7 jul 2013

Reserva de Vaquerías afectada por Camino del Cuadrado

El Puntal de Río Cuarto (07/07/2013)
Una reserva natural con serios daños ambientales por una obra provincial


Es una zona protegida de 400 hectáreas. Su principal curso de agua quedó sepultado bajo 2 metros de escombros y sedimentos del Camino del Cuadrado. Hace dos años se anunció la remediación pero aún no se ven resultados
Antes, hace apenas dos años, en ese lecho de escombros y piedras había vegetación, ollas de agua serrana y transparente de hasta dos metros y un diquecito que abastecía a toda la reserva natural. Hoy, todo está sepultado bajo dos y tres metros del sedimento que se desprende del Camino del Cuadrado, la obra que construyó la empresa Britos para el gobierno provincial y que ha estado envuelto en polémica por las fallas estructurales y las consecuencias ambientales que viene generando desde 2011.
Vaquerías es una reserva de 400 hectáreas que pertenece a la Universidad Nacional de Córdoba y que resguarda sectores de bosques serranos que han sido devastados en otros sectores por el desmonte. Está en el Valle de Punilla, a sólo cuatro kilómetros de Valle Hermoso, cerca de La Falda.
Una de las curiosidades es que no sólo se trata de una reserva creada por el rectorado de la UNC sino que también consiguió el mismo estatus de parte de la Provincia. Sin embargo, fue una obra vial del propio estado cordobés la que destruyó su principal recurso natural: el arroyo Vaquerías.
En 2011, ante la evidencia de que el desastre ecológico era profundo, la gestión de Juan Schiaretti y la Universidad firmaron un acuerdo que implicaba que la Provincia debía financiar los estudios y los trabajos de  mitigación del daño ambiental por un total de 20 millones de pesos. Aún hoy, a pesar de que hubo tareas que se hicieron pero se discontinuaron, los efectos de los sedimentos que caen constantemente a la reserva son desoladores.
Joaquín Piedrabuena es el guardaparques de Vaquerías. Es un buen conversador y no se separa del termo y el mate ni a sol ni a sombra. Dice que la mayoría de los turistas dejaron de visitar la reserva natural porque el sector que más intensamente se usaba es una ruina de lo que fue. Señala la causa del mal: la montaña de donde caen las piedras al lecho del arroyo.
El Camino del Cuadrado es una ruta de 35 kilómetros que une las Sierras Chicas con el Valle de Punilla. Y se convirtió en polémica cuando la oposición empezó a denunciar irregularidades y errores en la obra: el legislador radical Rodrigo de Loredo propuso incluso crear una comisión investigadora porque las constructoras Britos y Helport cobraron 34,2 millones de pesos más de lo previsto por un tramo de apenas 11,9 kilómetros que nunca se terminó; además, hay desmoronamientos constantes y peligrosos sobre el trazado y los terraplenes sobre los que se erigió la ruta se erosionan rápidamente y hacen que el pavimento se deteriore con frecuencia en al menos seis tramos. Aún hoy, a pesar de que se inauguró hace dos años, el Camino está inconcluso y la Provincia debería desembolsar otros 23,8 millones para finalizarlo.
Pero más allá de las consecuencias económicas y estructurales, el Cuadrado provocó otros impactos tal vez aún más negativos. El ingeniero Mario Espada, de Vialidad Provincial, señala que los efectos ambientales de la obra se habrían atenuado si se hubiera usado la antigua traza del Camino del Cuadrado en vez de abrir a fuerza de dinamita una nueva ruta. Y no sólo las sierras sufrieron el cambio sino, fundamentalmente, la Reserva Natural Vaquerías, que tiene la desgracia de que haya taludes que dan directamente hacia el cauce del arroyo que le da su nombre.
“Ha habido una gran modificación del cauce. Se ha alterado por completo. El lugar por donde antes corría el agua, que era un cauce típico de un arroyo serrano, con piedritas, vegetación y ollas de agua, hoy está sepultado bajo un par de metros de sedimentos que han venido de la construcción. Hay escombros y residuos de demoliciones donde estaba el suelo formado naturalmente”, dice Joaquín.

- ¿Por qué se produjo este impacto ambiental? ¿Hubo falta de previsión, de estudios?
- No hubo ninguna previsión. Seríamos benévolos e inocentes si pensáramos que después de que las sierras quedaran como quedaron, sin ningún tipo de vegetación y con un suelo suelto, no iba a haber consecuencias. Los taludes del Camino del Cuadrado quedaron ubicados justamente en los sectores o en las quebradas donde las vertientes y los pequeños arroyos ingresaban y colaboraban con el caudal del arroyo principal. Entonces, esa misma agua que naturalmente siempre ingresó luego de una lluvia a través de las quebradas, después de la formación de esos terraplenes empezó a llegar con una gran cantidad de sedimentos de obra. Piedras y escombros.

- ¿Qué composición tenía el arroyo antes de la ruta?
- El área que históricamente tuvo un uso más intensivo de parte de la gente fue la que más sufrió. Era usada prácticamente como balneario: la gente venía, estacionaba, había una bajadita y unas ollas hermosas, de dos metros. Eso fue lo que más se modificó porque en este tramo el arroyo corre como en un llano. Entonces, la fuerza del agua disminuye y ahí se depositan los sedimentos. También hay que destacar la modificación que sufrió uno de los recursos turísticos y paisajísticos más grandes que tiene la Reserva, que es la Cascada de los Helechos.

El arroyo Vaquerías nace de la unión de otros dos: uno sale de la Cascada de los Helechos y el otro de la Cascada del Ángel. El paso del primero fue obstruido por el Camino del Cuadrado. Y la empresa, en vez de construir un puente para que no se interrumpiera la conformación natural del cauce, construyó un paredón y dejó un caño. “De ahí, el agua pasa a un talud. Imaginá la cantidad de sedimentos que caen por ahí. Es impresionante la diferencia que hay con la Cascada del Ángel, que sigue teniendo las características que siempre tuvo. En la otra cascada había una olla muy hermosa que hoy desapareció”, relata el guardaparque.
En Vaquerías hay un hotel de la Universidad Nacional de Córdoba. Allí llegaban contingentes de chicos que pasaban algunos días y conocían la reserva, con la fauna y las especies de árboles características de una zona serrana. Cada especie está identificada con un cartel porque la reserva tiene objetivos no sólo conservacionistas sino también educativos. Hoy el hotel está en problemas porque la provisión de agua suele ser insuficiente. Por eso, la llegada de los chicos cayó notablemente. La causa es que el dique que contenía el agua del arroyo y abastecía al hotel casi ha desaparecido. En su lugar hay una enorme extensión de piedras y escombros y hasta una montaña de sedimentos que dejó la empresa constructora.
“Britos de vez en cuando mandaba a retirar los escombros. Pero la última vez que aparecieron trajeron máquinas, removieron las piedras y las pusieron todas juntas. Formaron una montaña en pleno lecho. Y no la sacaron nunca más”, cuenta Joaquín.
En los terraplenes que dan a Vaquerías, en las sierras cortadas por el Camino, se notan distintas coloraciones. Son las pruebas que está haciendo la empresa con telas geotextiles e hidrosiembra para tratar de frenar el drenaje constante de sedimentos al arroyo.
“Hacen trabajos bastante discontinuos. Pero, aun si encuentran la solución, van a pasar muchos años para recuperar lo que se perdió”, relata el guardaparque con amargura.
Vaquerías fue declarada reserva natural en 1989. Un año después la Provincia le dio el mismo estatus. Está dentro del sistema de áreas protegidas de Córdoba. Pero durante 20 años funcionó precariamente, sin presupuesto, sin personal ni plan de manejo. Ese déficit comenzó a erradicarse en 2011, cuando se aprobaron partidas y se elaboró un programa para la reserva. Como si fuera una broma de mal gusto, ese mismo año la Provincia dio luz verde para que arrancara el segundo tramo del Camino del Cuadrado. Y entonces, una montaña de piedras sepultó los planes, los presupuestos y las buenas intenciones.

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