26 jul 2013

San Francisco: basura, cultura y conductas

La Voz de San Justo - Edición Electrónica (26/07/2013)
Basura, cultura y conductas


Un recorrido por algunos sectores de la ciudad permite constatar que hay todavía vecinos desaprensivos que arrojan residuos en cualquier lugar, convirtiendo a algunos sitos en basurales pequeños que generan preocupación a otros residentes. Al mismo tiempo, generan la necesidad de que el municipio deba trabajar en su erradicación, desplazando personal y maquinarias que bien podrían estar ocupados en otras tareas.
Estamos frente a un problema cultural. Que no sólo existe en San Francisco. Basta señalar que un estudio reciente de la consultora Gallup en Buenos Aires concluye que el 76% de los porteños cree que la Ciudad está muy o algo sucia, y el 78% sostiene que la gente no se involucra con la limpieza de su lugar de residencia.
En reiteradas ocasiones se lo ha sostenido desde esta misma columna. En una ciudad en la que el servicio de recolección de residuos funciona de manera aceptable, no se comprende y, mucho menos, tampoco se justifica que haya personas que arrojen basura en veredas, baldíos u otros sitios de la ciudad. El atentado contra la salud pública que esta conducta lleva implícita obliga a la acción más enérgica de las autoridades para sancionar a los desaprensivos que continúan ensuciando el lugar que habitan.
Hace algún tiempo, la Secretaría de Servicios Públicos de la municipalidad de San Francisco informó que se llevaba adelante la limpieza de los minibasurales en la ciudad. Y cada tanto nos enteramos de que varios vecinos han sido multados por su conducta. Sin embargo, estas prácticas poco higiénicas y que para nada tienen en cuenta que estamos viviendo en comunidad, se mantienen vigentes en muchos sectores.
La mala costumbre parece continuar. Ni siquiera los “ensuciadores” se vieron obstaculizados por medidas imaginativas que el municipio puso en marcha. Basta recordar que en enero de 2011, las autoridades instalaron seis cámaras móviles en distintos puntos estratégicos del ejido urbano donde se habían generado estos sitios de almacenamiento de basura. En aquella ocasión se multó a los infractores. Pero eso no alcanzó para eliminar la inconducta, porque inmediatamente aparecieron otros minibasurales fuera del alcance de las cámaras.
Los focos de contaminación originados por la costumbre de tirar la basura en cualquier lado constituyen un serio problema sanitario para la ciudad. Resulta increíble que algunos vecinos no tomen conciencia de las consecuencias que estas acciones generan en el medio ambiente. Duele constatar que personas que viven en nuestra comunidad adolezcan de conciencia en este sentido. Porque los controles, las multas e incluso las cámaras de video son métodos que permiten identificar a los desaprensivos. Pero es triste comprobar que cierta gente siga empecinada en hacer oídos sordos a los reclamos y mantenga la desidia como actitud prevalente en esta cuestión.

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