13 may 2018

Lago Villa Dalcar en Río Cuarto, importante refugio de aves



El Puntal de Río Cuarto (13/05/2018)
Lago Villa Dalcar: refugio para más de 70 especies de aves

A mediados de abril, Caleb Gordon, un ornitólogo estadounidense, recorrió el entorno del Lago Villa Dalcar y quedó sorprendido por la variedad de aves que pueden encontrarse en ese espacio natural ubicado al oeste de la ciudad, en medio del manchón urbano. Muchas acuáticas, pero otras tantas que no lo son, habitan diariamente y conviven en un pequeño ecosistema rico en vida. En su paso por Río Cuarto, Caleb registró 24 de las más de 70 que pueden encontrarse en el lugar, dependiendo de la época del año y el día. Hay algunas variedades migratorias que sólo viven allí durante determinados meses del año, como las golondrinas.
Hay en la ciudad un “Bird Club” en el que muchos colaboran para tener registros de las especies en los distintos sitios naturales. En el caso del lago, hasta el momento se registraron 74 clases de aves diferentes.
Pablo Brandolín es biólogo, ornitólogo y docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto y no duda en destacar la importancia que tiene el lago para el avistaje de aves. “Venimos haciendo un seguimiento de las aves y efectivamente el lago es un lugar importante, con mucha variedad”, dijo el científico.
Caminando alrededor del espejo de agua, otro biólogo y docente de la Universidad, Adolfo Martino, se sorprende por “la cantidad de vida que hay en el lugar” y mira no sólo las aves y el agua, sino los alrededores. “Hacía mucho que no recorría el lago y lo veo muy bien, muy lleno de vida. Incluso el agua tiene un buen aspecto más allá de lo que parezca por la gran cantidad de algas que se ven”, explicó.
Martino señala los árboles que hay alrededor del lago y destaca que “son grandes posaderos. La diversidad de aves está ligada a la variedad de flora que existe alrededor. Unas y otras están íntimamente relacionadas”, indicó mientras observaba los árboles de mayor porte repletos de cormoranes y pequeñas garzas que llegan al atardecer, ya cuando el sol comienza a esconderse, a pasar la noche en ese lugar. Es también un lugar dormitorio.
Lo cierto es que en el lago, que fue recuperando su nivel de agua a partir de la puesta en marcha de una bomba que comenzó a devolverle nivel luego de pasar un tiempo en el que la vida había comenzado a ponerse en riesgo allí, se pueden observar, con algo de detenimiento, desde simples gorriones hasta un martín pescador que parece especialista en camuflarse. Garzas blancas, garzas dedos dorados, garza chiflona, garza nocturna y garza cuca son algunas de las integrantes de una misma familia que se pueden hallar caminando en la orilla del lago o posadas en algunos de los árboles que lo rodean.
Entre los juncos, numerosas variedades buscan su alimento y hasta puede ser un ambiente para anidar. La focha aliblanca es la variedad de mayor presencia en el espejo de agua. Hay decenas dentro del agua. Pero también hay algunas variedades similares como la focha ligas rojas. Y con algo más de atención, se puede encontrar, en alguna salida a la superficie, un macá pico grueso, una pequeña variedad con apenas un puñado de ejemplares en el lago. Su actividad es frenética y se reparte entre zambullidas y una alta atención en superficie.
Pero los reyes del lago son sin dudas los tres cisnes de cuello negro que pasean delante de los pescadores, en la orilla este. Allí muestran toda su elegancia y su contraste entre un cuerpo blanco y un refinado cuello negro que termina en un pico con morro rojo y un antifaz blanco. Son aves de gran porte y que frecuentemente conviven en grupos numerosos, pero que aquí sólo cuenta con tres integrantes.
También hay para quienes disfrutan de los cantos: la presencia del cacholote y sus gritos, un copetudo marrón que suele caminar en los alrededores del lago, buscando comida. Es algo más grande que un hornero, que también pone música y construye sus típicos nidos en los cipreses que en unas semanas lucirán rojos, antes de perder su follaje. Entre ellos, los benteveos, con su pecho amarillo y su antifaz negro, saben estar bien cerca del agua, atentos para un vuelo rasante.
En el medio del lago, suele verse un grupo de pequeños intrépidos con cachetes blancos y ojos rojos. Son macá comunes, unos pequeños buceadores difíciles de ver quietos y que se suman a la rica fauna que convive en el pequeño tesoro del lago.

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