21 ene 2017

Inundaciones: soja, la gran culpable



La Voz del Interior (21/01/2017)
Expertos explican por qué se anegan los campos

Aunque la razón más repetida es el cambio climático y las lluvias extremas, los especialistas apuntan a fallas en el manejo agropecuario de la región.
El cambio climático es una realidad mundial, pero es difícil adjudicarle los actuales problemas de inundaciones y sequías que vive el país, aseguran los expertos.
La última comunicación nacional sobre cambio climático encargada por la Secretaría de Ambiente de la Nación prevé que en el corto plazo no habrá un cambio en el promedio anual de precipitaciones, pero sí eventos extremos de sequías y lluvias.
El informe también indica que entre 1960 y 2010 la precipitación aumentó en casi todo el país aunque con variaciones interanuales. Es decir que las lluvias se comportaron como un serrucho, con subidas y bajadas a lo largo de los años.
La pregunta entonces es la siguiente: ¿por qué nos inundamos? Un estudio dirigido por Esteban Jobbágy, investigador del Conicet en la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), estimó que unas 12 millones de hectáreas de campos productivos están en riesgo de anegarse en el país. Esto es el equivalente a casi tres cuartos de la superficie de la provincia de Córdoba.
Como en cualquier sistema contable, para calcular el saldo de un sistema no sólo deben computarse los ingresos, en este caso las lluvias, sino también los egresos. En el caso del agua, el egreso se da por evaporación directa y por la transpiración que realiza la vegetación que hay en el terreno.
“Cuando se produce un cambio en el uso de suelo, se modifica la cantidad de agua que egresa del sistema por evapotranspiración. Un cultivo de soja tiene mucho menos evapotranspiración que una pastura o un bosque”, explica Marcelo Nosetto, del mismo grupo de Jobbágy en la UNSL.
Según sus datos, un bosque nativo evapotranspira 1.100 milímetros de agua al año; mientras que en una pastura es de 800 mm, y 670 mm para un campo donde sólo se cultiva soja. “Si hay menos evapotranspiración, el excedente hídrico va a la napa freática, que poco a poco va ascendiendo”, explica Nosetto.
Nicolás Bertram, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) en Marcos Juárez coincide. “En la zona pampeana no está lloviendo más. Lo que cambió desde 1970 a la actualidad es el uso que se les da a estos suelos. En los ’70 había más producciones ganaderas con pastizales y monte. Hoy hay más cultivos agrícolas de verano y en especial de soja”, explica.
Bertram determinó que la napa freática en la pampa húmeda ahora está a menos de un metro de profundidad, mientras que en la década de 1970 estaba a 10 metros. “La principal causa del ascenso de napa y los excedentes hídricos son los cultivos que utilizamos”, asegura.
El experto también calculó la infiltración que tiene cada tipo de vegetación. La infiltración (o efecto esponja) es la capacidad que tiene el suelo de captar agua en función de la vegetación existente. El agua que no infiltra escurre por la superficie o se queda estancada, según el declive del terreno.
El monte nativo puede infiltrar 300 milímetros de agua en la primera hora de un evento hídrico. Una pastura o pastizal, de 70 a 100 mm y un lote con monocultivo de soja, 10 mm.

Soluciones
Ambos expertos entienden que la solución es realizar un mejor manejo de los cultivos. “Las obras de infraestructura tienen un resultado mínimo en regiones con poco declive, como la pampa húmeda. El agua no se puede evacuar porque no escurre”, asegura Nosetto.
Bertram agrega: “La napa sólo se puede regular con un cambio en el manejo de los cultivos”. La opción es combinar soja, que sólo cubre el suelo durante los meses de verano, con un cultivo de invierno o con pasturas en diferentes partes del campo para aumentar la evapotranspiración.
“A fuerza de sufrir inundaciones reiteradas, los productores están viendo que deben cambiar los sistemas de cultivos”, comenta Nosetto.
También se puede cambiar con políticas de Estado. Nosetto ejemplifica con lo que sucede en San Luis, donde los productores deben presentar todos los años un plan de manejo de su campo. “El objetivo es que lo analicen expertos para hacer un uso más eficiente de los suelos y evitar la formación de corrientes de agua que provocan cortes en los caminos y rutas”, comenta.
El experto cree que la reciente eliminación de las retenciones al trigo puede impulsar la siembra de este cultivo invernal, el cual favorece la evapotranspiración.

Infiltración, según la vegetación
Cada tipo de suelo infiltra de manera distinta el agua.
300 milímetros de agua es lo que el monte nativo puede infiltrar en la primera hora de un evento hídrico.
70 a 100 milímetros es lo que infiltra una pastura o pastizal. Y unos 10 milímetros, en un lote con monocultivo de soja.

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