12 abr 2019

Niños afectados por la contaminación de RSU



La Voz del Interior (12/04/2019)
Basurales clandestinos: cinco colegios rodeados

Son casi las 14 y el sol se hace sentir a través de los ventanales abiertos de la escuela Maestro Moyano, de barrio El Chingolo I. Hace ya 15 minutos que los chicos ingresaron porque es hora de ir al comedor, aunque afuera hay un olor penetrante y nauseabundo por las cloacas que corren a metros del edificio y por el basural que está al frente. Las mamás todavía están en la puerta y aseguran que estos olores están en todo el barrio.
“La escuela está rodeada por el basural que está al frente, adonde llevan de todo, inclusive perros muertos, y en las calles corre la cloaca; pero nunca lo limpian. Esto es así siempre y los chicos tienen que comer así, con estos olores en el comedor”, cuenta Noelia Soria, que acaba de dejar a tres de sus hijos más grandes en la escuela, y a dos más pequeños en el Jardín Egidio Cerrito.
“Cuando hace calor, esto es peor. No sé si por las elecciones aparecerán (los candidatos)”, agrega Erika Sarria, que también recién deja a sus tres hijos en el colegio. Sobre la calle pública principal está el patio de la escuela, justo al frente del basural, y en la esquina, por donde ingresan los alumnos, hay una cañería que desborda de líquidos en cascada.
Esta postal se repite en otras cuadras del barrio. Ariel Romero, presidente del centro vecinal El Chingolo I, completa el relato de las mujeres y describe sus intensas gestiones para que alguien los escuche. “La gente viene, tira lo que sea y se hace un basural. Y así tenemos el olor feo de las cloacas, cuando tenemos los chicos en la escuela. Las cañerías se llenan y revientan por las calles. Vamos a pedir al CPC Guiñazú, pero no pasa nada. Ya no sabemos qué hacer”, comenta en tono desconsolado al relatar el cuadro de situación de esta zona próxima a Juan B. Justo al 7000.
A pocas cuadras de ahí, en Villa Azalais Oeste, el presidente del centro vecinal de ese barrio, Luis Carballo, tiene la misma amargura: “El canal está lleno de basura, la gente viene y tira, cuando este lugar da al patio trasero del Ipem 70 profesor Humberto Dionisi”. “Nadie se hace cargo de limpiar el canal. La Provincia dice que es la Municipalidad y al revés. Presentamos notas, pero la gente sigue tirando basura de noche, en la costa del canal, vuelve el olor y se desborda con animales muertos y esto también entra a las aulas, porque el Ipem está pegado”, resume Luis, quien intenta con los vecinos llevar adelante una campaña de concientización. “No es fácil porque se generan situaciones tensas entre quien vive en el barrio, y pide que no tiren residuos, y el que no le importa y deja la basura”, explica.
El año pasado, la escuela Trinidad Moreno, de barrio Yofre Sur, fue noticia cuando se conoció que por decisión de la Provincia sus alumnos debían mudarse para tomar clases en otro establecimiento debido a los constantes problemas por el humo generado por un basural clandestino. Actualmente, la institución está en pleno proceso de remediación. Está, tal vez, unos pasos más adelante en relación con los de otras zonas afectadas.
Patricia Depiante, presidenta del centro vecinal de Yofre Sur, cuenta que, tras el episodio, los vecinos consiguieron que la Municipalidad hiciera cercar casi en su totalidad el basural, que ocupa varias hectáreas de barrancas; y que se realizan diversos estudios para abordar el tema.
“Es muy difícil porque la gente sigue tirando. Hasta un caballo muerto dejaron hace poco. Ahora, los vecinos están más advertidos porque la Municipalidad nos pidió que los denunciáramos”, explica. Sobre esta experiencia del año pasado y en un intento de remediación, Depiante se ilusiona y apoya un proyecto de recuperación de las barrancas. “Lo que logramos con la Municipalidad y el dueño de estos terrenos es que cerraran cuatro accesos. También sabemos que se trabaja en un relevamiento del aire con la UTN y esperamos que se pueda dar el proyecto de una reserva. Sería muy importante, porque hay especies que pueden recuperarse”, insiste la mujer.
En Nuestro Hogar III, los vecinos también temen por los pequeños que concurren al jardín Albert Sabin. La postal es similar a las anteriores, por lo que decidieron ayer subir fotos a las redes sociales para contar su preocupación.
Una situación parecida se revela a diario en Campo de la Ribera, frente al colegio Florencio Escardó, sobre Martín Cartechini, donde comenzaron a acumularse bolsas con residuos.
Desde la Municipalidad hicieron saber que para la limpieza de los basurales se tiene en cuenta la proximidad a lugares concurridos, aunque reconocieron que a las pocas horas de que ingresan los camiones para retirar residuos, vuelven a llegar vecinos para arrojar otros.
“Lamentablemente, estamos detrás del problema, necesitamos mayor concientización. Y doy fe de que, en el caso de Yofre Sur, trabajé con los vecinos, empezamos a cerrarlo. Ahora tenemos el problema de que están tirando en Los Pinos, el barrio próximo”, explica Francisco Guzmán, subsecretario de Higiene Urbana municipal. “Sacamos toneladas en el basural que está al lado del Club Atalaya, y el lunes vamos otra vez”, resume el funcionario.

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En el Club Atalaya, se juega al fútbol a metros de la basura

La basura acumulada, más el olor y el humo, ya complicó en reiteradas oportunidades las actividades deportivas que niños y adolescentes realizan en el club.
En Darwin y Canal Maestro Norte hay un olor nauseabundo. El agua está estancada y marrón. A metros de ahí, el paredón del Club Deportivo Atalaya, en barrio Argüello Lourdes, pone el límite entre el basural clandestino y las canchas de fútbol. Hace menos de una semana, las máquinas de la Municipalidad ingresaron y retiraron cientos de residuos, escombros y neumáticos, pero la limpieza parece no alcanzar porque se ven pilas de residuos que colindan con la tapia. Hay un grupo de hombres que revuelve entre los neumáticos y otro que está apostado esperando para seguir con el trabajo. Al parecer, más basura entró en las últimas horas. “Esto siempre se quema y el olor llega hasta nuestras casas; lo limpian y sigue así”, asegura Carolina, en el momento que cruza el puente del canal con su hija de 5 años y un bebé de dos meses en los brazos.
La basura acumulada, más el olor y el humo, ya complicó en reiteradas oportunidades las actividades deportivas que niños y adolescentes realizan en el club. Una cortina de humo espeso se puede ver en las fotos que los mismos vecinos subieron a las redes para graficar el momento y el lugar en el que los chicos juegan, con el basural en llamas de fondo.
La concejala María Eugenia Reales contó a La Voz que se solicitó a la Municipalidad la limpieza del Canal Maestro Norte desde noviembre de 2017. “Pedimos para que el municipio procure un ambiente sano y equilibrado, que proteja el ecosistema humano, natural y biológico”, resumió la edil, al precisar parte de los fundamentos planteados. También autoridades del club solicitaron vía una nota al Concejo Deliberante por la limpieza de los terrenos.

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