12 jul 2014

El maní sigue desertificando el sur provincial

El Puntal de Río Cuarto (12/07/2014)
Suelos: advierten que si hay años secos las voladuras se agravarán

Campañas de mayor humedad lograron disimular­­ las dificultades de la erosión. El cultivo del maní en el extremo sur sigue siendo un desafío a resolver. “No podemos quedarnos sin hacer nada”, alertaron
“El diagnóstico del tercio sur de la provincia no escapa al general de Córdoba que pasó desde el año ‘60 hasta aquí de un millón de hectáreas cultivadas a poco más de 7 millones. Ese cambio fue dramático y no es gratis”, comienza relatando el director de Conservación de Suelos y Manejo de Agua de la Provincia, Eugenio Fernández. El funcionario integra el Ministerio de Agricultura y es una de las caras visibles de las políticas de protección del recurso en el extremo sur, donde el cultivo del maní sembró un nuevo y gran desafío ante un suelo sumamente frágil.
Fernández no duda: “No podemos no hacer nada. Estos paisajes se generaron por el viento en condiciones climáticas más secas. Ahora tenemos una condición un poco más húmeda, lo que genera una cierta estabilidad. Apenas venga un año seco la situación se desencadena, sí o sí. Por la vulnerabilidad propia que se agravan si generamos condiciones propicias. Si vuelven años secos va a ser lo mismo”, alertó, poniendo el acento en la necesidad de no perder tiempo ante el cuadro de situación.
“Si analizamos los suelos agrícolas,  la provincia de Córdoba tiene 8 millones de hectáreas. Y buena parte tiene algún nivel de restricciones. Y en todo el crecimiento de los últimos 50 años, la agricultura comenzó en los mejores suelos y después fue avanzando hacia los marginales y finalmente a los más frágiles. Y hoy estamos en ese cuadro, metidos todos. Por eso la salida la tenemos que lograr entre todos”, explicó.

¿Y ante eso?
Hay sectores que piden al Estado que intervenga pero el Estado también remarca que cada uno debe poner su parte para solucionar este tema.

¿Qué alternativas hay?
Hay dos líneas extremas: la línea dura total o un esquema de libertad absoluta. Y luego hay toda una gama de situaciones intermedias. Cualquier cosa que se haga debe tener un nivel de consenso y de racionalidad mínimo.

¿Hay conciencia de la situación?
Sí, pero el nivel varía de acuerdo al grado de responsabilidad y el lugar que ocupa dentro del problema. Los actores urbanos tienen un nivel de preocupación alto por su situación, pero no por la parte productiva. Y los productores tienen otra visión, como que son parte del problema y también deben ser parte de la solución. Y para serlo, tienen que ceder algunas cosas.

¿La rotación de cultivos es el comienzo?
La rotación es básica, es el ABC de la agricultura. Es elemental, no se discute. Lo que se discute es el cómo. Y en eso estamos. Hasta qué punto es responsabilidad del productor y está dispuesto a asumirla y hasta qué punto el Estado ejerce su autoridad y llega al fondo de la cuestión. Ambos deben llegar a una situación de equilibrio para normar y regular.

Se mete de lleno lo económico...
Lo económico claro que se mete de lleno. Y Córdoba tiene más de 300 mil hectáreas de maní y no es un tema menor. Y el Departamento General Roca con 100 mil hectáreas de maní, no es menor porque es el que tiene los suelos más frágiles de todos. Y es donde está creciendo el maní a pasos agigantados.

Hay una razón sanitaria del cultivo también ahí...
Sí, básicamente va por eso. El tema central es cómo acordamos los equilibrios. Hasta dónde llegan los compromisos del sector privado y hasta dónde va el Estado para avanzar.

La Pampa y San Luis tienen normas más rígidas y claras para el maní, en Córdoba en cambio aparecen más difusas...

Esas dos provincias pueden hacer eso porque no superan las 25 mil hectáreas aproximadamente. Por eso están en condiciones de tomar otro tipo de decisiones. Eso soluciona definitivamente el problema, pero acá generaría otras dificultades. Con las 300 mil hectáreas que hay aquí de maní y la envergadura económica que tiene para la región desde todo punto de vista, esa solución no sirve. Necesitamos otra. En qué hacer con la erosión eólica en el sur estamos todos de acuerdo, el tema es cómo.

El manual indica que de maní a maní deben pasar cuatro años...
Sí, pero además de eso es el peso de los cultivos anuales frente a los perennes, a las pasturas. Y qué relación tienen las no gramíneas ante las gramíneas como maíz, sorgo y trigo. En la rotación de cultivo hay algo denominado balance de carbono, y cuando es positivo es bueno y cuando es negativo es malo. Maíz, sorgo y trigo aportan al balance positivo. Por lo tanto hay que hablar de maní con rotación y con verdeos invernales sí o sí; soja en algunos suelos con protección invernal, sí o sí; sobrepastoreo de los cultivos invernales de protección, palabra prohibida.

Se abrió el debate, está instalado, ¿qué pasa si no se hace nada?
No, no podemos no hacer nada. Estos paisajes se generaron por el viento en condiciones climáticas más secas. Ahora tenemos una condición un poco más húmeda, lo que genera una cierta estabilidad. Apenas venga un año seco la situación se desencadena, sí o sí. Por la vulnerabilidad propia que se agravan si generamos condiciones propicias. Si vuelven años secos va a ser lo mismo.

¿Hay voluntad de quienes toman decisiones en materia política?
A nivel provincial sí.

¿Y nacional?
No me corresponde opinar. Y sí los productores. Los maniseros tienen conciencia de que son parte del problema y necesariamente deben ser parte de la solución. Son procesos lentos y de cambio. Esta situación no se produjo de un día para el otro. Y el Estado provincial no va a actuar en la medida que no vaya acordando con los sectores productivos.

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