26 dic 2018

Impactante pérdida de biodiversidad en las Sierras Chicas



La Voz del Interior (26/12/2018)
En 10 años, el bosque serrano perdió el 24% de las especies

La destrucción del chaco serrano en la zona de las Sierras Chicas comenzó en la década de 1970 con los desmontes para cultivos y urbanizaciones. En la actualidad, sólo quedan parches de vegetación nativa. Esos relictos (porción de territorio cuyos seres vivos han logrado sobrevivir) están en una cuenta regresiva.
Un estudio de investigadores cordobeses determinó que en 10 años estas parcelas boscosas perdieron el 24 por ciento de las especies.
Es una tasa de pérdida de biodiversidad que no tiene precedentes, según asegura el título del artículo científico publicado hace unas semanas en la prestigiosa revista Plos ONE.
La marcela (Achyrocline satureioides) y la carqueja (Baccharis articulata), dos especies con reconocidas propiedades medicinales, ya desaparecieron de los relictos de bosques estudiados.
El mismo destino triste tuvieron la margarita morada (Glandularia dissecta) y la malva cimarrona (Anoda cristata), ambas de valor ornamental.
La situación puede ser todavía más preocupante para el malvavisco (Sphaeralcea cordobensis), la stevia de Achala (Stevia achalensis) y la chilca (Flourensia campestris) porque son especies endémicas de la Argentina, es decir que no habitan en otras partes del mundo.
Ramiro Aguilar, investigador del Conicet en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv) de Córdoba, es el primer autor del trabajo. “No se han publicado estudios en los que se hayan detectado tasas de pérdida de especies de tanta magnitud y en tan poco tiempo”, aseguró en diálogo con este medio.
Y agregó: “En Europa, las tasas de pérdidas son del 15 al 20 por ciento en periodos de 100 años. Estudios similares realizados en Estados Unidos registraron pérdidas del 15 por ciento en 50 años. Nosotros encontramos 10 veces más ese valor en las sierras de Córdoba”.
El desmonte de las décadas pasadas dejó sólo algunas parcelas de bosque nativo. En 2013, Aguilar y sus colegas analizaron 18 de estos parches y compararon la riqueza de plantas encontrada en el relevamiento con la que se determinó en un estudio realizado en los mismos sitios en 2003.
La mayoría de los parches están ubicados al este de la autovía E-53, muchos de ellos en la estancia Santo Domingo. También hay una parcela grande en la Reserva La Quebrada. Otras están ubicadas cerca de Falda del Carmen. Pertenecen al ecosistema llamado chaco serrano. El estudio de 2003 determinó que había 229 especies entre todas las parcelas. Diez años después, el número bajó a 163. Una buena parte de las plantas relevadas en 2003 ya no estaban (91), aunque en 2013 también encontraron 25 nuevas especies.

La razones
El problema es que los parches se quedan sin conexiones entre sí. “La conservación de la biodiversidad en esos fragmentos de bosque depende de su tamaño y de la reserva de semillas, propágulos y del polen que pueden intercambiar entre parcelas. Si los parches quedan desconectados, irán perdiendo biodiversidad”, explica Aguilar. Todas las especies que desaparecieron de estas parcelas son herbáceas que tienen una vida más corta. Y en general son de baja abundancia a lo largo de paisaje.
Pero el investigador aclara que a los árboles y arbustos no les va mejor. Persisten sólo porque tardan más tiempo en morir, pero luego es probable que no tengan posibilidad de generar nuevos individuos por la falta de propágulos.
“Si al día de hoy no se produjera ningún cambio, igual se seguirían perdiendo especies. Lo más probable es que las especies exóticas colonicen las parcelas y el paisaje sea más homogéneo y no tan diverso”, explica Aguilar.
Las razones de esta pérdida de biodiversidad son tres: la presión que se ejerce por el entorno, en especial, por el crecimiento urbano; el pastoreo intensivo de las vacas y un aumento en la frecuencia de los incendios.

A restaurar
Para Aguilar, la única forma de detener está pérdida de especies es la restauración. “Es importante mejorar la conectividad de los parches. Una medida acertada sería avanzar en el corredor de reservas naturales de Sierras Chicas”, asegura Aguilar.
Y también apunta a que se realice un ordenamiento territorial coordinado entre todos los municipios que hay en la región para que se cuiden estos relictos de bosque nativo.
Ana Cingolani, investigadora de Conicet que no participó de este estudio, cree que si no se restauran estos parches, las especies exóticas colonizarán los bosques y se crearán neoecosistemas.
“El avance de la urbanización claramente se soluciona con un ordenamiento territorial. Y para la erosión e invasión de exóticas, la única salida es la restauración”, asegura.
Cingolani asegura que, por experiencias en otros ecosistemas, el pastoreo también debería regularse, pero no eliminar al ganado por completo porque facilitaría la invasión de especies exóticas.
“El estado ya debería estar generando políticas de restauración para no seguir perdiendo bosque ni biodiversidad”, agrega la investigadora.

Consecuencias
La destrucción del bosque no es gratuita para los cordobeses, asegura Aguilar. Su precio es que también perdamos los servicios que estos ecosistemas les brindan a los seres humanos.
Uno muy sensible para la Provincia es la conservación de las cuencas hídricas que dan agua en cantidad y calidad.
Pero también se pierde fauna polinizadora de la que dependen muchas plantas, incluso cultivos; se fija menos carbono, medida clave para mitigar el cambio climático, y desaparece el paisaje natural de las Sierras, que también atrae al turismo.

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