17 feb 2018

Autovía de Punilla: ambientalmente complicada




La Voz del Interior (17/02/2018)
Los desafíos ambientales de la autovía de Punilla

Será una de las obras más promocionadas por la gestión actual. El Gobierno provincial está dispuesto a construir la autovía de Punilla, a pesar de que la ruta 38 que atraviesa este valle es de jurisdicción nacional.
Si uno viaja por esta ruta un domingo de enero a las 19, pedirá a gritos la autovía. La 38 es la arteria principal de este sector turístico. Con los años, se ha convertido en una avenida de estas localidades, especialmente en el tramo de Villa Carlos Paz a Villa Giardino.
Sin embargo, realizar una nueva ruta a lo largo de una zona ubicada entre dos sierras implicará sortear desafíos ambientales, pues se trata del pulmón verde de la provincia y la esponja que nutre de agua a los diques cordobeses.
Todavía no está definida la traza, pero la Provincia ya anunció que un buen tramo (desde Carlos Paz hasta Casa Grande) se realizará al este de la actual ruta 38. Esta decisión ya se ganó las quejas de las ONG ambientalistas.
Federico Kopta, presidente del Foro Ambiental Córdoba, sostiene que sería más conveniente que la autovía fuera por el oeste de la actual ruta. “Se trata de una zona más degradada, con menor pendiente y menos presencia de bosque nativo, debido al impacto antrópico que ya recibió y al tipo de terreno”.
Osvaldo Vottero, presidente de Vialidad Provincial, asegura que realizar el camino al oeste de la actual ruta es más complicado. “Es más difícil porque habría que partir a la mitad Bialet Massé. Además, el terreno también es más dificultoso allí”, agrega.
El funcionario aclara que esta decisión fue tomada a partir de los estudios técnicos encargados a especialistas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
La alternativa elegida es el este del valle de Punilla, es decir, la ladera occidental de las Sierras Chicas.
Joaquín Deón, geógrafo de la UNC que ha estudiado la zona, asegura que esa ladera es muy frágil. “Están en riesgo unas 25 mil hectáreas de renovales de bosques nativos serranos que fueron incendiadas entre 2014 y 2016”, explica.
Según el mapa de ordenamiento territorial del bosque nativo, la mayoría de ese sector del valle de Punilla está en categoría roja, la de mayor protección, según la ley de bosques.
Kopta señala dos puntos en los que inevitablemente se deberá desmontar en zona roja. “Son dos meandros que hace el río Cosquín hacia el este. Uno está en Bialet Massé y el otro, entre Santa María de Punilla y Cosquín. Habrá un gran impacto en el bosque nativo y en las escorrentías”, asegura.
En tanto, Deón agrega: “De acuerdo con la poca información que hay, la autovía cortaría completamente de sur a norte la reserva Camín Cosquín y parte del sitio comechingón de la comunidad Ticas, de Bialet Massé”.
El geógrafo advierte sobre el impacto que tendría en los sistemas hídricos. “Hay unas 20 microcuencas que se verían afectadas. Todas son tributarias del río Cosquín. Interrumpiría la circulación natural de fauna e insectos, y la dispersión de semillas entre las laderas occidental y oriental de las Sierras Chicas”, dice.






Uranio en el camino
Otro desafío ambiental que deberá resolverse es su paso por el yacimiento de uranio Rodolfo, ubicado al este de Cosquín.
Esta veta fue analizada en la década de 1960 y se encontró una concentración de uranio superior a la de la mina Los Gigantes. Es un elemento que naturalmente emite radiación baja, por ejemplo, al transformarse en el gas radón.
Según Kopta, el movimiento de areniscas ricas en uranio puede incrementar la liberación del gas radón recluido en las rocas, el cual está probado que incrementa el riesgo de cáncer de pulmón.
El biólogo también se plantea qué se hará con toda esa roca que se remueva. Serán miles de metros cúbicos con una concentración de uranio similar a la existente en el chichón de Alta Córdoba.
Y recuerda que el año pasado todos los intendentes de las comunidades de Punilla rechazaron categóricamente que llevaran a la exmina de Los Gigantes los 36 mil metros cúbicos de residuos de extracciones de uranio que están en el chichón.
Otro problema ya conocido son las fallas geológicas que tienen las Sierras Chicas y que tantos problemas han causado en el Camino del Cuadrado.
“No tiene nada que ver con el Camino del Cuadrado, que tiene una bajada de siete kilómetros por montaña. Esta autovía casi no pasará por la montaña y en los lugares donde lo hará, se harán viaductos en lugar de terraplenes. Es un diseño completamente distinto”, explica Vottero.

Frenar la urbanización
Deón y Kopta temen que la nueva autovía también traiga la especulación inmobiliaria. Al respecto, Vottero entiende que los municipios deberán redefinir su ejido urbano para lograr el ordenamiento urbanístico alrededor de esta nueva vía. “Todo camino nuevo se convierte en un polo de desarrollo. De todas formas, en una autovía no puede haber ingresos en cualquier lado, como en una ruta. Las autovías tienen acceso cada cuatro kilómetros”, detalla.
Deón advierte: “Si bien una autovía es necesaria, también es necesario dar participación a la población y a colectivos multidisciplinarios para planificar un correcto trazado de la autovía para no dañar la cuencas serranas, como ya ocurre con el Camino del Cuadrado”.

Asambleas
En la región existen muchas asambleas ambientales agrupadas en la regional Punilla de la Comisión por la Defensa del Bosque Nativo (Codebona).
En un comunicado, los asambleístas alertaron a la población sobre el riesgo que esta nueva vía podría traer. “Atropellaría reservas naturales, como la Camín Cosquín, cuencas de agua, el yacimiento de uranio Rodolfo, pueblos, parques naturales, ríos y balnearios, modificando completamente el paisaje serrano que nos identifica”, dice el texto.
Y recordaron que ya existe un amparo ambiental contra la iniciada obra sobre la variante Costa Azul y el puente sobre el lago San Roque. “Pero en ningún momento se frenaron las máquinas que están aniquilando el bosque nativo en San Roque”, comentaron.
El jueves pasado, vecinos de Casa Grande se reunieron con su jefa comunal, Adelaida Castro, quien se comprometió a no otorgar su aval político a la obra (es decir, no firmar actos administrativos) antes de cumplir con el proceso de información y de participación vecinal.

Serán 45 kilómetros en cuatro etapas
Es el plan de la Provincia para avanzar con la obra.
Variante Costa Azul. El proyecto del Gobierno provincial es avanzar en cuatro etapas, desde Carlos Paz hasta La Falda. Ya se habilitó como autovía el tramo desde la autopista Córdoba-Carlos Paz hasta el dique San Roque, por la variante Costa Azul. Allí, se construye actualmente un nuevo puente desde el que comenzará la autopista. Varias asambleas ambientalistas ya presentaron un amparo por esta obra.
Primer tramo. El primer tramo de cuatro kilómetros llegará hasta Bialet Massé. Vottero estima que a fin de mes se podrían conocer más detalles de la obra. También reconoce que en esta localidad está el sector con las obras más complicadas, ya que requerirá viaductos para sortear el relieve irregular de la zona.
Por el oeste. Entre Cosquín y Casa Grande, la autovía cruzará la ruta 38 y seguirá por el oeste hasta La Falda. En total, la autovía tendrá unos 45 kilómetros.

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