años fue una suelta de patos, como para recordar de dónde obtiene su nombre la isla. Por ahora, no hay acciones ciertas que indiquen obras en la isla.
Lejos de su esplendor. La isla fue una de las obras emblemáticas de la intendencia de Ramón Bautista Mestre. Ubicada en el río Suquía a la altura de barrio Alberdi, fue el corolario de la recuperación que el ex intendente realizó sobre buena parte de las márgenes del curso de agua que divide en dos a la ciudad de Córdoba.
Inaugurada el 21 de setiembre de 1991, se trata de una isla artificial de una hectárea y media que se construyó con los mismos materiales que se habían utilizado en las obras de la avenida Costanera, inauguradas en 1988.
En ese acto, el entonces secretario de Desarrollo Urbano municipal, el ahora funcionario provincial Guillermo Irós, anunció que en la glorieta principal de la estructura se iba a construir una confitería que finalmente nunca se materializó.
La isla tomó su nombre de los cientos de patos que Mestre liberó en el lugar, y pronto se constituyó como uno de los paseos más disfrutados por los cordobeses.
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Las malezas se apoderaron del río Suquía
Hace 15 días que no se realiza mantenimiento. Por el contrario, las plazas y los parques se encuentran en buen estado.
Las lluvias, el sol y el calor son la combinación perfecta para la proliferación de yuyos en los espacios verdes. Y un ejemplo de ello se puede apreciar en las costas del río Suquía y en varios terrenos de la ciudad de Córdoba, donde los yuyales superan el medio metro. En contrapartida, y a diferencia de lo que solía suceder todos los veranos lluviosos, las plazas y parques lucen con el césped corto y prolijo.
Recorriendo la avenida Costanera, en sentido este-oeste, el panorama de abandono es alarmante. A los yuyales se les suman extensos basurales o puntos en los que se acumulan bolsas de residuos desde hace varios días.
Empezando por el este, las costas del río en el tramo que atraviesa los barrios Müller, San Vicente, Bajada de Piedra, Ampliación Yapeyú y Bajo Yapeyú se encuentran literalmente cubiertas de yuyos. Las plantas superan ya el metro de altura, lo que dificulta la visibilidad de los conductores que utilizan la avenida Costanera.
Además, los basurales crónicos establecidos en la calle San Alberto y a la altura del puente sobre Monteagudo están saturados de residuos de todo tipo. Para empeorar la situación, la apertura de las válvulas en el dique San Roque provocó una crecida que arrastró más desperdicios que quedaron diseminados por todo el sector.
En el sector de barrio Juniors, el estado de las costas no mejora demasiado: los yuyos y la basura están presentes por varios metros. En frente, en el tramo ubicado detrás de la estación de trenes Mitre, las malezas ya alcanzan los 50 centímetros de altura. Cuando pasa por el Centro, el Suquía se presenta un poco mejor, pero entre los puentes Centenario y Antártida los yuyos vuelven a aparecer con una altura considerable.
Más al oeste, en el trayecto que va desde el puente Tablada hasta el Puente 15, el río muestra nuevamente su peor cara. Al igual que en el este, la basura y las malezas componen un paisaje impresentable.
En todo el sector, los yuyos superan el metro y medio de alto. Y entre los desperdicios que arrastran las aguas y los que arrojan los vecinos, convirtieron a las costas en un verdadero foco infeccioso.
"Sucede que hace 15 días que no podemos realizar las tareas de mantenimiento como corresponde", justificó el director de Espacios Verdes de la Municipalidad, Álvaro López. La limpieza de las costas del Suquía están a cargo de su repartición.
Según el funcionario, esto se debe a los asuetos y feriados por las festividades navideñas y de Fin de Año, los empleados municipales sólo trabajaron cuatro días en las últimas dos semanas.
"Esta semana arrancaremos con un operativo especial, con trabajo en horas extras, para controlar la situación", aseguró López.
Plazas, bien. A diferencia de lo que solía ocurrir en los veranos lluviosos, en esta oportunidad las mayor parte de las plazas de la ciudad se encuentran con las malezas contenidas. Este diario recorrió los espacios verdes de medio centenar de barrios de la Capital, y en todas el resultado fue sorprendente: prácticamente no había yuyales.
Esas plazas están a cargo de la empresa Desarrollos del Sur, que tomó a su cargo el servicio en octubre pasado. "Pese a que empezaron prácticamente con las lluvias, están realizando un muy buen trabajo", destacó López. También remarcó que la empresa está trabajando "con más personal del que piden los pliegos", y que prácticamente no hay quejas de los vecinos.
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Los vecinos están en falta
La ciudad está llena de yuyos. Sólo basta recorrer algunas cuadras para encontrar malezas que fácilmente superan el metro de alto.
Sin embargo, esta vez no es toda la culpa de la Municipalidad. No hay yuyos en las plazas, sino que están en las veredas, en los jardines y en los terrenos baldíos, que tienen un responsable a cargo: un vecino.
Miles de ejemplos en cientos de barrios. Desde los más humildes, como Autódromo, hasta los residenciales como Urca. En todos ellos hay muestras de frentistas que no cortan los yuyos y dejan que verdaderas selvas proliferen en sus propiedades.
Esquinas con malezas que obstaculizan la visión a los automovilistas, veredas intransitables y terrenos baldíos que, descuidados, favorecen los accidentes y robos.
No hay dudas que al municipio le cabe la responsabilidad de controlar; pero siempre sucede que, si no es porque alguien obliga, no se acciona.
Los miles y miles de vecinos que no cortan los yuyos, ¿esperarán una intimación o una sanción para tomar una cortadora de césped y solucionar el problema? Y si la sanción llega, ¿lloverán las quejas a los medios de comunicación, afirmando que se trata de acciones municipales que sólo apuntan a la recaudación?
Si la Municipalidad es la responsable de algo, todos nos quejamos. Si son los vecinos, hacemos la vista gorda. Claro, siempre es mucho más fácil mirar la paja en el ojo ajeno, que los yuyos en la propia nariz.
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La Isla de los Patos sigue esperando su recuperación
El paseo, ubicado en el río Suquía a la altura de barrio Alberdi, se encuentra abandonado y con serios peligros para las personas.
Hace poco más de un año, en noviembre de 2007, este diario publicaba una detallada crónica sobre el deterioro que sufría la Isla de los Patos. En esa nota, la entonces titular de Espacios Verdes de la Municipalidad, María Isabel Cumiano, aseguraban que los fondos para su recuperación estaban dispuestos en el presupuesto 2008. Sin embargo, nada cambió desde entonces y el dinero para la recuperación del paseo nunca llegó a su destino.
Hoy, la Isla de los Patos sigue abandonada. La estructura de piedras envueltas en tejido metálico (gaviones) se desmoronó en varios sectores. En la sección sudeste de la isla el problema es tan grave que provocó el hundimiento del terreno.
En el sector noroeste, que se encuentra en frente de la Costanera Norte, faltan unos 40 metros de la baranda perimetral que actúa como protección a las posibles caídas. Ante esta situación, no hay ninguna barrera entre la isla y los cuatro metros que hay cuesta abajo hasta el lecho del río.
Pese a que todas esas situaciones fueron advertidas un año atrás a los funcionarios municipales, nada se hizo y los riesgos siguen existiendo.
En ese momento, se anunció que iban a restituir los valores que la isla artificial del Suquía tenía como espacio verde, más allá de la reparación estructural de los gaviones. Incluso, la entonces secretaria de Ambiente de la Nación, Romina Picolotti, había enviado fondos por 600 mil pesos para la recuperación del espacio. Pero ahora la Justicia investiga el destino de ese dinero.
Tiempo después, en marzo de 2008, el intendente Daniel Giacomino también anunció que el río Suquía iba a ser el gran parque lineal de la ciudad. Luego se dijo que se iban a buscar inversores privados para llegar a un acuerdo de concertación para recuperar el espacio verde.
Pero lo único que se hizo en los últimos años fue una suelta de patos, como para recordar de dónde obtiene su nombre la isla. Por ahora, no hay acciones ciertas que indiquen obras en la isla.
Lejos de su esplendor. La isla fue una de las obras emblemáticas de la intendencia de Ramón Bautista Mestre. Ubicada en el río Suquía a la altura de barrio Alberdi, fue el corolario de la recuperación que el ex intendente realizó sobre buena parte de las márgenes del curso de agua que divide en dos a la ciudad de Córdoba.
Inaugurada el 21 de setiembre de 1991, se trata de una isla artificial de una hectárea y media que se construyó con los mismos materiales que se habían utilizado en las obras de la avenida Costanera, inauguradas en 1988.
En ese acto, el entonces secretario de Desarrollo Urbano municipal, el ahora funcionario provincial Guillermo Irós, anunció que en la glorieta principal de la estructura se iba a construir una confitería que finalmente nunca se materializó.
La isla tomó su nombre de los cientos de patos que Mestre liberó en el lugar, y pronto se constituyó como uno de los paseos más disfrutados por los cordobeses.
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