12 feb 2014

El desmonte sin control golpea a los ecosistemas

La Voz del Interior (12/02/2014)
Desmontes descontrolados

La deforestación, alarmante en el norte del país, también creció en forma desmesurada en la provincia de Córdoba, lo que debe ser corregido mediante una normativa clara y rigurosa.
El desmonte sin control en diversas zonas del país suele asociarse con la creciente actividad agrícola que se manifiesta desde hace años en la Argentina, de manera particular por la llamada “fiebre sojera”.
Sin embargo, existen muchas otras razones que llevan a que cada año este fenómeno se incremente, sin respetar las leyes establecidas y a conciencia del daño irreparable que se inflige al ecosistema.
La deforestación sin medida produce desequilibrios ecológicos de magnitud, cuando no crisis sociales, dado que se arrasa con asentamientos de comunidades campesinas que terminan empujadas a la pobreza y sin un horizonte laboral.
Distintos estudios coinciden en la triste noticia de que, durante la última década, la Argentina perdió dos tercios de la superficie de bosques, y señalan a las provincias de Chaco, Salta y Santiago del Estero como las más perjudicadas.
A su vez, un informe publicado por este diario el domingo pasado, sobre la base de un relevamiento satelital que realiza la organización no gubernamental Guyra, da cuenta de que en diciembre de 2013, sólo en la provincia de Córdoba, desaparecieron 2.241 hectáreas de montes.
El titular del Foro Ambiental, Federico Kopta, ubicó entre las regiones relevadas a Cruz del Eje, Villa Dolores, zonas cercanas a la laguna de Mar Chiquita y otras del noroeste y nordeste del territorio provincial.
Kopta señaló que las imágenes satelitales dejan ver numerosos campos de cultivo, por lo que dedujo que el desmonte tendría fines agrícolas.
A estas pérdidas producidas por el accionar de las máquinas, hay que añadirles las ocasionadas por los incendios que castigaron a la provincia de Córdoba en 2013. En tal sentido, se estima que el fuego arrasó más de 100 mil hectáreas.
Entre los efectos dañinos que deja como saldo esta deforestación sin escalas, uno de los más frecuentes es el que tiene que ver con el clima. El agua de lluvia ya no encuentra contención y por ello muchas zonas sufrieron inundaciones dramáticas, incluso en forma de aludes.
Nada parece frenar a esta suerte de industria del desmonte; ni siquiera las leyes sancionadas en el Congreso de la Nación y en la Legislatura de la Provincia de Córdoba, que obligan a proteger estos ecosistemas.
Sin embargo, parte del problema es político, debido a incompatibilidades entre las normas nacionales y provinciales, algo que debe ser corregido de manera urgente y eficaz.
Es inconcebible que ambos niveles del Estado no hayan llegado todavía a un entendimiento para congeniar ambas normativas, lo que comprometería al poder central a transferir los fondos destinados a la protección de los bosques.
Es hora de limar viejas disputas de poder en favor de una causa de interés general y no sólo de unos pocos.

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