26 may 2014

Es hora de cuidar los bosques nativos

La Voz del Interior (26/05/2014)
Cuidar nuestros árboles

Es hora de que se implemente una política adecuada para proteger los bosques nativos, los cuales son talados ante la mirada indiferente de las autoridades.
La organización ambientalista Guyra informó que en dos años Córdoba perdió más de 14 mil hectáreas de bosque nativo. Si bien la Provincia no coincide con estas cifras, el escaso control que la Policía Ambiental tiene sobre este problema no permite ser demasiado optimista. Hectárea más, hectárea menos, Córdoba parece estar solucionando la cuestión de sus bosques con el más eficaz de los sistemas: eliminándolos.
Lo anterior puede pecar de tremendismo, pero que ante la denuncia de nuevos desmontes algún funcionario responsable diga: “Iremos a verificar” es, cuanto menos, preocupante. Porque no se necesita ser demasiado agudo para entender que, una vez desmontado, el bosque no se recuperará. Al menos, durante décadas, y en el mejor de los casos.
Si bien en los últimos días hemos tenido al menos una buena noticia –la del cese de la disputa entre Provincia y Nación en esta materia–, lo perdido en los últimos años no es poco.
La voracidad de muchos productores, el descuido de no pocos particulares y el desinterés de las autoridades responsables han magnificado el problema. Hasta el proyecto de reforestación anunciado por el gobierno anterior se convirtió en letra muerta.
Es cierto que la recién zanjada disputa entre las administraciones provincial y nacional en nada ayudó y restó fondos que a otras jurisdicciones les han sido girados. Pero no es menos cierto que en el prolongado lapso del desacuerdo otras cuestiones parecen haber relegado el cuidado de los bosques. Como si más adelante pudieran quedar bosques de los cuales ocuparse.
Para colmo, esta es una de esas cuestiones que otorgan escasos réditos políticos y producen, a la vez, muchos problemas.
La fuerte politización surgida al conjuro del tratamiento de la ley de bosques puso de manifiesto la capacidad de lobby de entidades ligadas a la producción que parecen haber olvidado el concepto de bien común, tanto como el afán de equilibrista con el que desde las más altas esferas se intentó no perder votos.
Sin embargo, a posteriori , no se pudo o no se quiso articular políticas que acotaran el problema, porque se consideró un gasto lo que debería ser inversión. Hoy es tarde si se lo mide por lo perdido, pero se está a tiempo, al menos, de impedir la repetición de errores.
Y no repetir errores significaría, entre otras cosas, destinar parte del presupuesto de la Provincia a crear una conciencia colectiva que hoy brilla por su ausencia, avanzar en planes de remediación que se materialicen, más allá de los anuncios y, sobre todo, dar a los fondos que comienza a girar la Nación el destino que corresponde. Para que más adelante no debamos lamentarnos por lo que no se hizo, mientras nos preguntamos qué fue de las partidas respectivas.

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