7 jun 2015

Triste realidad del Parque nacional El Condorito



La Voz del Interior (07/06/2015)
Parque nacional El Condorito no levanta vuelo

A 19 años de su creación, ni siquiera tiene construido el ingreso. No hay electricidad, caminos, baños ni infraestructura de calidad.
Uno de los mayores tesoros naturales cordobeses permanece escondido de la vista de todos. El Parque Nacional Quebrada del Condorito fue creado hace 19 años. Es la única área con esta categoría de toda la provincia, pero continúa siendo un rincón oculto, un paraje aislado que sigue sin haber sido integrado a la oferta turística de Córdoba.
¿Cómo se hace para llegar y entrar al Parque Quebrada del Condorito Es casi un misterio, una información para iniciados, un secreto que circula boca a boca entre un –todavía– re­ducido grupo de acampantes y senderistas.
Y los que luego de resolver el enigma consiguen llegar frente a su disimulado ingreso, se encuentran con que el parque carece hasta de las comodidades elementales: no hay señales de vialidad que indiquen dónde está, no tiene electricidad, le faltan baños, carece de pro­veeduría y tienda de souvenirs . En pocas palabras, carece de infraestructura.

Cuidado con la curva
El parque está ubicado junto al camino de las Altas Cumbres, pero la enorme mayoría de los pasajeros y automovilistas que circulan por esa ruta, ni siquiera se enteran que acaban de pasar frente a los ingresos al Condorito.
Esto se debe a que no existe siquiera un solo cartel, una sola señalización horizontal o vertical que indique a los viajeros dónde se encuentra el parque.
Como se puede apreciar en el mapa que acompaña esta nota, el ingreso principal al parque está ubicado exactamente en la curva del paraje La Pampilla, a 85 kilómetros de la ciudad de Córdoba y a menos de 10 kilómetros del parador El Cóndor.
Esto significa que para los miles de automovilistas que cada día circulan con dirección al valle de Traslasierra es imposible hacer el giro hacia la izquierda para entrar al parque, sin correr riesgo de muerte. Esto, porque se trata de una curva cerrada y muy extensa, en la que se circula a alta velocidad, y que imposibilita a los conductores que circulan en ambos sentidos prever si viene alguien por el carril contrario, debido a la presencia de la montaña junto a la ruta.
El mismo riesgo se corre al ingresar cuando se viene con dirección a la ciudad de Córdoba, porque hay que frenar en la curva, y cuando los vehículos salen del parque en cualquiera de las dos direcciones. En esas condiciones, la Dirección Vialidad Nacional no aprueba la colocación de cartelería.
La solución para conseguir un ingreso seguro al parque, que permitiría señalizarlo, es la construcción de un puente de doble mano sobre el camino, a la altura de la entrada, que permita a los autos hacer un giro que suba al puente y los deposite en terrenos del Condorito.
Esta obra fue licitada por el gobierno cordobés el 30 de marzo de 2011, con presupuesto de 7.346.891 pesos que sería provisto por la Nación, encargada de la administración del parque. Todas las empresas ofertaron por encima de ese monto y la ganadora fue Vimeco.
Pero el dinero no llegó. En marzo de 2012 la Dirección de Vialidad de Córdoba dijo que la Nación estaba por enviar 10 millones de pesos. Los desacuerdos políticos entre las administraciones provincial y nacional habrían sido el obstáculo para conseguir el ingreso. El parque es territorio nacional, pero la ruta es provincial. De ahí la necesidad de cooperación.

Precariedad
El parque tiene otro ingreso, secundario, a la altura del paraje Dos Puertas, pero esa zona carece de infraestructura y lleva hasta el balcón sur de la quebrada, que no es el que Parques Nacionales propone para los visitantes. Igual, es habitual que en la sede del parque se reciban llamados de viajeros que están perdidos en la montaña luego de haber ingresado por ese camino, que en realidad es una huella sobre la piedra.
El titular de la Agencia Córdoba Turismo, Gustavo Santos, contó que la obra del ingreso al parque, “lamentablemente, ya no está incluida en el presupuesto nacional. Este parque es uno de los lugares más hermosos de la Argentina, con características y especies que lo hacen único en el mundo. Ojalá la futura administración nacional entienda su importancia”.
Esto porque los mapas que usan los GPS Garmin, la marca más difundida en Argentina, tienen mal localizada la entrada al parque desde hace varios años. Entonces, los automovilistas que se confían en el aparato terminan en un camino no apto para vehículos comunes, muy alejado del centro de visitantes y pidiendo ayuda.

Infraestructura mínima
Ahora bien: si el parque contara con un ingreso de categoría, se solucionaría el problema de la entrada de los visitantes, pero inmediatamente se vería enfrentado a un problema mayor.
La encargada de uso público del parque, Valeria Catalfo, contó que todos los otros parques nacionales que construyeron un buen ingreso, vieron inmediatamente multiplicada la cantidad de visitas. “El Condorito está a 85 kilómetros de una población de 2,5 millones de habitantes. Hoy tiene 20 mil visitantes por año, pero con un puente de entrada y cartelería, esta cifra podría irse rápidamente a 60 mil u 80 mil, o más. Hay parques que multiplicaron por 10 la llegada de gente”.
Pero la mínima infraestructura con que hoy cuenta el parque sólo está pensada para recibir a unos pocos miles. El Condorito no cuenta con servicio eléctrico (el tendido de Epec llega sólo hasta el parador de Copina), no tiene sistema para tratamiento de aguas servidas, no tiene baños para turistas en diferentes puntos de sus recorridos (apenas hay dos en el pequeño centro de visitantes), y su personal debería por lo menos triplicarse para poder atender el aumento de visitantes.
El parque no cuenta con pro­vee­duría, y quienes lo visitan tienen que llevar hasta el agua propia comprada en paradores del camino. No tiene restaurante, ni tienda de souvenirs . “Los visitantes extranjeros me piden para comprar libros de flores, de fauna autóctona, y no tenemos ni folletos”, aceptó la guardaparques Carina Rivas.
El único camino para auto que lleva al balcón norte, el principal recorrido pedestre del parque, de unos seis kilómetros de largo, está destruido y hoy no puede ser recorrido siquiera por ciclistas. “En este momento es imposible hacer evacuaciones rápidas en un caso de emergencia”, señaló el jefe de guardaparques, ­Sergio Acosta.
La seguridad es también una cuestión pendiente: los balcones de la quebrada y el descenso al río son peligrosos y, si hubiera más visitantes, los accidentes podrían ser numerosos.
El balcón norte es por ahora un pequeño espacio delimitado por una baranda de troncos donde entran 10 personas, y en los días de muchas visitas tienen que hacer cola para poder tomarse una foto y mirar los cóndores que vuelan en la quebrada. En otros parques nacionales, como en Iguazú o en el glaciar Ventisquero Negro del Nahuel Huapi, se han realizado plataformas y pasarelas para permitir el desplazamiento y permanencia de turistas.
En este caso, El Condorito necesita un balcón volado amplio y largo, con pasarelas, que permitan disfrutar la inmensidad de la quebrada y el vuelo de los cóndores. Esta obra, fundamental, ni siquiera ha sido proyectada.

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