23 may 2015

Una oportunidad para reconciliarnos con nuestros ríos

La Voz del Interior (23/05/2015)
Las inundaciones y una oportunidad para reconciliarnos con nuestros ríos

Por Diego Gurvich - Investigador Conicet-UNC

En los últimos años, Córdoba vivió desde sequías hasta inundaciones extremas. Estos eventos deberían haber sido una oportunidad para comprender la impor­tancia de los ecosistemas se­rranos –en particular sus ríos y cómo el hombre los ha alte­rado– y de esta manera empezar a implementar políticas ambientales acordes con los tiempos que corren.
Pese al avance en la forma en que los medios de comunicación tratan estos temas y en la opinión de los ciudadanos, en los cuales las problemáticas ambientales se han instalado de manera positiva, el gobierno –en sus distintos niveles– no se hizo eco de la enorme cantidad de información generada desde los sectores académicos y se siguen implementando medidas anacrónicas.
Lo que sucede en estos momentos en Río Ceballos –donde se está canalizando el río y destruyendo su vegetación ­ribereña– es una muestra de manual de lo que no debería realizarse.
En otro orden, numerosas urbanizaciones, muchas envueltas en grandes polémicas siguen como si nada hubiera sucedido.
Los ríos serranos son ecosistemas complejos, donde interactúan factores biológicos y geológicos. Poseen especies animales y vegetales adaptadas a sus condiciones, sus caudales varían durante el año, y numerosos procesos biogeoquímicos ocurren en sus aguas (transporte de partículas, descomposición de la materia orgánica, etcétera).
Cuanto mejor es la calidad ambiental de los ríos, mejor es la calidad de sus aguas, más capacidad poseen de amortiguar los eventos extremos (tanto sequías como inundaciones) y más atractivo tienen para las personas.

Cuidados
En un mundo donde el recurso agua es cada vez más limitante, entender y preservar los recursos hídricos es más que una necesidad.
En este sentido, desde numerosas instituciones tanto internacionales como locales (como la Universidad Nacional de Córdoba y el Conicet) se está alertando sobre la necesidad de un mejor manejo ambiental de los ecosistemas de Córdoba: limitar urbanizaciones en aéreas sensibles, tener un buen plan de manejo del fuego y de la ganadería, evitar el incremento de las especies de plantas exóticas, evitar el vertido de líquidos cloacales sobre los cuerpos de agua y restaurar los márgenes de los ríos.
Al mismo tiempo, numerosos estudios geológicos han demostrado que se avanzó sobre zonas con altísimo riesgo de inundación. Canalizar un río –como está sucediendo en Río Ceballos, y ya ha pasado con la Cañada y parte del río Suquía– significa destruirlo como ecosistema, al tiempo que no soluciona ningún problema.
A pesar de todo esto, tanto desde el Gobierno provincial como desde los municipios no sólo no se ha implementado ninguna de las políticas ambientales sugeridas, sino que lo que se está realizando significa un mayor avasallamiento sobre nuestros sistemas naturales.
No deja de ser una paradoja que el principal atractivo turístico y fuente de agua de Córdoba –o sea sus ríos– es al mismo tiempo uno de sus ecosistemas más degradados. Todavía estamos a tiempo de reconciliarnos con nuestros ecosistemas na­turales y, en particular, con nuestros ríos.
El gobierno –en sus distintos niveles– no se hizo eco de la enorme cantidad de información generada desde los ­sectores académicos y se siguen ­implementando medidas anacrónicas.

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