23 sept 2013

Investigador pide medir impactos de plaguicidas

El Puntal de Río Cuarto (23/09/2013)
Hay que medir el impacto social y ambiental de los plaguicidas


Lo afirmó el docente e investigador de la UNRC Guillermo March, al advertir sobre los peligros que acarrea el uso de este tipo de sustancia tóxica
El ingeniero agrónomo Guillermo March, docente e investigador de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto, señaló que “formamos parte de un sistema toxicológico donde el peligro es proporcional a las exposiciones que tenemos a las pulverizaciones”.
Sostuvo el ingeniero March: “Tenemos que pensar que las aplicaciones de plaguicidas van a pasar al medio ambiente, todo va al ambiente y no sólo va a la plaga, por lo tanto contamina. El input plaguicida debe tener en cuenta los costos sociales y ambientales, esta consideración hace a un sistema sustentable, un sistema sin excesos de aplicaciones para no contaminar”.
En el ámbito de las II Jornadas de Ciencias Agropecuarias que se llevaron a cabo en el campus de la Universidad Nacional de Río Cuarto, March explicó detalles de lo que se conoce como Coeficiente de Impacto Ambiental de los Plaguicidas (CIAP), en cuyo marco también disertaron otros destacados especialistas.
Indicó el ingeniero March que la clasificación según los riesgos se mide de acuerdo con el criterio de bandas de colores establecido: Rojo, Clase I a -Producto sumamente peligroso (muy tóxico); Rojo, Clase I b -Producto muy peligroso (tóxico); Amarillo, Clase II -Producto moderadamente peligroso (nocivo); Azul, Clase III -Producto poco peligroso; Verde, Clase IV -Producto que no ofrece peligro.
Agregó que a la hora de medir los riesgos de impacto ambiental y social existen indicadores que permiten evaluar el riesgo de los plaguicidas. En los indicadores de riesgo se suele considerar el criterio del impacto de plaguicidas sobre los ecosistemas acuáticos, de suelo, de aire, humanos, de movilidad del agua y de persistencia.
March sostuvo que algunas veces “fumigamos con materiales orgánicos sin saber que al cuantificar los riesgos pueden ser más contaminantes que los sintéticos. Esto se ve en los laboratorios y el uso a campo, y reiteró que incide acá la variable del número de veces que el productor pulveriza, de ahí la sustancial importancia del profesional, el ingeniero agrónomo, que asesora a ese productor. Los productos con bandas verdes y azul son amigables con el medio ambiente pero debemos tener cuidado con el número de aplicaciones”, enfatizó.

Coeficiente de impacto ambiental
El ingeniero March destacó que se puede cuantificar el impacto ambiental de los plaguicidas y complementar de esta manera su clasificación toxicológica por medio del coeficiente de impacto ambiental-CIAP. Este coeficiente tiene en cuenta primordialmente el impacto de una aplicación (plaguicida-insecticida-funguicida) sobre el trabajador rural, el consumidor y el ambiente.
“Mediante este coeficiente –explicó el investigador– podemos cuantificar los niveles toxicológicos por nuestra intervención sobre el ambiente”. En este sentido, el profesional destacó que se pueden mejorar mucho los valores, la baja del impacto ambiental, trabajando junto con los productores en un proceso de concientización, midiendo cuál tecnología es buena para adoptar pero con un trabajo de concientización del productor. “Los cambios son lentos pero deben ser para siempre”, enfatizó March y agregó que el CIAP “muchas veces permite lograr mejores rendimientos con menos contaminación”.

Destacada trayectoria
El ingeniero agrónomo Guillermo March es docente e investigador de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, en el Departamento de Biología Agrícola.
También es investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), y lleva una rica y extensa trayectoria profesional, en la que ha dedicado casi 30 años al estudio del cultivo de maní.
Asimismo, formó parte de distintos proyectos de investigación sobre el manejo de enfermedades en el cultivo de maní que se desarrollaron en varias localidades de la región, y también fue disertante en numerosos congresos y jornadas vinculados a la problemática de los agroquímicos y plaguicidas.

Cuantificar el riesgo
El ingeniero March insistió en la necesidad de cuantificar el riesgo producido por el uso de plaguicidas, midiendo sobre todo su impacto social y ambiental con el propósito de evitar excesos y reducir su utilización para tener una producción sustentable.
Según el especialista, los agroquímicos son utilizados masivamente por los productores porque resultan convenientes por su efectividad y su costo accesible, aunque en muchos casos se utilizan en forma exagerada.
Remarcó asimismo March que un plaguicida clase IV usado frecuentemente puede significar más riesgo para la salud y el ambiente que uno de clase I usado una sola vez.
La mayoría de los plaguicidas agrícolas vendidos en Argentina pertenecen a los grupos III y IV, o sea los menos peligrosos en cuanto a intoxicaciones agudas.
Señaló March que los riesgos del uso de plaguicidas comprenden efectos negativos a mediano y largo plazo. "Como estos efectos sobre la salud y el ambiente no son inmediatos –son intangibles en el momento de los tratamientos–, no dimensionamos el alcance del riesgo de usar los plaguicidas”.
Al aplicar frecuentemente un plaguicida se puede producir un efecto gradual/acumulativo en el organismo humano y el ambiente, cuyos resultados pueden ser enfermedades (efectos diferidos, toxicidad crónica) y degradación ambiental a mediano y largo plazo.

Ver Noticia On Line
.

0 comentarios:

Buscar este blog

Blog Archive

Temas

Archivo de Blogs