19 may 2017

Cuidar el Champa, un debate que nos debemos



La Voz del Interior (19/05/2017)
Champaquí: llegó la hora de cuidarlo

Unas 50 mil personas lo visitan por año. Es el cerro más alto y el más concurrido de Córdoba: un emblema que enfrenta varios desafíos. Para sostenerlo como una apuesta fuerte de ecoturismo hacia el futuro, requiere atender ahora los impactos ambientales que ya se observan.
Unas 50 mil personas por año visitan el cerro más alto de Córdoba. Hay 11 albergues en su base, a 200 metros en altura de la cima, con cerca de mil camas disponibles. Es como una ciudad turística, pero en el techo de Córdoba.
El Champaquí, con sus 2.790 metros, es la montaña más concurrida de la provincia, a pesar de representar el ascenso que requiere mayores precauciones.
Casi no pasa fin de semana sin visitantes, y llega a multitudes en dos fechas alejadas de los mayores fríos o calores: Semana Santa y el “finde” del feriado del 12 de octubre. Buena parte de la concurrencia son estudiantes de Santa Fe, de Buenos Aires y de Córdoba. Una decena de empresas prestan servicios de guía, más otros que lo hacen desde la informalidad.
Es un sitio clave para el desarrollo del ecoturismo, pero para sostener ese potencial requiere que se asuman a tiempo acciones de preservación de su entorno. Más aun por integrar la Reserva Hídrica Provincial Pampa de Achala, ese tanque de agua que nutre a gran parte de los ríos y embalses cordobeses.
Cómo asegurar su sustentabilidad turística y ambiental es quizá el principal dilema que enfrenta este ícono cordobés. El desafío es que siga siendo un paisaje atractivo y silvestre, sin necesidad de restringir el acceso.
Sus laderas se reparten entre numerosos dueños, y hasta la cima tiene propietario privado. Pero, a la vez, representa un patrimonio de todos los cordobeses.

De qué hablamos
La basura que sube pero no baja con los excursionistas y los refugios con efluentes cloacales hacia los arroyos son dos impactos que merecen un abordaje que nunca tuvieron. También, la travesía de motos, cuatriciclos y camionetas por fuera de caminos, o el paso de excursionistas esquivando senderos, que compactan y erosionan los frágiles suelos serranos. O, por igual consecuencia, el sobrepastoreo de ganado o la quema de pastizales de altura. Esos parecen ser los puntos por atender, según coincidentes apreciaciones

Opiniones, con matices
Ricardo Bellegarde, desde este año coordinador de Turismo Alternativo de la Agencia Córdoba Turismo, admitió que una mirada de preservación del Champaquí está pendiente. “Es el sitio de montaña más visitado. Calculamos unas 50 mil personas por año”, indicó. Para comparar, marcó que otros cerros muy concurridos están bien por debajo: 22 mil anuales en Quebrada del Condorito y 18 mil en el cerro Uritorco.
Bellegarde promovió semanas atrás la primera reunión entre lugareños, guías, prestadores de servicios, bomberos y otros involucrados con el turismo en el Champaquí. Casi todos valoraron ese paso, inédito, y esperan que se traduzca en resultados.
Bellegarde reconoció una lista de dilemas ambientales que, con matices, coincide con la de guías y lugareños consultados. La basura es uno: pocos refugios la bajan, la mayoría la quema o la entierra. O queda ahí arriba.
Los efluentes cloacales de esos albergues son otro dilema: “50 mil personas por año van al baño, sin pozos negros. Eso impacta en arroyos y ríos. Estamos empezando a hablar con los 11 refugios para buscar una solución”, dijo.
Sobre las travesías a campo traviesa con motos, cuatriciclos y camionetas, marcó que “desde hace unos años se redujeron, porque fueron prohibidas y Policía Ambiental hace controles”. Agregó que “ese tránsito debe ser admitido para necesidades de lugareños, pero no con fines recreativos”.
Los frágiles suelos serranos son vitales para una reserva hídrica. El paso reiterado de vehículos los deteriora y los erosiona. Con los años, donde había suelo queda roca limpia.
Rodolfo Benassi es guía en el Champaquí desde hace 20 años. En la cumbre del cerro, acompañando a un grupo, planteó a La Voz: “Es necesario ir hacia el ecoturismo, de bajo impacto, que no deje rastro, con prácticas seguras para las personas y para el ambiente. Bajar la basura, caminar por los senderos para proteger los suelos, reducir el sobrepastoreo, mejorar los efluentes de los albergues”, resumió.

Con ellos
“El Champa” conserva una particularidad que puede mostrar como mérito: son los lugareños quienes ofrecen albergue, con lo que logran una actividad económica en una zona complicada para sobrevivir.
El guía Benassi remarcó que “la movida de visitantes es relevante para la gente local y debería mantenerse a ese poblador como artífice y protagonista”.
Nelio Escalante, uno de esos lugareños, reclama que no se avance en decisiones que los ignoren. Con albergue en Villa Alpina y refugio en el cerro, planteó que el Champaquí “le trae a Córdoba visitantes de varias provincias” y opinó que se está a tiempo de reducir impactos. “Les pediría a todos que sigamos con la tracción a sangre sobre el cerro; no recibamos a quienes llegan arriba en moto, cuatriciclo o camioneta. Yo no los recibo desde hace años. En eso hay más control ahora, pero falta”, subrayó.
Sobre los suelos que se degradan, Escalante opinó que, más que la excesiva ganadería (“que no es tanta”), afecta la quema de pastizales, que algunos dueños de campos aún provocan por la errónea tradición de generar rebrotes. “Eso aumenta el riesgo de incendios y erosiona más los suelos que el pisoteo de las vacas”, acotó. Admitió que la basura y los efluentes en los refugios son dilemas “a los que debiéramos buscarles una salida, con la Provincia”, aunque expuso que “tampoco es fácil hacer un pozo negro con rocas a centímetros del suelo”.
Diego Calieri, de una empresa de excursiones para esa zona, planteó también como desafíos reducir residuos y efluentes, así como ordenar el tránsito sólo sobre caminos y senderos. Apuntó que puede haber sobrecarga de ganado, aunque consideró que “en algunos casos es un recurso de subsistencia de los lugareños”.
Calieri agendó otro punto: acentuar los controles sobre competencias de trekking o similares que se autorizan en las sierras para que no dejen secuelas ni marcas sin remediar tras su realización.
El desafío está a la vista: es hora de coordinar acciones entre todos los actores involucrados para un sitio emblemático de Córdoba.
Dentro de una reserva hídrica clave
Un área estratégica para proteger la “fábrica” de agua de Córdoba.
Diego Calieri, guía de turismo y propietario de una empresa de excursiones con especialización en el Champaquí y alrededores, plantea como cuestión de fondo que el cerro es parte integrante de una reserva hídrica provincial, la de Pampa de Achala. “Eso supone un plan de manejo para preservar el ambiente, pero que nunca se aplicó”, señala.
De hecho, por ejemplo, esa y otras reservas cordobesas cuentan con muy escaso personal en el lugar.

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