11 mar 2018

El sudeste cordobés del barro al guadal



La Voz del Interior (11/03/2018)
Del barro al guadal: qué fue del sudeste cordobés inundado

Durante tres años, amplias regiones padecieron los excesos hídricos. El agua pasó, y las obras avanzaron en los pueblos. La paradoja es que, ahora, a los campos los complica la sequía y no hay trabajo.
Durante tres años lluviosos, de 2014 a principios de 2017, las crónicas sobre la Córdoba inundada se repitieron. Fue el sudeste de la provincia el área más perjudicada por los excesos hídricos, con cerca de 300 mil hectáreas bajo el agua, rutas cortadas, caminos anulados, pueblos aislados, numerosos productores sin producción y una vida cotidiana complicada.
El sur de los departamentos Marcos Juárez y Unión, y el este de los departamentos Roque Sáenz Peña y General Roca –todas regiones limítrofes con Santa Fe y Buenos Aires– padecieron la peor parte.
Hoy, tras largos meses sin lluvias, ¿qué fue de aquella Córdoba inundada?
Una paradoja salta a la vista: se pasó de la inundación a la sequía, del barro al guadal. El agua que antes se padecía ahora se necesita.

La bajante
El movimiento de camiones por la ruta 8, en Arias, que hasta hace meses corría serio riesgo de cortarse en un mar de agua, refleja la recuperación del sudeste provincial. Cuatro obras de alteo debió sumar Vialidad Nacional en ese tramo de ruta para que el agua no la tapara.
En la zona de Arias, la preocupación hoy es por la sequía. “Hay una seca infernal. Ahora no estamos parados por el barro sino por el guadal de los caminos. Ya se me encajaron dos camiones. Hace 10 años que no se vivía una seca así. El pueblo está bien, bajaron las napas y las lagunas. Las obras de canales avanzan y en algunos campos el agua todavía está, pero ya no es mucha”, resumió Fernando Rossi, contratista rural.
Más al sur, en el departamento Roque Sáenz Peña, el Inta de Laboulaye apunta que las zonas agrícolas que cuentan con influencia de napas cargadas esperan aceptables rendimientos en maíz. Las napas que antes complicaban, ahora son un aporte.
En el departamento General Roca, en tanto, la lluvia fue igual a cero en febrero pasado. Según datos de los últimos 55 años, en Huinca Renancó el promedio de precipitaciones fue de 107 milímetros para enero y 93 para febrero. En 2018, cayeron 54 milímetros el primer mes y nada en el segundo.
Marcela Género, ingeniera del Inta, dijo que es muy diverso el estado de los cultivos en el extremo sur cordobés. La ocurrencia o no de precipitaciones en las próximas semanas serán definitorias para la cosecha.
“Es algo bastante frecuente en la zona que pasemos por estos procesos de estar con el agua al cuello y, después, de pedir por favor que llueva. Soy hija de productores y me he criado con ese lamento, pasan las inundaciones y entramos en la sequía, termina la sequía y viene la piedra”, dijo.
Mauricio Passerín, piloto de avión, contó que al suroeste de Del Campillo se advierte claramente la sequía: “Desde el aire se ven las manchas blancas de salitre donde antes estuvo el agua”.

“Se ven obras”
Productores, intendentes y transportistas coinciden en valorar que “se ven obras” en la zona.
“Se terminaron los alteos de ruta 8, con una cantidad de hormigón impresionante. La laguna al sur ya quedó muy chiquita. Las del norte siguen existiendo: son como tres mil hectáreas que siguen inundadas. Lo que falta son las obras de canales acordadas con Santa Fe”, marcó Matías Gvozdenovich, intendente de Arias.
Carlos Peiretti, intendente de Canals, confirmó que la Provincia terminó los dos canales prometidos para esa cuenca, de 40 kilómetros, a los costados de la ruta 3. Faltan sólo 2.500 metros, pero el pueblo ya no corre riesgo. “Cuando se conectó el primer canal empezó a ceder el agua. Ahora podemos tener una vida normal. El problema ahora es al revés: una seca espantosa”, planteó.
Gabriel Rodríguez Martina, intendente de Serrano, aseguró que las obras de desagües rurales en su zona avanzan, en las dos canalizaciones proyectadas. “La gente está tranquila porque ve máquinas por todos lados, trabajando en esas obras. Los productores que tenían producción en silo bolsas la pudieron sacar. Los más afectados fueron los tambos: muchos cerraron, otros se trasladaron, y han reabierto uno o dos”, transmitió Martina.
En todas las localidades consultadas se registra una baja en las napas. De estar al ras del suelo por largo tiempo, sin capacidad de absorber más agua, bajaron considerablemente en el último semestre. En Serrano, por ejemplo, hoy la napa está a dos metros.
En Buchardo, sobre el extremo sudeste cordobés, Juan Cerutti –jefe de Bomberos– apuntó: “La Provincia está haciendo canales para darle salida al agua, si lamentablemente nos vuelve a tocar. Y en la ruta 4 a Laboulaye hay una empresa repavimentando”.
En esa región, al borde de la provincia de Buenos Aires, perciben como un triunfo que al fin se pavimente, ahora, la ruta provincial 26, de Onagoity a Buchardo. La promesa es que después seguirá hasta Charlone, en la provincia vecina. Esos pueblos venían reclamando por su aislamiento vial.

Más arriba
El panorama es similar en los departamentos Unión y Marcos Juárez. Allí, los pueblos y ciudades más afectados por los tres años de anegamientos atraviesan ahora el tiempo de la reparación. Reconstruir pavimento, reforzar estructuras dañadas y retomar obras paralizadas es la tarea en estos meses.
También aquí se cuenta que tras salir del problema con el agua, entraron a padecer la sequía.
El consorcio canalero que abarca el sur del departamento Marcos Juárez suma 179 mil hectáreas. En 2016, la pérdida de superficie productiva llegó al 38 por ciento de esa superficie, entre zonas anegadas o inaccesibles por caminos intransitables. En la actualidad, se redujo a un 10 por ciento.
“Las obras dieron buenos resultados. Donde no se puede llegar, el agua sigue presente”, evaluó Santiago Giovanoli, secretario de Producción de Corral de Bustos. Explicó que se planificaron obras de desagües en nueve subcuencas, de las que siete están en proceso y las dos restantes se inician este año.
Las dos zonas que en esa región siguen anegadas son las lagunas Racca y La Blanqueada. En esta última, de enormes dimensiones, dos estaciones de bombeo vienen deprimiendo desde hace meses su nivel. La ruta provincial 12, que en ese punto estuvo dos años cortada, desde 2017 está levantada y en uso.
Corral de Bustos tenía las napas en nivel de emergencia: el agua florecía como vertiente entre las juntas del pavimento de las calles y numerosas propiedades se hundían en el suelo. Actualmente, el nivel promedio está a dos metros de la superficie. Pero esa prolongada situación dejó secuelas: el pavimento roto en muchas calles y las propiedades más antiguas comprometidas.
El hospital provincial y la escuela Maestros Argentinos, dos de los edificios más emblemáticos, sufrieron serios daños. Para el primero, la Provincia inició directamente un nuevo edificio. Para salvar la escuela tuvieron que construir pilotes. Y el año 2017 fue récord para el municipio en gastos de reparación de calles.
La situación de Corral de Bustos se repite en otras localidades cercanas, como Isla Verde, Colonia Italiana y Capitán O’Higgins. Cavanagh y Camilo Aldao, con cascos urbanos más altos, se recuperaron más aceleradamente.
En Pascanas, el intendente Rodolfo Filipponi dijo que con un canal de 21 kilómetros abierto se solucionó el problema del corte de la ruta 11 y el anegamiento del pueblo. Ahí también advierten la paradoja: “El agua se fue, pero ahora está bastante paralizado el pueblo por la seca. No hay trabajo”, graficó Filipponi.

“Donde había un metro de agua, está todo seco”
La queja de un productor rural de Cavanagh.
“Ahora está todo seco. Pero acá había un metro de agua. De 240 hectáreas teníamos 100 bajo agua. Soy productor porcino y tuvimos que trasladar las herramientas, los cerdos, 160 madres, mucho se malvendió. También se tuvo que ir del campo mi mamá, que toda la vida vivió ahí, con sus gallinas, sus plantas. Le afectó bastante en el estado de ánimo. Recién hace 15 días se secó el patio y pudimos sacar el cereal que teníamos en los galpones”, relató Luis Bressán, productor de la zona de Cavanagh, próximo a la ruta 12.

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La Provincia espera que Santa Fe y Buenos Aires apuren las obras de canales acordadas

El secretario de Recursos Hídricos, Edgar Castelló, advirtió que si no se concretan las obras acordadas con Santa Fe y Buenos Aires, Córdoba “puede volver a sufrir inconvenientes”.
De la decena de obras prometidas por la Provincia en septiembre del año pasado, para evitar futuras inundaciones, “el 80 o 90 por ciento están avanzadas”. Eso aseguró el secretario de Recursos Hídricos, Edgar Castelló, quien advirtió sin embargo que si no se concretan las obras acordadas con Santa Fe y Buenos Aires, Córdoba “puede volver a sufrir inconvenientes”.
“El clima nos ha acompañado, se trabaja diferente que en la emergencia. Hay acceso por caminos, se llega con las maquinarias, los trabajos son más rápidos. Hemos tenido demoras donde costó el acuerdo con algún productor”, explicó Castelló, sobre las tareas en los últimos meses, ya sin lluvias.
Indicó que a fines de 2017 se agregaron cinco obras más de canalizaciones para el sudeste cordobés. El presupuesto para obras de ordenamiento hídrico supera –dijo– los mil millones de pesos en 2018. El año pasado fueron 859 millones.
“Hay obras que están terminadas como la del río Quinto, aunque les falta algún detalle. Nos queda un tramo en Huanchilla por la denegación de un permiso de paso. Tenemos un 30 por ciento de ejecución en Villa Rossi porque habrá que expropiar a uno de ocho productores involucrados. Pero todas las obras en marcha las vamos a terminar en plazo”, aseguró el funcionario.
Admitió que uno de los trabajos más retrasados son los de la cuenca 3, reservorio de la laguna La Picasa, en la zona de Rosales, en el extremo sur. “Allí tuvimos que firmar una servidumbre de inundación con el dueño del campo”, comentó.
Entre varios trabajos terminados, señaló la sistematización de la cuenca de la Laguna del Siete. Castelló dijo que allí ya se ejecutaron ocho de los nueve microembalses de regulación.
“Hemos avanzado muy bien con La Pampa. En Pincén se hace una obra muy grande que termina en un reservorio de 800 hectáreas”, agregó.
Luego, mencionó que “Santa Fe y Buenos Aires, como son provincias más dependientes de la Nación, todavía no arrancaron con algunas obras acordadas”.
“Al ritmo que van, demorarán mucho. Donde la napa está aún alta, como en el departamento General Roca, si tenemos un período húmedo y Buenos Aires no se apura con las obras, podemos tener inconvenientes”, reconoció el funcionario provincial.
Castelló valoró el trabajo coordinado con los consorcios de cada cuenca, el Inta y el Ministerio de Agricultura. “Y es clave que los productores hayan hecho rotación de cultivo y consumido agua en el invierno. Si no fuera por eso, por más que haya sequía ahora no podría haber bajado 2.70 metros las napas. En Marcos Juárez eso se logró gracias a la campaña récord de trigo”, resaltó.
Con todo, no se animó a prometer que no se repetirán inundaciones ante años lluviosos. En esa línea, apostó a los productores para que apunten a “un desarrollo sustentable trabajando el tema del uso adecuado del suelo”. Se sabe que según el régimen y rotación de cultivos los consumos de agua de los suelos suben o bajan.

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