7 nov 2010

Tulumba, el pueblo que se quedó sin agua

La Voz del Interior (07/11/2010)
Tulumba, el pueblo que se quedó sin agua



Atraviesa una inusual sequía desde hace un año. El río está seco, las napas bajaron y la red no abastece a las familias. Llevan agua en camiones desde Deán Funes.
Villa Tulumba. Los vecinos de Tulumba, un pueblo de dos mil habitantes del norte cordobés, pueden dar fe de lo que es vivir casi sin agua. “Desde hace un año estamos viviendo la peor sequía de nuestra historia”, repiten en cada esquina. Durante el último semestre, hubo momentos en los que la provisión de agua potable estuvo totalmente interrumpida hasta tres días consecutivos. La situación se torna desesperante a medida que pasan los días, se suma el calor y la lluvia no aparece.
Apenas como paliativo, el municipio trae por día dos o tres camiones desde Deán Funes, a 24 kilómetros de distancia. Pero resulta muy insuficiente para alimentar a las 600 familias. El río que siempre corrió por la localidad con un caudal importante, deja ver con suerte apenas un hilo de agua, pero en la mayor parte de su recorrido está seco.
Una comerciante de Tulumba se quejó amargamente: “Es gravísimo. Recién después de la medianoche tenemos algo de agua para podernos higienizar y a la mañana ya no hay más. Si querés algo de agua, tiene que ser de madrugada. Si esto sigue así, no sólo es malo para nosotros, sino que nos vamos a quedar sin turistas”.
La preocupación de Segundo Torres y su esposa es otra ya que viven en las afueras de la villa y se proveen de agua de pozo. No obstante, advierten preocupados que cada vez la napa está más baja. De los seis metros en los que encontraban agua, han pasado a 10 ahora. La mujer narró que se fueron desprendiendo de animales para evitar que murieran, porque el agua no alcanza, y que otros vecinos que también subsisten con esta actividad rural están haciendo lo mismo. O los sueltan para que busquen algo de agua por sus propios medios.
A rezar. “Habrá que esperar hasta que Dios resuelva acordarse de nosotros”, confía Torres, resignado, y rememora que la última vez que se limpiaron las galerías filtrantes y la cisterna de la que se sirve todo el pueblo fue hace 54 años. Todo suma para el problema.
Los conocedores del clima de la región aseguran que solamente con el aporte de unos 300 milímetros de agua de lluvia la situación de emergencia podría revertirse, pero aquí no ha llovido en casi todo el año.
Aunque todos los vecinos van y se quejan ante el intendente Alejo Adrián Flores, éste responde que la prestación del servicio no es municipal ni de la cooperativa de energía eléctrica. Es una localidad a la que, en teoría, sirve la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Provincia. En la comuna replican que la falta histórica de inversiones es achacable a la repartición provincial. Hay otra realidad: en ese marco, en este pueblo casi nadie paga por el uso del servicio. Fue casi gratis, sin importar el consumo.
Curiosamente, marcan no pocos vecinos, el propio Gobierno de Córdoba está financiando obras por cerca de un millón de pesos en Tulumba, que servirán para mejorar la oferta al turismo, a través –por ejemplo– de una estación terminal de ómnibus y de la refacción de la hostería municipal y la iglesia.
En el pueblo valoran esas mejoras, pero apelan al sentido común al plantear que no tienen agua para ofrecer a los visitantes que buscan atraer. Por eso piden que sea una prioridad.

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Tulumba sin agua: a la espera

El intendente Flores admite la gravedad del problema. Cree que la gente también es responsable porque derrocha el recurso.
“Nuestra idea es concientizar a la comunidad porque no es que nosotros no queremos largar el agua. No la tenemos porque faltan muchos pasos antes”. Flores aseguró que está dispuesto a firmar el traspaso del servicio de la Provincia a la Municipalidad, pero no se quiere “comprar” un problema más. Plantea que lo aceptará si les financian las obras que permitan incorporar un mayor caudal a la red.
Para eso harían falta iniciar estudios geológicos para encontrar otro lugar donde hacer nuevas perforaciones en busca de napas aptas, pero además limpiar de una vez las galerías filtrantes y la cisterna actual. También se plantea la necesidad de contar con otra cisterna de almacenamiento. Esas obras demandarían una inversión cercana a 1,5 millón de?pesos y el municipio no puede afrontarla con sus propios y escasos recursos.
Aunque se acelerarán los trámites burocráticos, la concreción de las obras podría demandar hasta 180 días.
Esto quiere decir que Tulumba está a merced de la lluvia. Si ésta no llegara o no fuera suficiente, pasará seguramente su verano más difícil.

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