17 jul 2008

Las terribles secuelas de vivir en "La Carbonilla"

La Voz del Interior (17/07/2008)
Las terribles secuelas de vivir en "La Carbonilla"




Los vecinos aún sufren severas enfermedades por haber habitado en casas de la Provincia no aptas. Hoy salen a protestar.
Siempre fue un suplicio vivir en “La Carbonilla”, en barrio Villa La Merced. A este lugar desértico, alejado y sin servicios del extremo este de la ciudad de Córdoba fueron llevadas 45 familias pobres en 1984 y 1985, tras recibir casas humildes del entonces gobierno de Eduardo Angeloz. Años después se descubrió que las viviendas no eran aptas para que un ser humano las habitara porque se habían construido con paneles de carbonilla, un material que producía gases tóxicos y perjudicaba la salud de los moradores de una forma nunca antes vista por los médicos.
Aún hoy quedan dramáticas secuelas en la salud de los beneficiarios de las precarias casitas, constituidos, en su mayoría, por mujeres con muchos hijos a cargo. Al estar en contacto con la carbonilla (o carbón desactivado) durante años, les aparecieron enfermedades de todo tipo (ver Como si...). Esto llevó a 19 familias a iniciar juicios contra la Provincia que aún no tienen sentencia y a solicitar la construcción de viviendas dignas, pedido al que recién accedió la gestión de José Manuel de la Sota en 2001.
Estudios del Centro de Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba (Ceprocor) encargados por Ambiente provincial revelaron que dos componentes de la carbonilla –el benceno y el cloroformo– eran cancerígenos y mutagénicos (alteran las células). También pericias ordenadas por la Justicia y por la Municipalidad coincidieron en la alta toxicidad de la carbonilla.
Admitiendo la gravedad de la situación, la administración delasotista le construyó nuevas casas con material más adecuado (ladrillos de block) a 43 familias, pero otras dos familias no se beneficiaron: la de Cleofé Coria y la de los Cornejo. Esta última familia es la única que continúa arriesgándose a vivir en una casa de carbonilla considerada un peligro para la salud y que encima, según Rodrigo Cornejo, sufre “caídas de mampostería y tiene rajaduras por todos lados”. En cambio, los Coria residen desde fines de 2006 en una vivienda prestada de barrio San Vicente.
Paralelamente a la construcción de nuevas casitas, se demolieron las 39 hechas con carbonilla. Las seis restantes quedaron en pie por resistencia vecinal.
“A mí me castigaron y no me dieron una vivienda porque fui la primera en protestar; al Gobierno no le convenía que se investigara nada y por eso me coaccionó”, fustigó Coria, quien ahora volvió a la carga para que le otorguen una casa “en otro lugar de la ciudad” o materiales para construirla. Con ese fin, hoy a las 9.30 protestará con otros vecinos frente a Casa de Gobierno e iniciará una huelga de hambre.
En tanto, los Cornejo quieren seguir viviendo en “La Carbonilla”, pero con una casa nueva.
Aún hoy es difícil respirar cuando se ingresa a una de las casas de carbonilla que quedan. “Mi esposa se asfixiaba con los gases; de carbón desactivado no tienen nada”, criticó Juan Sosa.
Hasta a los pájaros que vivían dentro de las viviendas se les caían las plumas y luego morían.

Qué plantea la Provincia
El director de Hábitat Social provincial, David Garay, explicó que la Provincia iba a reemplazar las 45 casas no habitables por otras tantas hechas con materiales apropiados. “Pero dos familias se opusieron y cinco no permitieron la demolición, para tener elementos de prueba en los juicios iniciados”, detalló.
Garay también anticipó que hay “posibilidades” de dar casas nuevas a las dos familias “porque es facultad del Estado asistir a quienes padecen problemas habitacionales o ambientales”, aunque aclaró que todo está supeditado a los juicios que mantienen.

Ver Noticia On Line


Como si se habitara en una mina de carbón

Los vecinos que vivieron durante más de 17 años en viviendas construidas con carbonilla sienten que estuvieron habitando un lugar similar a una mina de carbón, al absorber gases tóxicos todo el tiempo.
Esto generó la aparición de enfermedades respiratorias, digestivas y de piel. Por caso, un joven de 21 años sufre de ictiosis, una enfermedad degenerativa que transforma la piel en escamas de pez. Esta patología es visible en su cuello, sus brazos y parte de su torso. El joven necesita un trasplante de piel, pero su padre explicó que sólo puede realizarse en Cuba y que no poseen recursos económicos. También le hallaron restos de carbonilla en su esófago, por la inhalación de gases.
Cleofé Coria tiene tos y ardor de brazos. Enrique Rojas es hipertenso. Hay gente con hongos, granos infectados, alergia, caída de cabello, lunares que pican, dolor de cabeza y otros que salivan sangre y vomitan. El médico Horacio Barri conoce el caso: "Nunca había visto tanta cantidad de enfermos entre quienes vivían en estas casas. Cuando el sol calentaba las paredes se tenía la sensación de estar en un brasero".

Ver Noticia On Line

0 comentarios:

Buscar este blog

Blog Archive

Temas

Archivo de Blogs