1 jul 2013

La UNRC reutiliza sus efluentes

El Puntal de Río Cuarto (01/07/2013)
Reutilización de efluentes en la UNRC: una solución local a un problema mundial


A través de una planta piloto, investigadores de la ciudad logran tratar el agua residual de 200 personas y devolverla al circuito productivo mediante riego de cultivos, generación de biogás y biofertilizantes. Una experiencia única en el país que apuesta al desarrollo sostenible para afrontar la escasez del líquido vital
El 2013 ha sido declarado por Naciones Unidas como el Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua, un bien cuya escasez se ha transformado en uno de los mayores temores para el futuro de la humanidad. Alrededor de 30 investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) ya están trabajando para afrontar esta problemática. Mediante una planta piloto de tratamiento y reutilización de efluentes urbanos están comprobando que es posible no sólo descontaminar las aguas residuales de los domicilios, sino también aprovecharlas y reingresarlas al ciclo productivo.
Después de 12 años de trabajo e investigación, actualmente la planta está tratando y reutilizando los efluentes de 50 departamentos, donde viven 208 habitantes de las residencias universitarias.
Luego de un proceso de descontaminación, los 25 mil litros de agua que día a día se desechan de estos hogares se transforman en riego para cultivos, biogás y fertilizante ecológico. Así lo explicó el ingeniero agrónomo Raúl Crepi, responsable de la planta ubicada en el campus universitario, quien destacó que se trata de una experiencia única en Argentina, en la que participan investigadores de cuatro de las cinco facultades de la UNRC.
La importancia potencial de este proyecto se comprende si se tiene en cuenta que el continuo crecimiento de la población mundial lleva a un incremento proporcional de la cantidad de efluentes y hace del agua potable un bien cada vez más escaso. Sin embargo, en promedio, sólo un 10% de las aguas residuales son tratadas en el presente, mientras que el resto se desperdicia e incluso termina contaminando ríos y lagos.
“Estamos haciendo lo que corresponde pensando en lo que verdaderamente es lo que se conoce como sustentabilidad del sistema. Es una palabra tan bonita, de moda, pero que muy pocas veces se aplica”, dijo en relación a este panorama el impulsor de la iniciativa que se propone reutilizar las aguas residuales.
Y continuó: “Poner la sustentabilidad en práctica no es fácil y significa, entre otras cosas, darle al recurso un criterio cíclico: no que se trate y que pase linealmente a una vía de drenaje sino que se reincorpore al ciclo productivo”.
Para iniciar este proyecto, Crespi se inspiró en una planta de características similares que funciona en Sevilla, aunque adaptando el diseño a las condiciones de “países subdesarrollados, donde el espacio no es un problema”.
“Es un trabajo de investigación, pero también de docencia y extensión por la gran cantidad de gente, de municipios, escuelas primarias, secundarias, universitarias, gente de otros países, de Europa, de América, que vienen continuamente a la planta para interiorizarse de cómo es este mecanismo”, describió el profesional.

Nada se pierde
Los 25 mil litros de efluentes que llegan cada día a la planta piloto de la UNRC ingresan, en primer lugar, a un proceso de prefiltrado. Allí se separan los residuos peligrosos que contiene el material.
El agua restante es derivada a dos tipos de tratamientos, según explicó Crespi. Una parte es tratada de manera convencional para su descontaminación en una planta compacta. Este proceso conlleva mayores costos económicos y energéticos, ya que requiere de bombas que realicen la depuración necesaria.
El responsable del proyecto indicó que este tipo de tratamiento se realiza de manera secundaria, aunque destacó su importancia ya que la casa de altos estudios de Río Cuarto “es una de las únicas universidades -si no es la única- que hace tratamiento de efluentes”.
“Tratar el agua residual por el solo hecho de tratarla no está mal, porque realmente es lo que se debe hacer a los fines de evitar una serie de problemas si vuelve a un curso natural”, reflexionó Crespi.
Pero subrayó que este tratamiento requiere una gran cantidad de energía y dinero: “Si eso después de tratado se vuelca a un curso natural simplemente para bajar el nivel de contaminantes para mí es un despropósito, porque se pierden tres grandes ventajas que son económicas, hidrológicas y fundamentalmente ecológicas, no impactar en el ambiente”.
Por ello, desde el año 2009 el eje central del proyecto se basa en un tratamiento no convencional de los efluentes, centrado en la reutilización del recurso para incorporarlo en el ciclo productivo y aprovechar los nutrientes presentes en el material recuperado.

Todo se transforma
El riego de cultivos es el principal destino del agua recuperada en la planta de la Universidad, un factor que subrayan desde esta red de investigadores al considerar que la agricultura se lleva el 70% del consumo total de agua en el mundo.
Así, uno de los sectores de la planta piloto consiste en predios sembrados con diferentes tipos de cultivos que son regados con el agua tratada allí mismo. “La semana que viene sembramos trigo, en el mismo lote el año pasado hemos sembrado colza. Si fuera un proceso a mayor escala podría servir para la producción de harina, granos, aceite, biodiesel”, contó el ingeniero.
El lugar también cuenta con plantaciones de eucaliptus y álamos, que fueron regados gracias a la recuperación de los efluentes de las residencias universitarias, y que se traducen en generación de madera.
“La agricultura es el sector que más agua consume. Entonces, ante el bien escaso que es el agua, no nos podemos dar el lujo de darle agua de buena calidad sino que hay que redireccionarla hacia la gente que realmente le hace falta y destinar el agua tratada, si se ha comprobado que se puede usar para ese determinado cultivo, para regar”, precisó Crespi.
No sólo el agua es recuperada en este proceso: los barros o lodos que componen los efluentes también se transforman para reingresar al ciclo productivo. A través de un biodigestor, con este material en la planta se está generando biogás, compuesto por metano y dióxido de carbono, que es utilizado como energía térmica. Incluso, el ingeniero riocuartense explicó que a futuro se aspira a purificar aún más esta sustancia para poder generar electricidad.
Pero la reutilización va aún más allá. El material que permanece luego de la producción de biogás logra descontaminarse gracias a la temperatura y el tiempo que permanece en el biodigestor. Ante ello, un grupo de tesistas logró captar ese material y utilizarlo como biofertilizante para diferentes cultivos.
Estos avances, explican los investigadores, se van analizando al comparar los resultados entre los cultivos regados con agua de perforación y a los que se aplicaron fertilizantes sintéticos y aquellos regados con aguas residuales y biofertilizantes.
La energía solar es otro de los elementos que buscan aprovechar al máximo en la planta de la Universidad. Uno de los últimos pasos que dieron en este sentido, a nivel piloto, es la utilización de un destilador solar que, alimentado por los efluentes de la residencia, está produciendo agua destilada. “Está puesto en marcha hace poco y los resultados preliminares son muy buenos”, comentó Crespi.
Más allá de todos los logros alcanzados, el ingeniero reconoció que en ciertas oportunidades han recibido denuncias de vecinos por temores a la contaminación que puede provocar la planta de efluentes, dado que la misma está ubicada a escasos metros de viviendas. Pero señaló: “Nosotros estamos seguros de lo que hacemos”, y aseguró que recientemente han recibido inspecciones desde la Secretaría de Ambiente y los técnicos se llevaron “muy buena impresión de la planta”.
De cualquier manera, la experiencia busca seguir innovando: duplicar la cantidad de efluentes receptados por la planta, tratar el agua residual a través de plantas flotantes, producir peces en los efluentes tratados son sólo algunos de los desafíos que se propone esta red de investigadores.

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Más Información:

- “Un bien renovable, escaso y vulnerable”

- Plantas descentralizadas: una alternativa para Río Cuarto
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