24 jul 2013

Villa María: vecino creo una plaza muy original

La Voz del Interior (24/07/2013)
El vecino que 'inventó' una plaza para su barrio en Villa María

Elvio Moroncini cambió baldíos convertidos en basural en un espacio de encuentro familiar. Y con sus manos los transformó y llenó de curiosos juegos surgidos de su ingenio.
Una mañana de sol, Elvio “Coco” Moroncini se imaginó que podía hacer algo para cambiar esos baldíos que a pocos metros de su casa se habían convertido en basural. Quería un espacio comunitario para que las familias de su barrio Las Playas, de Villa María, pudieran disfrutar del encuentro, juegos, descanso. Elvio no esperó que el Estado u otros lo hicieran.
Y puso manos a la obra para transformar aquel lugar olvidado en una plaza para todos. La llenó de curiosos juegos surgidos de su habilidad y su ingenio, fabricados con materiales en desuso. “A la gente hay que darle un lugar de encuentro y esperanza”, le brotó decir a los funcionarios municipales que a finales de los años ’90 lo escuchaban frente a su casa. Hoy recuerda que no le dieron mucho crédito. No conocían de su voluntad para concretar cada idea que se le cruza en mente.
Coco dedicó su vida al trabajo metalúrgico. La habilidad para soldar y doblar hierros la puso en práctica desde que se casó “y no tenía ni una silla”.
Ahora, con 75 años y ya jubilado, cuando le surge una idea para construir un juego, el impulso es infrenable. Se levanta de madrugada y casi no para hasta terminarlo. Con engranajes, piezas recolectadas en desarmaderos, hierros y chapas que fue encontrando construyó juegos para la plaza que disparan la imaginación de los pequeños.
Barrio Las Playas cuenta con un rica historia unida al ferrocarril. Su nombre viene de las playas de maniobra del exramal Mitre, sobre las que fue creciendo. Surgió como un poblado independiente de Villa María. Se conectaba con el centro a través de los rieles cuando funcionaba el pequeño “trencito de Las Playas”.
Cuando se anexó a la ciudad, quedó como la puerta de ingreso desde Buenos Aires por la ruta nacional 9. En la esquina de Perú y Figueroa Alcorta, Moroncini hizo su lugar en el mundo. Allí está su casa y la tienda que maneja su esposa María Elena Monserrat.
A pocos metros, están esos lotes que eran tierra de nadie. Allí se criaron jugando sus dos hijos, que hoy viven en la ciudad de Córdoba. “¿No te acordás todo lo que jugamos nosotros en ese campito? Ahora, los hijos de nuestros amigos no tienen ese mismo derecho”, le dijeron hace casi 15 años. Y apuraron su impulso de transformarlo en plaza.
Cambio de hábitos. El lugar había pasado a ser sinónimo de consumo de alcohol y drogas, de miedo a pasar de noche. Día a día fue gestionando donaciones de tierra para relleno, columnas de alumbrado y bolsas de cemento. Recibió materiales y mano de obra del municipio y particulares, pero gran parte del tiempo y el dinero salió de sus ganas de inventar una plaza.
Lo que la hace diferente son los juegos. El “cocomóvil” fue el primero: un armatoste de hierros viejos, soldados y pintados, con palancas y perillas para que se mueva con la imaginación de los chicos. Ya son más de 20 los artefactos surgidos de su mente inquieta.
Los más pequeños pueden imaginar que vuelan en helicóptero, viajan en taxi, andan en locas bicicletas o llegan a la Luna. Todo es posible gracias a los “inventos”de Moroncini.
“¿Con ese cohete se puede ir a la Luna?”, le preguntó un chiquito. Eso fue suficiente para encender su sonrisa.
Gruta. “Coco” sumó una gruta a la plaza “inventada”. Los vecinos eligieron la imagen de la Virgen Niña, hoy patrona del barrio, para ese sitio. El lugar es demostración de devotos y agradecimientos por parte de quienes le atribuyen el don de proteger y salvar niños en mal estado de salud. Velas y placas lo demuestran.

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