8 jul 2013

Piden el cierre de la planta de efluentes de la UNRC

El Puntal de Río Cuarto (08/07/2013)
Vecinos exigen que se cierre la planta de efluentes de la UNRC


Habitantes del barrio Universidad se quejan por los olores y los riesgos que acarrea el tratamiento de materia fecal a 60 metros de sus viviendas. Con notas al intendente de Las Higueras, la universidad local y Ambiente de la Provincia, vienen reclamando que el predio detenga su actividad o sea reubicado
Un grupo de vecinos de barrio Universidad exige que se cierre la planta piloto de tratamiento de efluentes de la UNRC, ubicada a 60 metros de sus viviendas. Los habitantes del sector temen que el procesamiento de 25 mil litros diarios de aguas residuales afecte su salud. Por ello, en los últimos meses presentaron reclamos a las autoridades universitarias, al intendente de Las Higueras y al Ministerio de Agua, Ambiente y Energía de la Provincia. Los antecedentes de la explosión en la planta piloto de la Facultad de Ingeniería y el reciente brote de gastroenteritis en Cabrera aumentan los temores por accidentes y contaminación.
La planta de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) lleva más de diez años funcionando y actualmente realiza el tratamiento de los efluentes de 50 departamentos de las Residencias Universitarias. A su vez, gran parte del agua desechada es reutilizada para riego de cultivos, biogás y fertilizante ecológico.
El problema es que la actividad, desarrollada de manera experimental, se realiza a escasos metros de las casas de barrio Universidad. Ante ello, los habitantes de la zona se quejan de los olores nauseabundos que  provienen del predio y temen que los efluentes manipulados en el lugar generen problemas en su salud. En ese sentido, aseguran que los análisis y los controles son insuficientes.
Ahora, después de varias presentaciones formales, aguardan que Ambiente de la provincia les informe la situación en que se encuentra la planta y dé una respuesta al pedido de cerrar o reubicar el proyecto.

Actividad experimental
“No es oportuno ni sería ético por parte nuestra estar hablando acerca de las bondades que podría tener este sistema”, aclaró Graciela Alanis, vecina del barrio universidad y docente de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UNRC, en relación a la reutilización de los efluentes.
“Pero un proyecto de investigación tiene un objetivo, una metodología de trabajo, con los riesgos que eso implica, y tiene resultados que pueden ser positivos o negativos. Entonces es muy crítica la parte experimental y la están haciendo en zona urbana, que es lo que más nos está preocupando a nosotros”, añadió.
La alarma entre los vecinos comenzó a incrementarse en los últimos meses, a partir del crecimiento de la planta piloto. “En diciembre empezamos con las gestiones porque vimos que esto cada día avanzaba mucho más sobre los espacios: antes era una hectárea, ahora son dos, hablan de 25 mil litros diarios”, relató Roberto Pizzolitto, quien vive justo al frente del predio.
Ante ello, presentaron un reclamo formal a las autoridades de la universidad. Disconformes con la respuesta obtenida, en marzo pasado, a través de una carta firmada por alrededor de 40 vecinos, exigieron al Ministerio de Agua, Ambiente y Energía que cerrara la planta de la casa de altos estudios.
Diez días después, el ente provincial realizó una inspección en el lugar y  extrajo una muestra para analizar el agua utilizada. Este diario intentó comunicarse con el director de Infraestructura para el sur provincial, Juan Manuel Escudero, a cargo del expediente, pero no pudo obtener respuestas sobre la situación de la actividad desarrollada en el campus.
Consultado por las quejas, el ingeniero y responsable de la planta, Raúl Crespi, había afirmado en una nota publicada por PUNTAL días atrás: “Nosotros estamos seguros de lo que hacemos”. Además, dijo que los técnicos de Ambiente que inspeccionaron el lugar se llevaron “muy buena impresión de la planta”.
Sin embargo, los vecinos afirman que el sitio no cumple ciertos requerimientos. “Lo único que hubo fue un examen bacteriológico e inspección ocular del lugar pero sobre problemas de agentes de contaminación no hay nada”, expresó Pizzolitto.
Alanis, mientras tanto, sostuvo que la realización de un único análisis bacteriológico, como el que se realizó en la planta, no tiene validez, ya que las condiciones cambian según el clima y las distintas estaciones.
“Todos tenemos el mismo temor: contaminación del ambiente”, añadió, en tanto, el vecino Gustavo Vílchez, tras subrayar que “todo el barrio” está apoyando este reclamo debido a la preocupación que genera la problemática.
Mientras tanto, Crespi informó que en el futuro preven duplicar la cantidad de efluentes receptados por la planta, una situación que genera aún más polémica entre quienes viven en la zona.

Los antecedentes
Los residentes del barrio repiten que las explosiones de la planta piloto de la Facultad de Ingeniería, así como el brote de casos de gastroenteritis ocurrido recientemente en General Cabrera son antecedentes que anuncian los accidentes que pueden ocurrir cuando no se toman las medidas necesarias.
Respecto a los riesgos que observa en la planta piloto de efluentes, Alanis indicó: “Sabemos que en cualquier ser vivo hay agentes saprófitos -microorganismos que no provocan infección- que ante cualquier destemplanza o desequilibrio pasan a ser patógenos. Y tenemos agentes ideales para la distribución de esos agentes patógenos, como son los insectos, las moscas, los mosquitos, los animales, los peatones que transitamos por ese ámbito”, precisó.
Y continuó: “Sin ir más lejos, miremos lo que ocurrió en Cabrera. La Esterichia Coli es una bacteria que es totalmente saprófita en nuestro organismo, pero dejó de ser saprófita para ser patógena. ¿Y quién lo pudo controlar? Derivó en la muerte y la enfermedad de las personas”.
Por otro lado, Pizzolitto recordó que en enero pasado se produjo un incendio en un sector de la planta de efluentes ubicada en el campus, que afortunadamente no fue de gravedad. “Ante cualquier desmanejo, ¿quién va a sufrir las consecuencias? Nosotros”, advirtió el vecino.
Y continuó: “La planta piloto -de Ingeniería- estaba a escasos metros de un jardín maternal, que si todo el hexano hubiera entrado en combustión estaríamos con ese problema. Tenemos otro antecedente también, de Veterinaria, que también tuvo una explosión. No había clases afortunadamente, si no estaríamos contando con otro problema más de los alumnos que estaban en clase. Y no quiero que esto sea un problema más”, dijo en relación a la actividad que se desarrolla justo al frente de su hogar.
En ese marco, Alanis concluyó: “Nadie se plantea un trabajo de investigación con fines invasivos ni agresivos para la población. Pero tampoco se miden las consecuencias en el momento que se tiene que medir”.

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