31 jul 2015

El mascotismo exótico sin solución a la vista



La Voz del Interior (31/07/2015)
El mascotismo ilegal no pisa el freno

Una nueva ley prohíbe en Córdoba el tráfico y hasta la tenencia de especies silvestres. Pero se siguen hallando desde monos y pumas hasta víboras. Esta semana, una reserva en Calamuchita recibió varios nuevos ejemplares incautados en rutas y hogares.
Villa Rumipal. Un mono caí que viajaba junto a un grupo de personas en un colectivo, procedente del Chaco y con destino a Bahía Blanca, fue descubierto el martes pasado en un control de la Policía Caminera sobre la ruta 36, cerca de Berrotarán. Fue decomisado y trasladado a la reserva Pumakawa (ex El Edén) de Villa Rumipal. El dueño fue detenido unas horas. Cuatro días antes, dos pumas cachorros, de apenas un par de meses, llegaban a la misma reserva en una caja de cartón y sin demasiadas explicaciones.
Pese a las campañas de concientización y a las leyes que lo prohíben, la tenencia, tráfico y comercialización de animales silvestres no pierde vigencia.
Aparecen como mascotas de hogares desde monos y pumas hasta las más extrañas especies. Desde hace dos años, Córdoba innovó con una ley que no sólo prohíbe el tráfico y venta sino además la tenencia de cualquier especie silvestre, sea autóctona o exótica.
Adrián Rinaudo, director de la Policía Ambiental de Córdoba, sostuvo que secuestros de especies silvestres se dan periódicamente (sobre todo pájaros) y que cuando surgen casos resonantes aparecen oleadas de denuncias y hasta entregas voluntarias. “Como las tenencias se dan dentro de casas, es difícil saberlo si no es por una denuncia”, apuntó.
En los casos que han intervenido, se toparon con animales peligrosos, como el decomiso de una víbora pitón de seis metros y 60 kilos, hasta mascotas más comunes como tortugas, aunque algunas de ellas muy exóticas. “Esto marca hasta donde se pierde el control cuando se trata de mascotismo”, señaló.
La gente pierde de vista el riesgo que convivencia con algunos animales, como pumas o víboras, o el daño a la reducción de especies en sus sitios originales de hábitat.
Rinaudo acotó que la Policía Ambiental interviene en los decomisos, pero no determina el destino, a cargo de la Secretaría de Ambiente. Generalmente se decide entre varias reservas de ONG existentes en Córdoba o al Zoológico de la ciudad.

Apenas
“Acá somos el último eslabón de una cadena que se inicia mucho antes. Recibimos a los poquitos animales que podemos recuperar, pero mientras, muchos pumitas quedan en el camino y otros tantos monos seguirán circulando en el mercado negro”, reflexionó Kai Pacha, responsable de la reserva de animales de Villa Rumipal.
“La situación se va a revertir también si las autoridades paran el desmonte y frenan todo el daño que se causa al ambiente”, apuntó luego, marcando que parte de las especies que aparecen en pueblos y ciudades es porque se quedan sin hábitat.

Los pumas y el mono
Esta semana, los pumas llegaron en una caja de cartón, sin demasiada historia. Por lo general, se presume que primero debieron matar a su madre para robarlos y luego, cuando comienzan a crecer, junto a sus garras e instintos, dejan de ser mascotas y son abandonadas. El máximo depredador de la provincia no puede reinsertarse en su hábitat natural tras convivir con el hombre.
Los nuevos cachorros pasarán a incrementar la población de esta reserva, que suman ahora 14 ejemplares. Los pumas consumen cuatro kilos de carne diaria. En Pumakawa, para alimentarlos requieren de una vaca o un caballo por semana. Los costos van de 5.000 pesos en por cada adulto a 2.000 por cachorro, por mes. Además, deben ir sumando nuevos habitáculos. Durante dos meses, los recién llegados tendrán un trato más personalizado, pero luego irán a las enormes jaulas. que albergan al resto.
Mientras, el nuevo monito, de un año de edad, llegó con cinto y cadenita. Se estima que había sido comprado en Chaco, de donde procedía el colectivo del que fue incautado. El caso fue caratulado como “tráfico de fauna silvestre”, presumiblemente para comercializar. La Secretaría de Ambiente determinó su derivación a Rumipal.
En La Cumbre (Punilla) hay otra reserva, exclusivamente para monos carayá.
Algunas especies de mascotismo ilegal tienen un alto valor en el mercado negro, que los cotiza más aún cuando menos ejemplares quedan. El tráfico representa un costo altísimo para la naturaleza: la madre generalmente muere cuando roban sus crías. También pasa, por ejemplo, con los loros “habladores” casi extinguidos en el norte del país.
“Si supieran lo incómodo de tener un mono en la casa, es un animal silvestre acostumbrado a otras condiciones diferentes que la cocina de una vivienda. Terminan en el patio, atados en un árbol o en una jaula, para que no molesten. No es grato ni fácil tener animales silvestres, mas allá del daño causado al ambiente”, advirtió Kai Pacha.

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Yuri, el mono que comía con cubiertos

Una historia con amplia repercusión tuvo en 2013 como protagonista a Yuri, un mono carayá que vivía en Villa General Belgrano.
Convivía en el mismo hogar, desde hacía tres años, con una familia que lo había comprado en Chaco. Viajaba en un camión con su dueño cuando fue descubierto por la Policía Caminera. Yuri fue derivado a la reserva de monos carayás de La Cumbre. El hombre y la mujer que decían ser “su familia” hasta se encadenaron frente a la Secretaría de Ambiente reclamando por su restitución. Relataban que el mono había adquirido hábitos humanos: tomaba gaseosa, comía con cubiertos y vivía como si fuera un miembro más de la familia, lo que haría inviable su regreso a la selva. La mujer hasta se mudó un tiempo a La Cumbre para acompañarlo en su nuevo destino.
La ley nacional 22.241, de fauna silvestre, fija penas que van de 30 días a tres años de prisión por el tráfico ilegal y la comercialización de especies.
Córdoba sancionó hace unos dos años una ley adicional, más restrictiva, que también pena “la posesión y tenencia” de todo tipo de fauna silvestre, sea autóctona o exótica. La lista prohibida incluye una larga serie de pájaros.
Como mascotas, sólo se permiten las especies domésticas (como perros, gatos, aves de granja, algunos pájaros para cautiverio, entre otras), que no representan su extracción de un ambiente silvestre o salvaje.
Sólo se habilita su tenencia con autorización expresa, en reservas, zoológicos, centros de estudios y ámbitos similares.

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