12 feb 2017

Lago Los Molinos y balsas a la deriva



La Voz del Interior (12/02/2017)
Riesgo flotante en el lago Los Molinos

En un rincón de Potrero de Garay, una villa de balsas junta basura, cables pelados, óxido y desechos de varios tipos que van al agua.La jefa comunal se queja del problema; dice que advirtió de la situación a las autoridades y que hasta ahora no encuentra una solución.
En una ensenada de la costa oeste del lago Los Molinos, detrás de un bosque ralo de árboles autóctonos y pinos de distintas especies, una aldea singular se suma al paisaje serrano.
La villa en cuestión es muy diferente a las barriadas tradicionales de los valles de Paravachasca y Calamuchita, distinguidas por sus cabañas de techos en agua, madera abundante en la construcción, sombra tupida y aire puro.
Tampoco hay bungalós ni chalés de rasgos alpinos, sino decenas de balsas de estilos indefinidos boyando en el embalse o amarradas en la costa de la bahía que los lugareños conocen como El Pique, en el patio lacustre de Potrero de Garay, 70 kilómetros al sudoeste de la ciudad de Córdoba.
A este arrabal flotante no lo fundaron colonos berlineses seducidos por el faldeo de la montaña. Tampoco los descendientes de los primeros criollos que se asentaron sobre las márgenes de los ríos Los Reartes, Corralejos, San Pedro, Espinillo, del Medio u otros afluentes que nacen en las cercanas Sierras de Comechingones.
Lo armó, a los ponchazos, un grupo de socios del Club Argüello Juniors, en los ‘60.
De aquellos pioneros no queda casi ninguno. Y se conserva muy poco del encanto natural de ese recodo, ahora rancio, a seis kilómetros al oeste de Villa Ciudad de América, al que se llega por la ruta provincial 271.

De sueño a pesadilla
El sueño de un refugio propio, para el descanso y la pesca del pejerrey, se transformó en una pesadilla. “Hace como 15 o 16 años, nos desayunamos un día con la noticia de que teníamos que juntar los bártulos y marcharnos de aquí porque las casas y toda la infraestructura que habíamos levantado, desde la entrada que llamamos ‘lonja de Pedernera’ hasta unos 800 metros al norte, iban a ser arrasadas por topadoras. Estaban por debajo de la cota 769, donde no puede haber nada, según las normas de la (ex) Dipas (Dirección Provincial de Agua y Saneamiento)”, trae a la memoria Carlos Alberto Menardi, uno de los damnificados.
La orden salió del Juzgado de Primera Instancia y 19ª Nominación en lo Civil y Comercial de la ciudad de Córdoba, el 29 de septiembre de 2004. Fue el epílogo del expediente N° 637.853/36, caratulado “Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba c/ Club Argüello Juniors”.
“Fuimos estafados y la ilusión se redujo a escombros”, resume la desventura “Tito” Menardi, como lo conocen en la zona, mientras muestra un contrato de cesión de lotes en El Pique, fechado el 1° de abril de 1994.
El lanzamiento “de la entidad ocupante, como así también de las personas y cosas por ella puestas o que de ella dependan y/o de cualquier otro ocupante, con cualquier título (...), en el predio ubicado debajo de la cota 769 (en el perilago del dique Los Molinos, a la altura del barrio Las Residencias)”, se cumplió de manera parcial.
Varios lanchones quedaron fondeados en la caleta. Luego recalaron más y más y más...

Barrio anfibio
Hoy en la bahía de referencia hay unas 40 balsas que configuran una villa flotante. Algunas están habitadas de manera permanente. Otras se ocupan los fines de semana o durante las vacaciones. Varias con capacidad para entre cuatro y seis personas se ofrecen en alquiler a unos dos mil pesos la jornada.
Hugo Aramayo frecuenta el lugar desde hace varias décadas y se declara fanático de la pesca y del asado con amigos junto al lago.
Dice que solía alquilar balsas con otros pescadores pero que ahora “no vale la pena”. ¿La razón? El pejerrey prácticamente ha desaparecido del lago y los aficionados van a despuntar el vicio tirando la caña desde la orilla con la ilusión de que alguna carpa se trague el anzuelo.
También recuerda con nostalgia y pesar cómo eran este rincón serrano y su entorno. “Veinticinco años atrás, el agua del lago era muy limpia. Nos alejábamos en bote unos 20 o 30 metros de la costa y veíamos el fondo”, trae a la memoria.
“En verano nos bañábamos durante horas sin problemas; mire en lo que se ha transformado esto ahora”, lamenta, e invita a hacer un paneo con la mirada.
Hoy el agua es turbia y hedionda. Pese a los carteles que invitan a los acampantes a colaborar con la higiene y dejar todo en bolsa, la margen del embalse está cubierta de desperdicios, de tachos plásticos y de chapas que son enormes criaderos de mosquitos.
También hay un par de embarcaciones abandonadas juntando óxido, colonias de almejas tóxicas y sanguijuelas por todos lados.
Y, detrás de una maraña de cables de electricidad tendidos en el suelo o que surcan a baja altura, del bosque de lo que queda del exclub El Pique, de antenas parabólicas y construcciones precarias, en el enorme charco degradado crece una villa flotante que contrasta con los encantos del paisaje de esa comarca turística.

Dolor de cabeza
“La situación me causa dolores de cabeza, porque el predio del club El Pique representa un riesgo constante para todos. Hay basura y cables de electricidad por todas partes y nadie se hace responsable de esta barbaridad”, se queja Susana Minelli de Stabio, presidenta comunal de Potrero de Garay.
“Me preocupa mucho porque justo en ese lugar tenemos la bomba extractora de agua para abastecer al pueblo y vemos a diario las descargas de desechos cloacales, combustibles y otros líquidos contaminantes directamente al lago”, expresó la mandataria.
Cabe recordar que en ese embalse también se capta agua para surtir a un tercio de los habitantes de la ciudad de Córdoba.
La jefa comunal asegura que los responsables de la Secretaría de Ambiente, del Ministerio de Agua y de la Policía Ambiental están al tanto del asunto, porque ella se ocupó en persona de hacérselos saber. “El tema me está complicando muchísimo, me causa dolores de cabeza constantes y le doy vueltas todo el tiempo para hallarle un solución y no la encuentro”, concluyó Minelli de Stabio.
Ninguno de los balseros presentes quiso hablar con este diario.

Qué dice la ley
Requisitos. La ley 8.264 es la norma que rige la actividad náutica en la provincia de Córdoba.
Quién. La Dirección de Seguridad Náutica es la dependencia del Ministerio de Gobierno de Córdoba encargada de regular y fiscalizar las normas y disposiciones que ordenan la actividad náutica donde la Provincia ejerce el poder de policía, incluyendo las actividades comerciales, deportivas, turísticas, industriales y/o particulares.
Cobertura. La ley comprende a embarcaciones, balsas, cruceros, yates y lanchones que funcionen a motor o vela y que posean camarotes o superficies cubiertas. También a clubes, embarcaderos, campings e instalaciones dentro de los límites de la línea de ribera de los ríos y espejos de agua.
Higiene. La ley exige la instalación de baños químicos en las embarcaciones y de cisternas de almacenamiento de líquidos cloacales, en coordinación con los municipios donde se localicen los clubes y embarcaderos.
Desechos. Prohíbe arrojar residuos desde las embarcaciones –sólidos o líquidos– y eliminar combustibles o lubricante y agentes que se usen para la limpieza.
Obligación. Los clubes o instituciones que posean fondeaderos y/o amarres de las embarcaciones están obligados a denunciar el incumplimiento de estas disposiciones legales.
Sanciones. Las infracciones se castigan con sanciones que van desde multas hasta la clausura definitiva.
Matriculación. En 2004 se suspendió la matriculación de embarcaciones nuevas.

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