31 oct 2015

Árboles necesarios en San Francisco

La Voz de San Justo (31/10/2015)
Árboles cada vez más necesarios

Suena reiterativo en esta columna, pero no por ello deja de ser un tópico más que trascendente para la vida de los sanfrancisqueños: se deben potenciar las bondades de los árboles como elementos centrales de paisaje urbano y periurbano, tanto como elementos favorecedores del ambiente como de protección contra vientos fuertes o fenómenos naturales que provoquen daños en cultivos o propiedades. Por ello, surge la necesidad de que los planes forestales se lleven a la práctica y promuevan el uso correcto de las distintas especies arbóreas y su plantación en los sitios adecuados, bajo la estricta supervisión de los especialistas. Un plan forestal que debe contemplar la sustentabilidad como premisa y contemplar las tareas educativas imprescindibles para prolongarse en el tiempo a partir de la acción de las nuevas generaciones.
La forestación en la ciudad no puede estar solamente supeditada a la voluntad de los frentistas. Existen ordenanzas que regulan la erección de árboles en los frentes de las viviendas que no siempre se cumplen de manera cabal. Sería largo enumerar las razones de esta omisión, pero no cabe duda de que el control escaso es uno de los puntos más importantes. Entonces, una primera aproximación al tema requiere de la acción decidida de las autoridades competentes para hacer cumplir la legislación. En otro orden, no hay ninguna duda acerca de que la forestación, llevada a cabo profesionalmente y en las condiciones que se requieren para que alcance el éxito, mejora en forma sustancial la calidad de vida de los habitantes de una ciudad. Si a esto se agrega la construcción de cortinas forestales, el panorama sería ciertamente muy auspicioso. Cuántos más árboles, mejor debiera ser la premisa. Es que la forestación actúa sobre las condiciones ambientales y sobre el espíritu del hombre, contribuye a la formación del orden estético y también desempeña funciones vitales como purificación del aire, absorción de ruidos, atenuación de las temperaturas, disminución y filtrado del viento y provisión de sombra. También, a través de esta actividad, “se aumenta el valor estético paisajístico, se recupera los bosques nativos degradados por incendios, sobrepastoreo, desmonte y los suelos improductivos afectados por la erosión eólica”, según señalaba un documento del gobierno cordobés emitido hace más o menos una década. La preservación del patrimonio arbóreo de San Francisco tiene que originar una discusión prioritaria. No dejar espacios para la inacción y constituir una planificación sistemática son acciones indispensables para que el patrimonio “verde” de San Francisco se mantenga y acreciente para beneficio de todos los vecinos. Reforzar la existencia a de árboles en toda la extensión ciudadana es una alternativa para afrontar los problemas que puedan generarse en materia de fenómenos climáticos.

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