25 nov 2018

Nueva traza de la autovía de Punilla: será hasta Casa Grande



La Voz del Interior (25/11/2018)
La autovía de Punilla llegará hasta Casa Grande

La nueva traza será por el oeste y no por la montaña. Se pretende iniciarla en 2019. El cruce de Bialet Massé, el gran dilema.Tras meses de intensas polémicas por el trazado de la nueva autovía que atravesaría el Valle de Punilla, el 2 de octubre pasado el Gobierno provincial anunciaba el archivo de su proyecto que avanzaba sobre el pie de montaña. A la vez, afirmaba que estudiaría una nueva traza pero no ya por el este de la colapsada ruta nacional 38, sino por el oeste.
Ahora, a 50 días de aquella definición y con el conflicto apagado, desde la empresa provincial Caminos de las Sierras aseguran que se está trabajando en el nuevo proyecto. La traza no está resuelta pero aparecen algunas definiciones: será más extensa que la que se debatió meses atrás y la pretensión es iniciar la obra en 2019, si es que se obtiene financiamiento. De concretarse, sería la obra provincial más costosa a licitar el próximo año.
El proyecto frustrado que se debatió en audiencia pública este año comprendía los 15 kilómetros entre la comuna de San Roque y la ciudad de Cosquín, pasando por el este a Santa María y Bialet Massé.
Ahora, el nuevo trazado por el oeste agregaría 11 kilómetros más para llegar hasta la comuna de Casa Grande, a escasa distancia del conglomerado Valle Hermoso-La Falda.
Anticipos
Caminos de las Sierras es la empresa provincial a cargo del proyecto. Es la misma que cobra peaje y mantiene la red de accesos a Córdoba y la autovía 36, que la Nación concesionó a la Provincia.
Jorge Alves, su presidente, señaló a La Voz que ahora la prioridad es terminar la Variante Costa Azul, que oficia como primer tramo de la nueva autovía. “En abril o mayo estará culminada y allí deberíamos tener resuelto el proyecto para el segundo tramo, hasta Casa Grande”, apuntó.
La Variante Costa Azul, de 7,5 kilómetros y en su última etapa de construcción, evita el paso urbano por Villa Carlos Paz y llega a San Roque por un nuevo puente sobre el dique.
“El cambio de traza hacia el oeste está totalmente confirmado, no hay vuelta atrás. Tan es así que en función de eso la bajada del primer tramo a San Roque, hasta la ruta E 55, la estamos haciendo como autovía, de cuatro carriles. Eso lo modificamos ahora, porque estaba prevista como una ruta simple. La traza restante partirá desde ese punto”, anticipó Alves.
Sobre el nuevo trazado anticipó que llegaría hasta Casa Grande y que se están evaluando “las tres o cuatro posibilidades que aparecen sobre el oeste”. En vez de los 15 kilómetros que se discutían meses atrás, ahora serán más de 25.
Alves dijo que por ahora no se evalúa apelar a institutos universitarios o consultoras externas que elaboren el proyecto, como hizo Vialidad Provincial con el anterior. En ese caso, se había contratado –por 8,6 millones de pesos– al Instituto de Investigación en Infraestructura y Servicios Públicos (Iispi), de la UNC.
“Se está trabajando con personal de Caminos de las Sierras y de Vialidad Provincial, relevando el terreno, revisando ideas, viendo topografía y planimetría. Cuando se definan alternativas concretas, el gobernador decidirá con cual avanzar”, indicó el funcionario.
Como se anticipó apenas se resolvió el cambio de trazado, el mayor dilema técnico es el paso desde el este al oeste por Bialet Massé: sería imposible hacerlo sin involucrar su zona urbana.
“Sí, es el punto más complicado. Después ya se seguiría por un camino vecinal ya existente o por otras opciones en estudio, pero esa traza ya no es problemática porque no hay bosque ni otras dificultades”, planteó Alves, que admitió que las opciones para Bialet Massé pasarían por “duplicar el actual puente sobre el río Cosquín, o hacer otro más hacia el sur, en cercanías a la Plaza Federal, o utilizar ese puente y tomar por la vías ferroviarias”.

¿Hay fondos?
Este segundo tramo de la autovía no figura en el Presupuesto provincial de 2019. El presidente de Caminos de las Sierras asegura que eso no implica que no pueda iniciarse ese año. “Que no figure no significa demasiado, porque se está buscando financiamiento, y seguramente se conseguirá”, dijo.
En el proyecto anterior, se estimaba un costo de tres mil millones de pesos hasta Cosquín. Hasta Casa Grande se estiraba a cuatro mil millones. Pero esos números eran muy previos a la devaluación del peso. Ahora, podrían crecer hasta el doble.
El tramo a punto de terminarse de la Variante Costa Azul, con puente incluido, rondaría los 2.500 millones de pesos.
Es otro proyecto: tendrá que ir a una audiencia pública
El nuevo proyecto empieza de cero: demandará que se elabore su estudio de impacto ambiental y que se someta a audiencia pública.
El cambio del trazado por el oeste es el que venían pregonando las asambleas de vecinos, grupos ambientalistas y otros sectores que se opusieron al proyecto oficial. Plantearon que, de todas las posibles, esa opción era la que más impacto ambiental generaría, porque en su mayor parte avanzaba sobre bosque nativo, atravesaba varios kilómetros de un yacimiento de uranio que los especialistas recomendaban no remover, e implicaba otros riesgos para el ecosistema serrano, sobre el pie del cordón montañoso.
Por el oeste, en cambio, no hay monte autóctono ya para afectar, no se registran yacimientos de uranio y el terreno presenta menos pendientes y afecta una proporción menor de espacios de montaña.
Los defensores del proyecto oficial por el pie de montaña argumentaban que, sobre todo, era el trazado más corto, directo y económico.
Desde ese colectivo de agrupaciones y sectores que se movilizaron contra aquel proyecto, insisten ahora en que para esta segunda etapa aguardan que se abra ahora un proceso más abierto y participativo.

Una reunión clave: un bar, testigo del cambio
En los últimos días de septiembre, un bar de barrio Nueva Córdoba, en la capital provincial, fue testigo de la reunión clave que destrabó el conflicto. Fue el presidente de Caminos de las Sierras, Jorge Alves, el que promovió el encuentro con tres referentes (uno jurídico, uno ambientalista y uno técnico) de los grupos movilizados contra la iniciativa oficial. Allí, Alves les anunció que, con el guiño del gobernador, el proyecto (que ya tenía “licencia ambiental” y podía licitarse) se desarmaba.
Razones técnicas, quizá combinadas con económicas, y sobre todo la impresión de que la tensión en Punilla no cesaría, motivaron el cambio. Los tres interlocutores no sabían si creerlo. Una semana después, Alves lo anunció públicamente. En vez de licitar, se empezaría de nuevo.

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