22 jun 2016

Afirman que hay productores agrícolas con más conciencia

El Puntal de Río Cuarto (22/06/2016)
“Hay mucha más conciencia de los productores y más compromiso”

El presidente de Fada, Germán Di Bella, aseguró que las nuevas políticas dispuestas por el Gobierno refuerzan una práctica cada vez más extendida de cuidado del suelo. Destacó la generación de empleo
En medio del fuego cruzado que caracterizó a los últimos años entre entidades del campo y las organizaciones ambientalistas, en especial desde que la soja pisó fuerte en el esquema productivo nacional, comenzaron a brotar voces que intentan tender puentes con la idea de romper posiciones intransigentes y construir un diálogo fluido entre ambas partes.
Y por eso hay cada vez más productores agropecuarios que comienzan a hablar de la necesidad del cuidado del medioambiente, y en particular del suelo, y ambientalistas que admiten la convivencia de la naturaleza con la producción.
En ese terreno, Germán Di Bella, exsecretario de Aapresid, una de las entidades técnicas del campo que se puso a la vanguardia del nuevo discurso de la comunidad agroalimentaria, y presidente de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada), remarcó que hubo un cambio importante en los productores, más concientización sobre la necesidad de cuidar los recursos. Sin embargo el directivo, que además es productor agropecuario, remarcó que hay preceptos como el de sustituir el modelo actual por uno agroecológico que es inviable si se quiere sostener los niveles de producción actual.
“No hay posibilidad de cambiar este esquema actual por uno agroecológico, sin biotecnología ni herbicidas, si queremos sostener los volúmenes de producción”, afirmó Di Bella.
En la edición de ayer de PUNTAL, el periodista especializado en temas de ambiente, Darío Aranda, quien remarcó que la actividad del campo se concentra en gran medida en la exportación de soja, y que lejos de alimentar a 400 millones de personas como se plantea habitualmente, los granos van a engordar cerdos y pollos de Asia.
Di Bella explicó que, en realidad, el complejo de molienda de soja que existe en Rosario es el más importante del mundo y que el 80% de los granos de la oleaginosa que sale de los campos pasa por procesos industriales en ese lugar, quedando apenas un 20% de los porotos para exportación y sin agregado de valor. Y que ese polo fabril ocupa por la soja a unas 390 mil personas.
La cuestión del empleo está relacionada con uno de los dichos de Aranda, que remarcó que para manejar 5 mil hectáreas de soja se necesita apenas una persona. Di Bella destacó lo que es capaz de generar cada cadena de valor que se desarrolla a partir del campo. Allí se inscribe la oleaginosa, pero también el maíz o la leche, por ejemplo. En un informe sobre los empleos que generan las cadenas agroalimentarias, Fada destacó que en 2013 aportaban 2,7 millones de puestos de trabajo y que era posible crecer a 3,2 millones en 2019 si las políticas permitían el desarrollo del sector. Frutas, legumbres y otras podían aportar 970 puestos, las cárnicas sumarían más de 700 mil, la soja unos 410 mil y el maíz y el trigo, 215 mil cada uno, entre otros.

Punto de contacto
Hubo entre ambos una coincidencia, y no menor: en el mundo no faltan alimentos, sin embargo los problemas por déficit de alimentación están lejos de solucionarse. Hay, de acuerdo al punto de vista compartido, una mala distribución de los recursos existentes.
Sin embargo, Di Bella replicó las críticas sobre el modelo biotecnológico y de agroquímicos. “El desarrollo de la tecnología en las semillas es inmenso y permite además que con menos uso de los recursos naturales se pueda producir cada vez más. Hay en torno a eso un mito. La ciencia permite avanzar con plantas que demandan menos agua y menos nutrientes y suman más granos. Eso permite un mayor cuidado de los recursos. Claro que todo esto no quita que haya abusos, pero hay que seguir en el camino del diálogo, la concientización y el trabajo para apostar a continuar mejorando”, dijo Di Bella.
El presidente de Fada insistió en que “las condiciones actuales difieren de las que existían hasta el año pasado y permiten imaginar un panorama distinto que sin dudas va a terminar beneficiando más el cuidado de los suelos. Están coincidiendo mejores políticas para el sector junto con una mayor concientización de los productores sobre la necesidad de rotación”, señaló Di Bella.

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El impacto de las nuevas políticas

Hay un diagnóstico al que pocos cuestionan sobre el uso del suelo para la producción agropecuaria en los últimos años: la sojización, que en su momento fue criticada porque se consideró a la planta como un yuyito, se expandió de la mano de políticas que favorecían la ampliación de su frontera. Pese a tener un porcentaje elevado de retenciones, la oleaginosa es un cultivo de bajo costo y alto valor en los mercados mundiales, una combinación que la hizo imbatible.
Pero esas condiciones cambiaron en el arranque del gobierno de Mauricio Macri. El periodista especializado, Darío Aranda, no dudó de que esta etapa profundizará el extractivismo, y menciona allí no sólo al agro, sino también a la megaminería.
Sin embargo, en el campo la mirada difiere. Al recortar 5% las retenciones en soja y dejarlas en 30%, y eliminar las de maíz, trigo y girasol, estos cultivos retomarán su camino de crecimiento en superficie y permitirá mejorar la rotación con gramíneas y de esta manera se preservará el principal recurso: el suelo. “Sin dudas que las políticas actuales permitirá un mejor equilibrio porque ya vamos a ver una expansión del trigo y las estimaciones para el maíz hablan de una superficie actual de 3,7 millones de hectáreas que pasarán a 4,8 millones. Y eso es consecuencia de las decisiones del Gobierno”, dijo Di Bella.

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