5 oct 2006

Con el corazón en llamas

La Voz del Interior (05/10/2006)
Con el corazón en llamas

El corazón de los cordobeses está en llamas por el dolor y la impotencia de ver cómo nuestras sierras se destruyen inexorablemente, producto de la desidia humana. Los chivos expiatorios abundan y las autoridades desvían la atención del siniestro. Pero les alcanza un importante grado de responsabilidad.
Un fuego forestal no cubre de golpe miles de hectáreas. Se puede iniciar con la llama de un fósforo encendido por un irresponsable, por una botella que hace de lupa entre pastos secos o un rayo, entre otros detonantes. Es decir, es pequeño en sus comienzos.
¿Qué pasa que el control del fuego que siempre se nos escapa de las manos y termina produciendo verdaderas catástrofes ecológicas? Y aquí reside mi dolor y el de todos los coterráneos. Tenemos permanente publicidad haciendo conocer los aviones hidrantes que compró la Provincia y lo efectivos que son, "antes, durante y después del fuego".
Pero si todo es tan perfecto, ¿por qué no se pudo controlar el fuego ni bien comenzó, o, al menos, poco tiempo después? Si reflexionamos al respecto, la única fuerza que brilló fue la de los Bomberos. Pregunto, y les pregunto a los gobernantes e intendentes de la región siniestrada: si había alerta máxima y extrema desde hace dos meses, ¿a nadie se le ocurrió conformar patrullas móviles rotativas para evitar el desastre? ¿O no alcanzan los fondos del impuesto al fuego?
La pregunta obligada es: ¿cuál es el beneficio de la inversión si no sirvió? Otra, ¿dónde estaban las autoridades del Plan de Manejo del Fuego y su equipo antes de que se tornara incontrolable?
Seguramente, el presupuesto no es la causa. 50 millones de pesos al año recaudados a través de Epec son suficientes para hacer, y mucho. Se habla del heroísmo de nuestros bomberos, pero a estos abnegados servidores públicos se les sigue pagando con un pancho, una gaseosa, una palmadita en la espalda, la obra social. El 10 por ciento de semejante caja repartida para todos los cuarteles de Córdoba es casi una burla.
Podrá llenase la boca el gobernador con todos los elogios que quiera, pero el sacrificio y el estómago de esta gente no se llena con su aliento. ¿Toma el doctor José Manuel de la Sota la gestión de gobierno como voluntario?
En lo técnico también se improvisó. Para hacer que rinda la expulsión del agua de los tanques de los aviones u otros medios, se debería mezclar con espumantes o retardantes químicos que hacen que la humedad permanezca por más tiempo en el suelo y que no se evapore rápido ante las altísimas temperaturas. Si tiramos sólo agua, el rendimiento es poco efectivo, más aún con escaso volumen de agua por ser aviones con poca capacidad.
Esta inquietud la consulté con un funcionario de Medio Ambiente de la Provincia, quien expresó que a veces tiran espumante/retardante. Que es un producto "muy caro", y que lo compran a "un mayorista" de Córdoba. Me quedé pensando, repasé videos de los informativos locales, fotos color de los diarios y no pude observar el clásico color "naranja" que tiene el agente retardante en las tiradas de los aviones.
Ante esta duda, consulté al coordinador del Plan Nacional de Manejo del Fuego, quien dijo que sólo están tirando agua porque en Córdoba les piden trabajar así y cuando se afectan los aviones de la Nación a la Provincia, ésta los opera como quiere, aunque muchas veces, el criterio no sea compartido.
La verdad es que, si tenemos fondos y equipo, ¿por qué no usamos el químico que potenciaría el resultado del ataque al fuego, asegurándonos mejores resultados? ¿O alguien quiere que no se gaste el dinero? ¿ O no saben cómo hacer el trabajo? ¿Cuál es la respuesta?
Si algunos piensan que esto es política, les ahorro el trabajo. Es verdad, estoy defendiendo la causa de muchos cordobeses que es también mi causa. Eso es hacer política. Peleo por la verdad y porque somos muchos los que no queremos seguir perdiendo lo nuestro en manos de administraciones irresponsables y de funcionarios que dicen y no cumplen.
Algunos se atajan poniendo ejemplos de Canadá o España como justificando lo que aquí pasa. Es cierto que también sufrieron grandes incendios forestales, pero la gran diferencia es que muchos no llegaron a irse de control y otros fueron apagados. En nuestra provincia se apagaron porque ya no había qué quemar.
También habría que preguntarse: ¿por qué siempre se incendia Córdoba? ¿Por qué, con flora muy parecida -sólo difieren las especies-, no pasa lo mismo en San Luis, La Rioja, Catamarca y otras provincias con abundancia de verde? ¿No será útil para algunos que ahora podrán pasar una topadora, limpiar el suelo y especializar la tierra en sembradíos de soja? Recuerdo cuando se quemaron cientos de hectáreas en Bariloche. Después apareció gente comprando por centavos las tierras que quedaron yermas por el fuego.
¿Eran oportunistas aprovechando la fatalidad? ¿O la fatalidad atrajo a los oportunistas? ¿O los oportunistas estaban esperando el siniestro? La historia, ¿se repetirá en Córdoba?

Ricardo Norberto Zalazar
Aviador civil
© La Voz del Interior

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