25 sept 2013

Los pinos y la necesidad de rediscutir el Plan del Fuego



La Voz del Interior (25/09/2013)
Unos 10 millones de pinos fueron arrasados por los incendios


Representan más de 11 mil hectáreas de pinares quemadas. La Cámara de la Madera salió a defender la actividad forestal en las Sierras y cuestionó a la Provincia por no prevenir el riesgo de fuego.
De las más de 95 mil hectáreas quemadas en ocho días de incendios en las Sierras, unas 61 mil correspondieron el valle de Calamuchita, según el primer relevamiento satelital. De ellas, 11.200 hectáreas correspondieron a forestaciones implantadas de pinares, según concluyó la Cámara de la Madera de Córdoba. A casi mil pinos por hectárea, la pérdida en sólo ocho días fue de unos 10 millones de árboles, según esa entidad.
Otro millón de pinos habían sido derribados por dos fuertes vendavales que azotaron esa región en octubre y noviembre pasados. La mitad de lo caído no fue levantado y terminó siendo combustible que agravó la furia del fuego.
Ayer, la Cámara de la Madera, que agrupa a forestadores y aserraderos de Córdoba, salió a defender la actividad forestal en las Sierras y cuestionó a la Provincia por no controlar ni prevenir el riesgo de fuego que implicaban las forestaciones caídas o mal mantenidas.
Según Carlos Morales, integrante de esa organización empresarial, en 2005 un censo relevó 19 mil hectáreas con pinos, desde Alpa Corral hasta San Clemente. Ambos extremos están fuera del departamento Calamuchita. Alguna vez, hubo más de 30 mil hectáreas con pinares en toda esa región.
Ahora, 11.200 se quemaron y se suman a las más de dos mil que representan las pérdidas por las tormentas de 2012. Mientras, la extracción con fines industriales, desde hace años, es mayor que la implantación.
En el sector, estiman que quedan entre ocho mil y 11 mil hectáreas de pinares en pie (ver infografía en PDF).
"Al ritmo actual, quedan pocos años de industria forestal en Córdoba. Si se estira, es porque se empieza a extraer mucho menos desde ahora, lo que significaría menos trabajo”, resumió Morales.

Reproches
La Cámara de la Madera de Córdoba, en un comunicado, reprochó que “no se debe distorsionar la realidad para justificar otras falencias”. Y precisó: “En Calamuchita se quemaron 60 mil hectáreas y menos del 20 por ciento está ocupado por plantaciones de pino (11 mil). ¿Cómo atribuirle entonces la responsabilidad absoluta a esta actividad, sin ni siquiera haber determinado las causas de tantos incendios?”.
A los forestadores se les cuestionó que gran parte de los pinares caídos en 2012 no fuera levantado. Eso complicó el control del fuego. En su comunicado, replicaron que “ha sido inquietud del sector forestal esa situación” y advirtieron del riesgo a autoridades provinciales. Para la Cámara, el Estado no controló que se hiciera la limpieza adecuada.
A este diario, Carlos Morales respondió: “Sin duda que la madera caída agravó el fuego. Pero faltó prevención. Se gastó mucho en apagar el fuego y poco en prevenirlo. Sin duda que hay forestadores que no limpiaron, pero nosotros no somos autoridad de control, no podemos exigirle al vecino que limpie. Es el Estado el que debe exigirlo”.
Del millón de troncos caídos, se retiró sólo el 50 o 60 por ciento. “Sí, fue lo que los aserraderos de la región usaron todos esos meses. Pero se cayó más de lo que la demanda regional usa”, acotó Morales.
La Cámara de la Madera precisó en tanto que “el pasado 8 de marzo solicitó a la Dirección Provincial de Manejo del Fuego” información sobre la recaudación del “impuesto al fuego” y el modo en que se distribuye, además de cuál era “el plan de inspección de establecimientos forestales productivos” y el de prevención de incendios en ese rubro. También recordó haber reclamado en el mismo escrito la reparación de caminos serranos y relevamientos sobre el estado de forestaciones. “Sobre ninguno de estos puntos se tuvo respuestas”, aseguraron.
La entidad anticipó que pedirá audiencias al Gobierno de Córdoba para plantear sus inquietudes y debatir los caminos a seguir.

Voz oficial
Desde el Gobierno provincial, antes del pronunciamiento del sector ligado a la industria de la madera, el ministro de Agua, Ambiente y Energía, Manuel Calvo, dijo a este diario que no hay en análisis ninguna medida que impida las forestaciones con pinos en el futuro. “La actividad forestal es un tema, en realidad, del Ministerio de Agricultura”, acotó.
Para Calvo, “echarle la culpa de los incendios a una especie no parece atinado” y opinó que “la causa fue el clima extremo, no los pinos”.
Recordó que su cartera ya puso en marcha un plan para entregar 200 mil árboles autóctonos, producidos por los viveros provinciales, a dueños de campos serranos quemados. Pero no se trata de especies para reemplazar forestaciones industriales, sino para mitigar las de bosque nativo afectado.
De todos modos, 200 mil es un número muy menor respecto de los árboles quemados en toda la provincia.
Sobre si la Provincia tenía alguna autocrítica por la falta de control de pinares mal mantenidos por sus dueños, el ministro señaló que “se trata de campos particulares”, y tras apuntar que “el esfuerzo está enfocado en aportar soluciones y no polemizar”, marcó que “desde los vendavales que voltearon tantos pinos, la Provincia entregó en Calamuchita guías para autorizar el transporte de 16.500 toneladas de troncos, que representan unos 2.100 camiones”.
Antes y después de los incendios, a la vista resultaba evidente que hubo numerosas forestaciones en las que los pinos caídos seguían en el suelo, sumando carga de fuego.

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Una oportunidad para rediscutir el Plan del Fuego


Los fuegos de septiembre dejaron algo más que cenizas en las sierras cordobesas. Entre tanto negro, podría verse también que han abierto una oportunidad para rediscutir, aunque debiera ser sin oportunismos, las políticas contra incendios forestales y los alcances del Plan Provincial de Manejo del Fuego.
No es un tema anecdótico e incluso va mucho más allá del “impuesto al fuego” que aportan desde 2005 todos los cordobeses con sus facturas de energía. Córdoba está en una situación límite de sostenibilidad ambiental: ya no puede seguir perdiendo o degradando recursos naturales e hídricos, que además ya comprometen el paisaje y el perfil turístico.
Quizás sea hora de debatir si el Plan Provincial del Fuego no debería funcionar como ente no gubernamental, autárquico, plural, que no sea una simple dependencia del gobierno de turno, y que sume especialistas, consensos, planificación estratégica, políticas de Estado.
También, de revisar que ese plan no sea sólo imaginado para atacar el fuego cuando se desata, sino que involucre y hasta privilegie las políticas de prevención, antes de que las llamas aparezcan, y las políticas de remediación ambiental, para planificar con criterio científico qué hacer una vez que el daño ya se produjo.

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