21 abr 2018

Ocultar la basura



La Voz del Interior (21/04/2018)
La basura, bajo la alfombra

Sucede en Córdoba y en sus alrededores, donde los basurales emergen, saludables, a escasa distancia del Palacio 6 de Julio, y en las localidades cercanas, donde la basura arde y las ratas festejan.
Podría inferirse que los argentinos acostumbramos a barrer bajo la alfombra. Y no es metáfora, aun cuando suene a tal: la imbatible sociedad entre funcionarios ineficientes o directamente desaprensivos y ciudadanos desinteresados o cómplices trae aparejadas consecuencias de un costo creciente. Y ya casi inabordable.
Sucede en Córdoba y en sus alrededores, donde los basurales emergen, saludables, a escasa distancia del Palacio 6 de Julio, y en las localidades cercanas, donde la basura arde y las ratas festejan.
Por estos días fue noticia el municipio de Mendiolaza, donde la acumulación en un supuesto depósito de transferencia trajo una invasión de alacranes que ahora nadie sabe cómo combatir.
Y ocurre en todas partes, al amparo de un deficiente y costoso servicio de recolección que deja buena parte de los residuos a disposición de los perros vagabundos y con la inestimable cooperación de ciudadanos que creen que su aporte se limita a dejar bolsas en el cesto, en la vereda, colgadas de un poste o en el abarrotado canasto del vecino.
Los municipios pagan cifras astronómicas por un servicio que mejora sus utilidades recortando prestaciones, mientras no pocos añoran los viejos tiempos en que este era prestado por el propio Ejecutivo, con más eficiencia y menor costo.
Y en la vasta tierra de nadie de una provincia cuyo ordenamiento territorial es ilusorio, cada jefe comunal va apilando todo lo que le sobra en un terreno cercano, al que el crecimiento urbano llegará más pronto que tarde.
Todos y cada uno apuestan a una solución que, indefectiblemente, debería aportar otro. Una magnifica salida para ratones, alacranes y todo lo que se pueda imaginar.
Fallan las autoridades cuando no encaran lo vinculado a la basura como un tema de salud pública sino como negocio; cuando no concientizan, o si lo hacen es para luego incumplir, con el consiguiente desaliento para quienes quisieron hacer su parte y siempre acaban defraudados.
Y fallan los ciudadanos al no entender que este planeta no es infinito y su degradación tiene un límite espacial y temporal.
Pero ese fallo colectivo es el espejo de una sociedad irresponsable que tolera gestiones en las que parece celebrar su propia impotencia para madurar, mientras intendentes y vecinos siguen cargando el problema fuera de su jurisdicción.
Leemos al pasar que hay países donde hace tiempo se solucionó el asunto por el expeditivo método de hacer cada uno su parte.
Y que, mal que les pese a muchos alcaldes, hay entre nosotros pequeñas comunidades que avanzaron en soluciones integrales para la cuestión.
Cuestión que subsistirá mientras quede en esta provincia un lote donde arrojar desechos a efectos de seguir ampliando nuestra enorme deuda ambiental.

Ver Noticia On Line
.

0 comentarios:

Buscar este blog

Blog Archive

Temas

Archivo de Blogs