27 oct 2014

Río Cuarto: ahora por limpiarlo, lo afectaron

El Puntal de Río Cuarto (27/10/2014)
Por limpiar sedimentos, afectaron flora, fauna y trabajos científicos

El cauce de agua sirve de desagüe de numerosos barrios de la ciudad y atraviesa el campus de la UNRC. Las tareas se realizan en plena primavera, cuando los ecosistemas están en ebullición
Un trabajo de rutina en el curso de agua que atraviesa el campus de la Universidad Nacional de Río Cuarto, que recolecta agua de numerosos barrios y que desemboca finalmente en el río, terminó dándole un duro golpe a la flora y fauna del lugar. Pero además afectó numerosos trabajos científicos que desde la Facultad de Ciencias Exactas realizan docentes y estudiantes, especialmente de las carreras de Biología.
Con la llegada de las lluvias ya encima y los siempre temidos desbordes, una pala de gran porte ingresó al predio de la casa de altos estudios a bordo de un camión y se dirigió directamente al curso de agua. Allí inició sin más demoras los trabajos para quitar sedimentos y retirar ramas y árboles que ubicados en el borde mismo del lecho.
La intención es que cuando llegue el agua pueda correr lo más rápido posible y también armar microembalses que sirvan de retén.
Toneladas de tierra fueron ya quitadas del lugar y depositadas a los costados. Cada palada se llevó ejemplares de algunas de las 7 especies de anfibios que habitan el Charco de las Brujas, un lugar que se utiliza con fines científicos, pero que también es un espacio de recreación donde los estudiantes suelen acercarse con mate en mano a pasar largas horas en un marco natural, verde y plagado de sonidos.
Al entrar por el único acceso habilitado ahora -tras las modificaciones que se hicieron luego de los duros cuestionamientos surgidos luego de las explosiones en la Planta Piloto, cuando la seguridad quedó en el centro del debate- el camino lleva hacia un bajo que desemboca en el Charco que debe su nombre a la frecuente presencia de la garza bruja, un ave de laguna que simpatiza con ese lugar y que se la podía ver tanto en el agua como en los posaderos de árboles secos, que la limpieza también comenzó a retirar.

Necesidad y oportunidad
“Sabemos que el mantenimiento del paleocauce debe realizarse porque es una necesidad, pero también hay que tener en cuenta que estamos hablando de un curso que recorre el interior de la Universidad y aquí hay trabajo científico y especies muy preciadas que con estas tareas no planificadas se perjudican”, explicó el docente e investigador Adofo Martino, especialista en anfibios. La preocupación suya, de otros docentes como Ana Oberto o Clarisa Bionda, que compartieron la charla en un pequeño box de la Facultad rodeados de alumnos de la carrera de Biología, radica en que esas tareas de mantenimiento se realizan en la peor época del año.
La primavera es la explosión de la naturaleza. Las plantas recuperan su follaje y los animales inician el camino de la reproducción. Todo el ecosistema de ese lugar está en ebullición. Justo allí se decidió introducir la gran pala para quitar sedimentos.
“Los anfibios generalmente se esconden en la tierra por eso cuando la pala levanta del lecho del cauce esa gran cantidad de sedimentos seguramente está tirando especies valiosas”, explicó el especialista.
A su lado, en la oficina ubicada a unos 300 metros del Charco, Ana Oberto no se explica la falta de oportunidad para realizar las tareas. “Nosotros no decimos que no se deba hacer un mantenimiento, pero a lo largo de 12 meses se optó por el peor momento. Si se hiciera en abril, mayo o junio, el impacto es muchísimo menor”, explicó.
El daño a la flora y fauna no es todo. Los alumnos que rodeaban la mesa de conversación se quejaron porque muchos tenían en marcha sus tesis de grado basadas en trabajos de campo realizados en el Charco de las Brujas. Una de ellas relató que había colocado trampas para anfibios en las orillas del cauce para analizar a los ejemplares que habitan en el lugar. No había podido recuperar ninguna. Y es posible que en el interior de esas trampas haya algún anfibio que fue removido junto con la tierra. “Los chicos utilizan esas trampas para capturar y estudiar los anfibios que luego son liberados nuevamente”, agregó Martino. El docente hizo hincapié en que “esto ocurre dentro de un ámbito académico y me parece que nos tiene que llamar a la reflexión para cuando nuestras voces se levantan por lo que ocurre fuera de la Universidad. Estas cosas no pueden ocurrir en nuestra casa de altos estudios”, remarcó.
El especialista en anfibios destacó además que hay gran cantidad de organismos invertebrados que habitan el Charco y se refirió en particular a la cantidad de aves. Un trabajo de docentes de la Facultad determinó que al menos 70 especies de aves están a lo largo del año en el lugar. Además de las garzas que le dieron lugar al nombre de la laguna, también se advierten rápidamente benteveos, tordos, palomas de varias clases, calandrias, chingolos, tijeretas, carpinteros, chinchero grande, golondrinas, hornero, teros, lechuzas y cormoranes, entre otros. Muchos de ellos tienen en el lugar nidos en plena construcción y otros ya están empollando sus huevos.
“Lo que debe quedar claro es que no estamos en desacuerdo con que se realicen los trabajos de mantenimiento del cauce porque sabemos que es una necesidad para evitar problemas en la población con inundaciones. Pero lo que sí cuestionamos es el momento en que se realizan estos trabajos que es el más inoportuno”, explicó Oberto.
Martino, por su parte, destacó que en la previa del inicio de los trabajos en el cauce no hubo ningún contacto con autoridades de los departamentos que realizan tareas en el lugar.“Nadie nos vino a preguntar, cuando se supone que hay un conocimiento de que varios departamentos de la Facultad trabajan en la laguna. Nosotros hacemos docencia e investigación con los chicos”, explicó el docente.
Esto es lo que generó el mayor reclamo de los alumnos que rodeaban a los docentes. “No entendemos cómo hacen estas cosas sin consultar a nadie y poniendo en juego el trabajo de estudiantes que están investigando en el lugar. Pero además, afectando a la población de seres vivos que existe”, se quejó una de las alumnas mientras trataba de filmar con su celular el trabajo de la pala desde una orilla del Charco de las Brujas.

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