13 oct 2014

Paravachasca: vecinos buscan ayudar en los incendios



La Voz del Interior (13/10/2014)
Arman mochilas de agua contra el fuego

Como voluntarios, unos 70 vecinos de varias comunas de Paravachasca juntan fondos para combatir inicios de fuego. Es una acción que surgió a partir de los incendios en la zona que amenazaron sus casas hace un año. Dicen que no buscan reemplazar a los bomberos.
Alta Gracia. Vecinos del Valle de Paravachasca formaron un grupo de prevención comunitaria de incendios. Decidieron ser activos combatientes contra el fuego, en una zona de riesgo, y no esperar que los bomberos solos se las arreglen.
En 2013, el fuego amenazó sus casas. En ese contexto se conocieron y decidieron emprender juntos actividades para prevenir nuevos incendios. En conjunto, crearon ya más de 25 mochilas de agua, con recursos propios y reciclados.
Se trata de un espacio de voluntarios de La Bolsa, La Serranita, La Rancherita y Los Aromos, pequeñas localidades cercanas a Alta Gracia.
“Nuestro grupo es de concientización para la población, no aspiramos a ser bomberos”, planteó Carlos Papalia, vecino de La Bolsa e integrante del grupo. En la actualidad, cerca de 70 vecinos se encuentran ­conectados por redes sociales y mensajes de textos y una parte de ellos se reúne una vez por semana para definir actividades y pasos a seguir.
“Hubo gente del grupo que tuvo el fuego muy cerca. Mauro lo tuvo a tres metros de su casa, durante tres días. Los aviones hidrantes pasaban por arriba y a la noche volvía a prenderse”, recordó Papalia sobre los focos que hace un año arrasaron casi 100 mil hectáreas en la zona.
El paisaje serrano con bosque nativo y cruzado por el río Anisacate fue uno de los lugares más afectados por esos incendios. “Lo peor fue que no teníamos elementos con que combatir. En algunos casos, nos hemos sentido huérfanos de las autoridades, porque no se acercó nadie a contener a esa gente después de los momentos de riesgo”, analizó Papalia

Mochilas y chicotes
En mayo pasado organizaron un festival al que, con humor, bautizaron “Fiesta del Chicote Chillón y la Naranja Orgánica”, en alusión a elementos y colores de bomberos.
Participaron cerca de 300 personas y con lo recaudado ­comenzaron los armados de las primeras mochilas caseras para agua. Según el grupo, una mochila para ese fin comprada cuesta 3.800 pesos. Armada por ellos, les sale 120 pesos, o menos si usan elementos reciclados.
“Cuando surge un incendio todos van a ayudar y la mochila hace un uso más eficiente del agua. No es para convertirnos en bomberos ni invadir su rol. Es para que las familias que están en una zona de interfase puedan trabajar hasta que lleguen los bomberos”, explicó Leandro Alem, un ingeniero electrónico de La Paisanita.
“Un balde de agua de 10 litros sólo cubre unos 50 centímetros cuadrados, mientras que la mochila tiene un alcance de 10 metros aproximadamente”, comparó Papalia, quien dijo que sólo prevén actuar si las condiciones de seguridad lo permiten.
Alem explicó además que un chicote es un pedazo de cuero o de goma que sirve para sofocar a los golpes el fuego que avanza sobre suelos.
Las mochilas confeccionadas ya tuvieron dos bautismos, uno en un incendio en Anisacate y otro en La Paisanita, que no fueron tan complejos.
El grupo de prevención comunitaria ya brindó charlas en barrios y escuelas de la zona. El objetivo es seguir sumando veci­nos que tengan mochilas y chicotes y conozcan cómo actuar. Además, apuntan a la reforestación del bosque nativo que se fue perdiendo.
Santino Berdún, de 11 años, es alumno de la escuela de La Bolsa, y contó: “La charla estuvo muy buena. Me interesó porque hablaba del fuego y de cómo cuidar la tierra”.
Los organizadores advirtieron que las mochilas no deben ser utilizadas por los niños.

Bomberos, a cargo
Acuerdo. El jefe del cuartel de bomberos de Alta Gracia y zona, Gabriel Salcedo, destacó que están de acuerdo con el trabajo del grupo de prevención comunitaria de incendios. “Siempre y cuando se haga como corresponde, apoyamos estas acciones. Necesitamos saber si hay gente trabajando en el lugar donde se inicia un fuego porque normalmente usamos determinadas tácticas, por eso debemos mantenernos en contacto. Y tienen que saber que deben trabajar bajo las órdenes nuestras. Nunca está de más repetirlo: el que está a cargo del siniestro es el bombero”, advirtió.
Coincidencia. Desde el grupo de voluntarios señalaron que ­coinciden con esas directivas. “Estamos mentalmente preparados, tenemos más conciencia y estamos mejor organizados”, analizó Leandro Alem.

Puntos de vista
Carlos Papalia (vecino de La Bolsa). “Cuando entregamos mochilas, transmitimos conocimientos básicos para apagar un fuego incipiente. Cuando la gente tiene conocimientos, aprendemos a cuidarnos de otra forma”.
Leandro Alem (vecino de La Paisanita). “Me acerqué al grupo por un sufrimiento que tengo al ver que se quema el monte. Eso me hizo nacer las ganas de acercarme a un grupo de personas que quieren prevenir eso”.
Nelson Sánchez (vecino de Los Aromos). “El año pasado, después de los incendios el río era barro. El sentido del grupo es comprometer a la gente y que se concientice. Lo primero es el cuidado de la vida humana”.

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