5 sept 2016

Sierras Chicas: reservas sin protección



La Voz del Interior (05/09/2016)
Las reservas naturales en Sierras Chicas están desprotegidas

De las 12 áreas protegidas, sólo tres tienen guardaparque y plan de manejo. ONG buscan crear un corredor que resguarde el bosque nativo, clave para evitar inundaciones.
La explosión demográfica en las Sierras Chicas se llevó puesto el bosque nativo. Durante los últimos años, la falta de ecosistemas naturales trajo como consecuencias períodos de sequías e inundaciones extremas y a veces trágicas, como la ocurrida el 15 de febrero de 2015.
La respuesta desde los municipios, presionados por la ciudadanía y por las asociaciones civiles, fue crear reservas naturales que abarcan parte del ejido pretendido por localidades como Villa Allende, Río Ceballos, Mendiolaza, Unquillo y Saldán.
Sin embargo, muchas de esas áreas protegidas sólo figuran en los papeles. En la vertiente oriental de las Sierras Chicas hay 12 reservas que ocupan más de 47 mil hectáreas.
De ellas, nueve son municipales con las figuras de reserva hídrica o reserva recreativa, incluida dentro de la ley provincial de áreas naturales (6.964/83).
También están la Reserva Hídrica Provincial La Quebrada y dos reservas naturales de defensa (La Calera y Ascochinga) en terrenos militares, administradas por Parques Nacionales.
De ellas sólo tres tienen guardaparques designados y el mismo número presenta un plan de manejo, una herramienta clave para limitar las actividades que se pueden realizar y programar las acciones de protección.
Estas reservas se encuentran en las cuencas hídricas de las que depende toda la región para la provisión de agua y de otros servicios ecosistémicos, además de albergar flora y fauna autóctona del Chaco Serrano.
Ante la falta de protección, la mayor amenaza para ellas es la deforestación con fines inmobiliarios. Pero también sufren los efectos de los incendios, la presencia de basurales, la invasión de especies exóticas, los emprendimientos mineros y las actividades recreativas, como los circuitos de motocrós.
Además, hay superposición entre muchas de las reservas ya que los ejidos urbanos no están claros y existen zonas grises. Otro dato clave: sólo el 20 por ciento de las más de 47 mil hectáreas son terrenos fiscales.
Es decir, sin un marco normativo claro, los dueños de esos predios tienen luz verde para realizar loteos urbanos o cualquier otra actividad que elimine el bosque nativo.
Los datos surgen de un relevamiento realizado por la Coordinadora Ambiental y de Derechos Humanos de las Sierras Chicas.

Integración y protección
Este espacio, integrado por 10 ONG, está trabajando desde 2012 para lograr una integración y protección de las reservas en un corredor regional.
“Primero tenemos que trabajar en un proceso de construcción y diálogo y transformarlo en acciones en el territorio. Pero el paso siguiente sería que el corredor tenga el aval de una ley provincial”, explica ?Cristian Schneider, en representación de la coordinadora.
El trabajo de la coordinadora no se enfoca en el reclamo al Estado, sino que está impulsando procesos participativos de ordenamiento territorial para fortalecer la conciencia ambiental en toda la comunidad y también en los funcionarios.
Ya realizó dos talleres en los que participaron las ONG, la Administración de Parques Nacionales, la Secretaría de Ambiente de la Provincia y representantes de los municipios.

El desafío de conservar el bosque nativo
Entre 1997 y 2008 se perdieron 4.330 hectáreas de bosque.
Desmonte. La tasa anual de desmonte en las Sierras Chicas fue del 2,2 por ciento.
A futuro. En un trabajo de maestría en Manejo de Vida Silvestre de la UNC, el biólogo William Agudelo estimó que, en 2050, el remanente de bosque nativo de las Sierras Chicas será de sólo 5.728 hectáreas, la mitad de lo que había en 2009.
Causas. La agricultura y el pastoreo de ganado son los factores más determinantes en las proyecciones de pérdidas de bosque nativo a futuro en especial en las zonas más llanas, donde no hay áreas naturales protegidas. La ampliación del área urbana no será tan fuerte, pero el incremento de la densidad poblacional incrementará la presión de tala, señala Agudelo.

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Más Información:

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