29 oct 2017

16 mil hectáreas de bosques menos



La Voz del Interior (29/10/2017)
Más de 16 mil hectáreas quemadas en lo que va de 2017

Desde hace varios años, la época de riesgos de incendios parece estirarse en Córdoba. En pleno octubre, cuando antes parecían desaparecer las condiciones que facilitaban los fuegos, se siguen sumando ahora. Desde el Plan Provincial de Manejo del Fuego anticipan, además, que este año el riesgo se mantendrá alto casi hasta diciembre, sobre todo en el oeste y el noroeste provincial, con una sequía que los complica.
Las lluvias de los últimos días trajeron algún alivio, pero en ciertas zonas harían falta varias precipitaciones sucesivas más para alejar riesgos. Es más: entre viernes y sábado se combatió un foco complicado en Las Palmas (Traslasierra), entre otros varios en el norte.
En la primera quincena de octubre se sumaron varios incendios complejos y expandidos. Uno inquietó por su avance durante dos días, sobre montes y pastizales entre Cruz del Eje y Deán Funes. Allí, unas 2.500 hectáreas ardieron, según los primeros cálculos preliminares.
Días antes, un foco en el Valle de Traslasierra demandó un esforzado trabajo, también de dos días, pero dejó unas 1.200 hectáreas de montes hechas humo. El foco se expandió entre cerros y quebradas casi deshabitadas y de difícil acceso, al norte de Panaholma y al este de Ambul.
El ya acotado bosque nativo cordobés tiene, sólo por lo quemado en una semana de octubre, unas 2.500 hectáreas menos de superficie. No es poco, ante el escaso bosque remanente en Córdoba.
En la semana que pasó, los cordobeses pudieron además comprobar cómo los incendios serranos los afectaban en forma directa y en su vida cotidiana: las cenizas que dejaron como herencia las llamas de dos de esos grandes incendios cercanos al cauce del río Suquía fueron las que provocaron que la Capital y otras localidades se quedaran durante dos días sin agua potable.

La suma del año
De enero a agosto, el año 2017 había tenido muy pocos incendios rurales en Córdoba: apenas unas 1.500 hectáreas en ocho meses, sumando áreas llanas y serranas.
En agosto, las condiciones variaron y se sumaron cientos de focos. Pero siete fueron los más expandidos y complejos.
Llamativamente, en apenas dos semanas, tres grandes incendios complicaron la zona donde limitan el Valle de Punilla y las Sierras Chicas. Allí se sumaron 2.500 hectáreas en la reserva militar La Calera, 3.700 en un foco iniciado en Santa María de Punilla y otras 3.750 entre Cosquín y el Camino del Cuadrado. Entre los tres sumaron 10 mil hectáreas casi encadenadas, en una misma región. Fueron los dos primeros de esos focos.
Por esos mismos días, hubo incendios complejos en Luyaba (Traslasierra) y en Avellaneda (Totoral). Luego, entre cientos de pequeños focos controlados antes de su expansión, se agregaron los de Ambul (Traslasierra) y de Chuña (Cruz del Eje).
La suma estimada para lo que va del año se ubica ahora sobre las 16 mil hectáreas. La precisión oficial se tendrá luego de los relevamientos satelitales actualizados. Es más que lo quemado en los tres años anteriores.
En 2014 y 2016, la superficie anual quemada fue de entre 10 mil y 11 mil hectáreas, de las más bajas de las dos últimas décadas. En 2015 fueron 17 mil. En cambio, 2013 había sido de los peores, con 151 mil hectáreas bajo fuego.

Foco extinguido: las Palmas
Hicieron falta bomberos de 23 cuarteles cordobeses.
Bomberos voluntarios de 23 cuarteles de la provincia pudieron extinguir un incendio de campos en la zona del paraje Las Palmas, en jurisdicción de Salsacate.
Alrededor de 80 bomberos y tres aviones hidrantes, dos pertenecientes a la provincia y uno a la Nación, trabajaron para las tareas de extinción del siniestro en esa zona del Valle de Traslasierra, 205 kilómetros al oeste de la ciudad de Córdoba. Anoche sólo quedaba una guardia de cenizas.

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Cómo sigue el plan sin los recursos que dejaba el impuesto al fuego

En julio, el gobernador Juan Schiaretti sorprendió con el anuncio de que la Provincia dejaría de cobrar el impuesto al fuego, creado desde 2004 y que imponía un adicional en todas las facturas de energía de los cordobeses.
Desde agosto ese tributo ya no existe.
Tras el anuncio, los funcionarios salieron a calmar la duda de los 174 cuarteles de bomberos voluntarios de toda Córdoba, respecto de los recursos para sostener el Plan Provincial de Manejo del Fuego.La promesa fue que se mantendrían los aportes con un esquema similar al que aseguraba ese “fondo del fuego”, pero ahora con el presupuesto general de la Provincia.

En espera
Germán Ternavasio, presidente de la Federación de Bomberos Voluntarios de Córdoba, señaló a La Voz que “en un par de reuniones en el Ministerio de Gobierno se ratificó ese compromiso”.
Sin embargo, dijo que no hay precisiones aún de modalidades y montos por entregar.
“Esperamos tener una reunión en breve para cerrar ese tema para 2018”, dijo.
Ternavasio planteó que la federación reclama que se sostenga el sistema existente de aportes a los cuarteles, el plan de equipamiento y el pago mensual a 350 (de los cinco mil) bomberos voluntarios a cambio de tareas diarias.
Con el aumento del impuesto al fuego en 2017, se preveía recaudar 90 millones de pesos este año. “Para 2018 debería ser un monto mayor, actualizado”, marcó.

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El Pac-Man que se come los bosques

Por Federico Kopta  - Presidente del Foro Ambiental Córdoba

En la década de 1980, fue famoso el videojuego Pac-Man, en el que un simpático círculo amarillo con una boca recorría laberintos y comía puntos pequeños y otros elementos, con el objeto de devorarlos a todos.
Si por internet alguien visualiza el norte y el oeste de Córdoba, por ejemplo, con la plataforma Timelapse de Google Earth, que permite ver una secuencia de imágenes satelitales de los últimos 30 años, tendrá la sensación de que un Pac-Man ha pasado por nuestros bosques nativos.
Los desmontes tienen un rol preponderante en la disminución de la cobertura boscosa, al eliminarla completamente. Sin embargo, los incendios forestales y otras actividades, como la tala de árboles, el rolado y el sobrepastoreo, también deterioran drásticamente los bosques y anteceden habitualmente a los desmontes, de tal manera que los montes nativos en buen estado de conservación han quedado reducidos en la provincia a 300.187 hectáreas en 2016, tan sólo el 2,27 por ciento de la cobertura original.
Por ello, vale recalcar que si existen incendios intencionales con el objetivo de facilitar un desmonte, esto no es posible de acuerdo con el artículo 40 de la ley nacional 26.331 de Protección Ambiental de Bosques Nativos, que indica que si es afectado por incendios, se mantiene la categoría de conservación definida previamente en el ordenamiento territorial. Para el caso de Córdoba, el mapa de Ordenamiento Territorial  fue establecido por la ley provincial 9.814, de 2010.
A la vez, si se realiza un enriquecimiento de bosques nativos incendiados, debe realizarse con especies nativas, tal como lo indica la recientemente sancionada ley provincial 10.467, llamada “agroforestal”.
Si no hay una política de educación para prevenir los incendios forestales y de sanción a quienes los generen, Córdoba seguirá alimentando al Pac-Man comebosques hasta que terminen de desaparecer definitivamente. Y eso lo pagaremos todos con desertificación, reducción de la biodiversidad y falta de regulación del agua, entre otros daños irreversibles.

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Sin agua por las cenizas arrastradas

El impacto más directo y tangible de los incendios ocurridos en las laderas cercanas al río Suquía durante agosto y septiembre se experimentó en más de media ciudad de Córdoba, entre la noche del miércoles y la tarde del viernes.
El 70 por ciento de la ciudad se mantuvo durante ese período sin agua. Los centros de salud necesitaron emplear maniobras de abastecimiento y tanto escuelas como algunos edificios públicos cancelaron sus actividades.
Los desechos y las ramas acarreadas por la lluvia del miércoles taponaron la toma de ingreso de agua a la Planta Potabilizadora Suquía, ubicada en La Calera. Sin embargo, las cenizas que dejaron las áreas quemadas y que fueron arrastradas por el agua provocaron el mayor de los problemas.
El Ersep sostiene que hubo un manejo negligente de la planta, al permitir el ingreso del agua turbia. El cierre tardío de la entrada de líquido con cenizas al decantador es, según el ente, lo que extendió el tiempo de normalización del servicio.
Incluso ayer muchos vecinos manifestaron la suciedad del agua en sus hogares, con quejas constantes a Aguas Cordobesas.

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