26 may 2019

El invierno hace desbordar las cloacas colapsadas



La Voz del Interior (26/05/2019)
La grasa de las capitales y las cloacas colapsadas

En invierno, los reclamos por desbordes pasan de un promedio de 40 diarios a entre 52 y 55 cada 24 horas; un 30 por ciento más.
¿Por qué las cloacas de la ciudad de Córdoba desafían las leyes de la física y, en vez de contraerse con el frío, explotan y se desbordan aún más que con los calores que expanden los cuerpos?
El problema existe: en invierno, los reclamos por desbordes pasan de un promedio de 40 diarios a entre 52 y 55 cada 24 horas; un 30 por ciento más, según corroboran funcionarios y empleados de Redes de la Municipalidad de Córdoba.
Aunque la cantidad aceptable para los vecinos es 0, la proporción no parece tan alta: Córdoba tiene 537.822 parcelas y 304.295 (56,86 por ciento) cuentan con acceso a la red cloacal. Son más de tres mil kilómetros de red fina y unas cuatro mil bocas de registro.
“Hay un agravante –apunta Oscar Basáez, histórico delegado del Suoem en Redes–, y es que la desobstrucción en un día invernal insume más de 25 minutos en cada punto, porque se requieren más pasadas para romper los bloques de grasa o sólidos, cuando en verano no se requieren más de 15 minutos en cada intervención”.
Para el director de Redes, Daniel Bardagi, hay un culpable claro: los negocios gastronómicos. “Hacen mal uso de la red, al volcar por los inodoros o por las piletas restos de comidas con alto contenido de grasas. Al comenzar la época de temperaturas más bajas, la grasa se endurece dentro de la cañería y produce tapones que obstruyen la red”, dispara el funcionario. “No existen los controles suficientes para exigir que pongan las trampas de grasa”, abona Basáez, en la misma dirección.
Las nuevas habilitaciones no se dan sin cámaras de tratamiento, conocidas como graseras. Pero muchas veces basta con la declaración del comerciante, sin verificación en terreno.
Un vocero de los gastronómicos descartó la acusación. “Desde hace varios años, los locales gastronómicos trabajan con una empresa que recoge en bidones el aceite usado, que luego se transforma en biodiésel. Es un servicio que presta sin costo, porque obtiene ganancia con el combustible”, apunta. “Los gastronómicos se han aggiornado y están haciendo un aporte sustentable; esta acusación es falsa”, insiste.
Puede haber otra explicación: la gran cantidad de basura que se encuentra en las tuberías. Para poder desobstruir las cañerías, la Municipalidad compró un nuevo aspirador con una bomba de vacío que tiene un mayor poder para trabajar con materia sólida. Lo que debería circular por las tuberías tendría que ser 99,5 por ciento líquido; pero son los sólidos (basura, bloques de grasa y objetos extraños) los que taponan las redes.
También se incorporarán 10 nuevos empleados, ganadores de uno de los concursos implementados por la gestión de Ramón Mestre, cuyas incorporaciones están siendo objetadas por la oposición, aunque en este caso los refuerzos son esperados desde hace tiempo por los 92 empleados de Redes, que cubren 24 horas, por siete días, por 365 días al año.
Las deficiencias de la recolección podrían invitar a apuntar hacia arriba, pero no hay exculpación posible para el vecino que usa de esta manera la infraestructura que disfruta y de la cual carece casi otra mitad de capitalinos, entre ellos los del sur hundido por el colapso de los pozos negros y la elevación de las napas freáticas.

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