11 dic 2017

José Luis Serrano el Cordobés del Año



La Voz del Interior - Edición Electrónica (11/12/2017)
José Luis Serrano, Cordobés del Año: "Traslasierra era un mar de algarrobo"

El actor José Luis Serrano festejó este domingo su elección como nuevo Córdobes del Año, el concurso que La Voz organiza anualmente para premiar a un personaje que exprese los mejores valores a través de sus trabajos o iniciativas.
El creador de Doña Jovita obtuvo 4.883 votos del público, lo que lo dejó en tercer lugar entre los 10 candidatos, y finalmente resultó ganador gracias a los votos que le dieron ocho de los cordobeses que obtuvieron la misma distinción en años anteriores.
Serrano obtuvo el galardón por haber convertido a su personaje, Doña Jovita, en un emblema de la resistencia contra el proyecto de ley de bosques de la Provincia, que él consideró había sido confeccionado con apuro.
Entrevistado por Alejandro Mareco, recordó que el valle donde nació, Traslasierra, sufrió una explotación desmedida de quebrachos para alimentar a los ferrocarriles en la primera parte del siglo 20.
"En Traslasierra -contó el actor-, los viejos suelen decir que esto era un mar de algarrobo. Incluso el poeta puntano Antonio Esteban Agüero habla de 'el interminable verde'. Pero también ha pasado en la zona llana, que fue ganada por los cultivos intensivos y por el monocultivo. Recuerdo que cuando cursaba la escuela agrotécnica, el padre Farina, profesor, nos recomendaba que además del cultivo principal, tuviéramos en cuenta las otras posibilidades que nos da la tierra, como el cuidado del monte nativo.


–El avasallamiento del bosque también es avasallamiento cultural, es una idea que te gusta repetir.
–Preguntémosle a un chico si puede identificar a una vizcacha, o diferenciar una mara (la liebre nuestra) de un conejo de los palos. Es más fácil que hable del coyote. Ese pájaro que escuchamos cantar ahora (en barrio Juniors, donde está su residencia capitalina) es un chingolo. En Villa Dolores se lo llama chuschín, y en Pocho, afrechero. Cuando desaparece el monte también desaparecen el conocimiento y la cultura que tiene que ver con él.

–Es que la cultura surge también de la relación que el hombre establece con su paisaje.
–En nuestro folklore, por ejemplo, siempre hay una referencia al paisaje, al encuentro entre la gente. En Atahualpa Yupanqui, el vínculo con la naturaleza se vuelve espiritual. “La partícula cósmica que navega en mi sangre/ es un mundo infinito de fuerzas siderales/ vino a mí tras un largo camino de milenios/ cuando, tal vez, fui arena para los pies del aire”, dice en Tiempo del hombre. Cuando vivís en la ciudad te acostumbrás tanto que a veces no te enterás de que hay luna llena.

–Se te ha escuchado subrayar el valor de la encíclica Laudato Si, del papa Francisco.
–Lo primero que deja claro es que los perdedores de esta manera de explotar los recursos son los pobres y el monte. Todavía no estamos a la altura de esta encíclica. Debería ser el libro de cabecera del mundo. Francisco tomó el toro por las astas y desde hace tiempo viene como galopeador contra el viento, interpretando el mandato cristiano desde la esencia del hombre en el paisaje. Cuando llegue, el desastre no se va a fijar si sos ruralista o campesino, católico o judío, gobernante o gobernado. Tenemos que cuidar la casa común; los hombres también somos árboles en este mar de vulnerabilidad”.

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