21 feb 2017

Las Varillas controla ruidos molestos, incluídas las motos



La Voz de San Justo (21/02/2017)
El control de los ruidos ciudadanos

 Las Varillas comenzó la semana pasada a controlar los ruidos citadinos. La importancia que tienen para la coexistencia social los ruidos molestos.
La municipalidad de Las Varillas adquirió un aparato electrónico que permitirá medir la intensidad de los ruidos de boliches bailables y motocicleta con "escape libre". Además, sancionó una ordenanza que permitirá multar a los infractores. El aparato en cuestión es un decibelímetro electrónico, adquirido en la ciudad de Córdoba, que ya está en funcionamiento.
"Es una nueva herramienta de trabajo que incorporó el municipio para los inspectores de tránsito. El aparato fue adquirido en Córdoba el año pasado y durante todo el 2016 se trabajó en la calibración de los mismos, siendo que este año ya está en marcha", expresó el intendente Daniel Chiocarello en declaraciones a LA VOZ DE SAN JUSTO. La utilización de este dispositivo electrónico en la ciudad del sur del departamento permitirá, según sus autoridades, mejorar los niveles de contaminación acústica en el ejido urbano, especialmente en lo referente a los escapes de los vehículos y a la sonoridad en fiestas y espectáculos públicos.
Esta decisión plausible conlleva a la reflexión acerca de qué se hace en las demás poblaciones en torno a la problemática de los ruidos urbanos que, por momentos, son mucho más altos que lo que debieran. La persistencia de sonidos muy altos en algunas localidades es evidente. Hace pocos meses, en Freyre, vecinos preocupados reclamaron al municipio por el uso de caños de escape libre en decenas de motocicletas que atravesaban el pueblo conducidas por jóvenes en horario nocturno. En San Francisco, es habitual también el tronar de las motos, especialmente los fines de semana y, asimismo, se agudizan en el verano las quejas de vecinos por el nivel de la música en fiestas privadas o en lugares de esparcimiento públicos.
Estos patrones de conducta social -o de inconducta, mejor-, vinculados en su mayoría con la vida juvenil y común a varias poblaciones tienen como elemento visible al ruido molesto que altera el descanso y afecta la coexistencia. Una real vigencia de las disposiciones y ordenanzas en materia de ruidos ciudadanos es una condición ineludible para alcanzar beneficiosos réditos en esta cuestión. Por cierto que es un problema que tiene componentes relacionados con variables culturales que no siempre son beneficiosas para la vida social. Pero es sencillo de resolver si existe decisión política.
El ejemplo de Las Varillas es la muestra de que, al menos, el control se ejerce. Y éste es una función ineludible de cualquier municipio, puesto que el Estado local debe velar para garantizar una convivencia armoniosa y civilizada, mucho más en tiempos en los que el individualismo campea. Por ello, las autoridades tienen la misión de adoptar medidas firmes en el control de los ruidos ciudadanos para que la situación no se desmadre.

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