13 dic 2016

Investigación de la UNVM deriva en restricción de herbicida



El Diario de Villa María (13/12/2016)
Restringen herbicida en el agua tras investigación de la UNVM

Hasta el momento, no se conocía la existencia del contaminante sobre la cuenca del río Ctalamochita. La Secretaría de Recursos Hídricos citó al informe en la normativa que limita la presencia en el agua para consumo
Una investigación realizada por docentes, investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) terminó en un cambio de legislación provincial con respecto a la presencia de un herbicida utilizado en los cultivos de maíz en las aguas de la zona.
Si bien no hay estudios sobre los efectos en el ser humano, sí está comprobado que produce malformaciones y hasta puede llegar a ser cancerígeno en otros mamíferos. Además elimina bacterias que son importantes para mantener la calidad del agua.
Al momento, no existían normativas nacionales e internacionales, y a nivel provincial había un total desconocimiento sobre este compuesto.
Aún faltan datos sobre si hay rastros de este componente en el agua potable de Villa María.
“Hasta acá no había conocimiento de esto, ahora es un tema que no se tapa más. Cada vez hay más equipos de investigación que se dedican a estudiar estos impactos relacionados a la actividad agrícola”, afirmó la doctora en Ciencias Biológicas Carolina Morgante, quien dirigió la tesis doctoral de su ahora colega, la doctora Romina Bachetti, que inició en 2011.
Ambas son microbiólogas egresadas de la Universidad Nacional de Río Cuarto y, a través de una beca del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), trabajaron en los laboratorios de la UNVM a lo largo de cinco años para indagar sobre la existencia de un herbicida en distintas localidades que atraviesa la cuenca del Ctalamochita.
Se trata de la atrazina, el elemento químico más utilizado en nuestro país dentro de las triazinas, según establece la Resolución 174/16 de la Secretaría de Recursos Hídricos de la Provincia. Tiene la característica de persistir por tiempos prolongados en superficies como el agua y se traslada fácilmente hacia distintos afluentes.

El proceso del trabajo
Las profesionales, junto a un equipo de colaboradores, decidieron ahondar sobre la atrazina debido a la constancia con la que se la encontró a lo largo de cinco años, sobre todo entre septiembre y noviembre, cuando se realiza la siembra de maíz.
“Desde ahí empezamos a dirigir cada vez más la línea de investigación hacia ese herbicida cuando inicialmente empezamos monitoreando diferentes plaguicidas y agroquímicos, unos 20 en total”, comentó la doctora Morgante.

-¿En qué lugares se encontró el herbicida?
-Doctora Romina Bachetti (RB): Cuando empezamos desconocíamos totalmente cuál era el panorama de contaminación, no había datos en la provincia. Establecimos 10 sitios de monitoreos en la cuenca del río Tercero con algunos afluentes como arroyos, canales rurales y una laguna. Uno en Bell Ville, otro en Pampayasta, otro llegando a Carcarañá y el resto sobre la cuenca misma del río.
La presencia de la atrazina es muy baja, pero da una señal de que ya está contaminada el agua.
Lógicamente, los puntos más críticos fueron las concentraciones de agua de las zonas rurales, donde se aplica este herbicida.
-Doctora Carolina Morgante (CM): Una vez que se aplica no queda solamente en el suelo, sino que puede pasar a diferentes compartimientos del ambiente. Hay diversos factores que permiten esta movilidad: la lluvia, las características del suelo y el tipo de manejo que se hace del mismo en la región. Esto hace que cuando llueve el herbicida se solubilice en el agua y pueda llegar a los cursos de aguas superficiales y subterráneas.
La atrazina es un compuesto que en los primeros niveles de una cadena alimenticia hay menos cantidad, pero en los que se encuentran en los últimos, como los mamíferos, la concentración es más alta que en los primeros organismos.

-¿Cuáles son los efectos que produce?
-RB: Hay algunos estudios realizados sobre los efectos de la atrazina, no específicamente sobre el ser humano, pero sí en otros mamíferos. Causa malformaciones, es cancerígena y se puede transmitir por la leche materna.
CM: En el tambo, el agua no sólo es para consumo de los animales, sino también para la población rural que trabaja realizando esa actividad.
Otra de las cuestiones que estudiamos es el impacto que tiene el herbicida en organismos productores como las algas. Llegamos a la conclusión de que los efectos son más indirectos en organismos superiores y son bien directos, letales, en los más pequeños, como las algas u otras bacterias que juegan un rol importante en el mantenimiento de la calidad del agua.
Esto produce un desbalance en esas comunidades acuáticas y condiciona la calidad final del agua.

-¿Tiene que ver el uso que hace el productor?
-RB: Sí, en realidad, en la llegada del herbicida lo que influye mucho son las características del suelo. Si hay monocultivo o se aplica en grandes volúmenes, afecta bastante y en eso no existe una base de datos donde uno pueda saber cuál es el uso que se le está dando o adónde se aplica y en qué medida.
Pero en general son los factores climáticos y las características del suelo lo que más influye.

Algunos la prohíben
La atrazina está prohibida en sitios de la Unión Europea y se limita su uso sólo al sector rural en el caso de Estados Unidos.
En nuestro país, si bien había normativas al respecto a nivel nacional, en Córdoba existía una antigua resolución de la extinguida Dirección Provincial de Aguas y Saneamiento (DIPAS), del año 1993 y que no contemplaba la atrazina entre los componentes que se limitaban en su uso y en su presencia en el agua para consumo humano.
La normativa 176/16 de la ahora Secretaría de Recursos Hídricos de la Provincia integra al paquete de elementos químicas a la atrazina y cita el trabajo de investigación que lideraron las investigadoras.

-¿Qué importancia tiene esta resolución?
-CM: Esto es importante para continuar con el monitoreo y sienta bases para definir nuevas acciones a seguir que restrinjan la llegada de atrazina al agua.
-RB: Se pasó de no estar regulada, de pensar que no existía el compuesto en agua, a reconocerlo y restringir la presencia. El límite máximo permitido en agua para consumo es de tres microgramos por litro.

-¿Cómo se reduce la presencia del herbicida en el agua?
-RB: Hay sistemas de potabilización, pero son muy costosos. Lo más efectivo e importante es establecer políticas restrictivas en cuanto a la aplicación de el herbicida.
-CM: Creo que lo más importante es que se tome conciencia de lo que está pasando y a partir de ahí quienes elaboran las normas, junto a los actores involucrados, deberán sentar criterio y establecerlas.

-¿Hay atrazina en el agua de consumo de Villa María?
-CM: Hicimos análisis, como mencionamos, sobre aguas superficiales y subterráneas pero no sobre agua potable.

En lo que sí estamos trabajando es en la biorremediación de este herbicida. Esto consiste en aislar una bacteria que vive en ambiente acuático y vimos que tiene la capacidad de degradar este contaminante.
La idea es buscarle alguna forma de aplicación para que sea una solución a algunos problemas específicos de contaminación. Es un proceso largo y que lleva mucho estudio. Esta bacteria elimina la atrazina en menos de 24 horas y sobreviven otros seres como las algas, que son eliminadas automáticamente por el herbicida.
Esto sirve para lugares donde el ambiente de forma natural no logra degradar por sí mismo al contaminante porque no hay microorganismos que lo hagan o por el contexto.
Mientras tanto, lo ideal sería evitar que se contamine o minimizar la llegada de este compuesto a las fuentes de agua.

En los laboratorios
Tanto Morgante como Bachetti coincidieron en destacar la importancia de haber contado con los laboratorios en la UNVM, que desde hace tres años fueron equipados con última tecnología.
Al mismo tiempo, mencionaron la colaboración permanente del equipo de trabajo conformado por el ingeniero Daniel Rotondaro, la ingeniera agrónoma Natalia Ingaramo, la doctora Carolina Porporatto y la doctora Mariana Montenegro, todos docentes de esa casa de altos estudios.
También hicieron sus aportes la ingeniera agrónoma Noelia Urseler y la estudiante Florencia Caporalini.

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