7 jul 2013

Reflexión sobre el arbolado urbano de San Francisco

La Voz de San Justo - Edición Electrónica (07/07/2013)
El cuidado del arbolado urbano


En la localidad cordobesa de Pilar ha provocado revuelo un proyecto presentado por el municipio que propone extraer unos 60 plátanos ubicados a la vera de la ruta 9, que según un relevamiento están “en mal estado”. La iniciativa puso en alerta a un grupo de vecinos que opinan que debería hacerse otro estudio antes de accionar. Varios vecinos presentaron una nota al Concejo Deliberante pidiendo que se realice una evaluación sobre el estado de los plátanos. Según este mismo grupo de ciudadanos de Pilar, “ya se eliminaron entre 500 y 600 árboles innecesariamente”.
Lo ocurrido en la localidad cordobesa citada bien puede ayudar a una reflexión sobre el estado de conservación del arbolado urbano en nuestra ciudad. Sin ingresar en terrenos de los especialistas, puede estimarse que también aquí existen problemas importantes en esta materia, casi todos derivados de la falta de mantenimiento, tanto por parte de las reparticiones municipales encargadas de ello como por la inacción de los propietarios de los inmuebles donde están plantados los árboles. Es repetitivo insistir en que el árbol en la ciudad cumple funciones notables que mejoran la calidad de vida de los pobladores. Su presencia reduce los ruidos y la contaminación atmosférica, genera pequeños espacios vitales para las aves, suaviza la temperatura ambiente y genera bienestar a los vecinos porque embellece la estética urbana, entre otras acciones favorables. Es por ello que la gente demanda cada vez con mayor asiduidad demanda la creación de espacios públicos arbolados y la reforestación de las calles. En este marco, la ineludible presencia del árbol en una ciudad debe ser acompañada por las tareas de preservación que los expertos recomiendan en cada caso. Así, la arboricultura cuenta con una serie de actividades a realizar para preservarlos y protegerlos del estrés crónico que las plantas sufren cuando viven en una ciudad en permanente crecimiento. Desde las tradicionales podas hasta prácticas muy específicas como la llamada “mulching” –esparcir sustancias orgánicas debajo de la copa de cada ejemplar- por ejemplo, todas las acciones que se destinen a hacer perdurar a los árboles serán bienvenidas. Si esto ocurre, en San Francisco no tendremos que experimentar discusiones tan acaloradas como las que por estos días están protagonizando los vecinos de Pilar y su municipio. Revalorizar la función del arbolado urbano exige, con lógico criterio, una planificación exhaustiva que contemple todas las medidas destinadas a que se cumplan los cuidados esenciales para que el árbol pueda cumplir con su noble función en una comunidad.

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