17 ago 2019

El ruido en la capital cordobesa



La Voz del Interior (17/08/2019)
Los niveles de ruido en la Capital, por sobre el límite

El aire está lleno de esmog y el agua huele mal. Los problemas de contaminación en la ciudad de Córdoba son palpables para sus habitantes casi a diario. Pero hay una polución que no tenemos en cuenta: el ruido.
Un mapa preliminar elaborado por especialistas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), a pedido de la Municipalidad, revela que la situación en el Centro es grave.
El estudio se realizó en 54 puntos en un sector céntrico delimitado por Costanera, parque Sarmiento, Ciudad Universitaria y La Cañada. También se midió en puntos de los barrios Cofico, San Martín, General Paz, Junior, Observatorio y Alberdi. El trabajo se realizó en días laborales y en horarios diurnos.
En la mitad de los puntos, los niveles alcanzan 70 decibeles o más, principalmente en las avenidas. Los sectores más ruidosos fueron plaza España, las esquinas de Vélez Sársfield y San Martín y de Colón y General Paz, y la zona del Mercado Norte.
En las áreas peatonales se alcanzan los 65 decibeles, por lo que sigue siendo ruidoso. Mientras que en el parque Sarmiento disminuye hasta 46 decibeles. Otro sector “silencioso” es la zona de la plaza de la Intendencia y el Paseo Sobremonte.
Sebastián Coca, del Centro de Investigaciones Acústicas y Luminotécnicas (Cial) de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNC, aclara que se trata de un trabajo parcial. “Es un estudio preliminar porque falta el mapa de ruido de noche”, dice.
Además, explica que se trata de una foto, que lo recomendado sería monitorear puntos estratégicos de la ciudad las 24 horas del día y todo el año. Sin embargo, asegura que la contaminación acústica ya es un problema para la ciudad de Córdoba y que deben tomarse medidas.
Alejandra Toya, directora de Evaluación de Impacto Ambiental de la Municipalidad, remarca que se trata de un trabajo preliminar. “No se puede extender al interior de las viviendas. Y quedaron pendientes las mediciones nocturnas que tienen en cuenta, por ejemplo, el movimiento de bares y de boliches”, explica.



Culpables: los autos
La principal fuente de contaminación sonora son los vehículos. “Depende tanto de la velocidad como del comportamiento de los conductores. Un manejo violento, con más aceleraciones y bocinas, contamina más”, comenta Jorge Pérez Villalobo, del Centro de Investigación y Transferencia en Acústica (Cintra) de la Facultad regional Córdoba de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
El especialista también ha realizado mapas de ruido para la ciudad de Córdoba.
“La contaminación es alta. Hay avenidas con más de 70 decibeles que pueden generar algún trastorno o estrés en los peatones y en la gente que vive en esos lugares. Algunos estudios muestran que la contaminación sonora genera un aumento en la presión arterial y es un factor de riesgo en enfermedades cardiovasculares”, dice.
Pero aclara que con los valores detectados aún no hay riesgo de pérdida auditiva. “Para provocar eso, deberíamos tener niveles por encima de los 85 decibeles y con una exposición de ocho horas diarias”, detalla.

Soluciones
Para los especialistas, el primer paso sería que el municipio avanzara en un monitoreo continuo del ruido en puntos clave de la ciudad.
Toya detalla que existe una propuesta para continuar con este trabajo entre el Cial y la Municipalidad a través de un subsidio de la UNC. También está en marcha una capacitación de empleados municipales a cargo del Cintra. La funcionaria espera que la próxima gestión de Martín Llaryora continúe con esta línea de trabajo.
Además, Coca entiende que otra solución sería fomentar el uso del transporte público para que circulen menos vehículos particulares.
“El Sólo Bus fue una medida que sirvió para reducir el ruido, a pesar de que no se pensó con ese objetivo”, ejemplifica.
Pérez Villalobo agrega una medida clave: la planificación urbana. “Hay que zonificar la ciudad, para limitar el tráfico en zonas residenciales y para preservar los lugares donde los ruidos son agradables, como una plaza o un parque”, comenta.
Toya destaca lo que sucede en el Polo Sanitario, una zona con mucho ruido y que debería ser más silenciosa por la presencia de hospitales. “Podría corregirse, por ejemplo, con una mejor coordinación de semáforos”, menciona.
A su vez, el arbolado urbano funciona como barrera natural del ruido de las calles, señala Coca. Y agrega: “También habría que realizar encuestas en la población, para saber qué es lo que percibe como molestias auditivas”.
Otra alternativa es bajar la velocidad de circulación y usar asfalto fonoabsorbente en las calles. “A más de 40 km/h, comienza a influir el ruido del rodamiento de vehículo en la calle. Este material reduce este ruido al igual que un descenso en la velocidad máxima permitida”, comenta Pérez Villalobo.

En la ITV se controla la contaminación sonora, pero es insuficiente
En la Inspección Técnica Vehicular (ITV) se realiza un control de ruido de los vehículos con un sonómetro y se detecta si el sistema de escape está modificado.
“Existen límites máximos, según cada vehículo. Si exceden esos valores, se les dan 60 días para que puedan solucionar el problema. Si pasan la revisión, se les da la oblea”, comenta Nicolás Molina, director técnico de Opus Inspection, concesionario de las ITV.
El problema es que, según el directivo, apenas 35 por ciento de los vehículos radicados en la Capital tienen el ITV al día. “Muchos no lo hacen porque saben que van a rebotar y no tienen dinero para pagar las reparaciones”, comenta Molina.
El directivo detalla que en julio se detectaron 91 vehículos con emisiones de ruido por encima de lo normal, y otros 87 tenían modificaciones en el sistema de escape.
Junto con la Municipalidad, también realizan controles en las calles. Remueven 30 vehículos diarios. Aunque controlan si el caño de escape es modificado, esta falta no figura entre las más frecuentes.
La ordenanza 12.208 (de 2013) indica 78 decibeles como el nivel de ruido máximo para una moto de 50 a 125 centímetros cúbicos de cilindrada; y 78 decibeles para un auto acelerado a 4.000 rpm.
“El transporte público y las motos serían los primeros vehículos por controlar”, dice Coca. Mientras que Pérez Villalobo agrega: “A veces, una moto con el caño de escape modificado y que transporta una sola persona, genera más ruido que un colectivo”.

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