7 dic 2015

Pedido de justicia para Puminchi



La Voz del Interior (07/12/2015)
Un puma muerto, un misterio y 22 mil firmas para que se investigue

Un petitorio se hizo masivo para reclamar que se esclarezca la misteriosa matanza de un felino dentro de una reserva de fauna en Calamuchita.
Villa Rumipal. Puminchi tenía 12 años. Había nacido en cautiverio, de padres recuperados del mascotismo. Reflejaba una pequeña batalla ganada contra la deforestación, la urbanización sin límites y la locura del tráfico de animales y la tenencia ilegal de fauna silvestre. Sus padres no hubieran sobrevivido sin los cuidados de una reserva, cuando ya era imposible la reinserción en el monte puro.
Puminchi vivía en un fragmento de ese monte, de 250 metros cuadrados. Hasta que en la madrugada del 15 de noviembre pasado sufrió una muerte tortuosa, que conllevaba un mensaje lapidario: fue violentado en la propia reserva donde vivía, en el último bastión que logra proteger al felino insignia de Córdoba.
Autores aún desconocidos rompieron el alambrado perimetral de Pumakawa (ex El Edén), en Villa Rumipal, y cortaron luego el tejido del habitáculo que lo alojaba. Lo arrastraron y lo mataron, para dejarlo abandonado, a 15 metros.
El veterinario Luis Tabor reveló que a simple vista exhibía tres cortes pequeños de un centímetro, en su cuello y patas traseras. Pero menos visibles eran los desgarros, edemas y profundas heridas internas. Se presume que el daño habría sido causado con una especie de garfio o arpón.

22 mil
“Necesitamos que el caso no quede encajonado y que se mueva el expediente para averiguar quienes lo mataron”, manifiesta un fragmento del petitorio que difundió Kai Pacha, responsable de la reserva, a través de redes sociales. Casi 22 mil adhesiones sumaba hasta días atrás.
La carta –que se apoya en la herramienta de recolección de firmas change.org– exige el esclarecimiento y será enviada a la Fiscalía de Río Tercero y la general de la Provincia, la Policía de Villa Rumipal y otras instituciones.
“La reserva protege animales silvestres que previamente han sido violentados por el maltrato. Hay 14 pumas, casi todos recuperados del mascotismo. Puminchi fue cruelmente asesinado, pero adentro del predio. Probablemente lo han dopado antes de atacarlo”, advierte Kai. “Su muerte fue tortuosa, con mucho sufrimiento y crueldad”, agrega.
El ataque no fue escuchado. Se presume que actuaron en horas en que un boliche vecino a la reserva tenía su música a alto volumen.
“Los pumas que albergamos ya no pueden volver a la naturaleza porque los humanos los hemos obligado a modificar sus territorios y hábitos. Por eso, nuestra reserva es el último espacio de cuidado con el que cuentan”, plantea el petitorio que sigue recopilando adhesiones, incluso en el exterior.
La denuncia no parece haber avanzado. Ni en ámbitos policiales, judiciales o del área de Fauna de la Provincia se han dado respuestas hasta ahora.

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