30 abr 2013

Los plaguicidas que está en el hogar

La Voz del Interior (30/04/2013)
Nosotros también usamos plaguicidas


Por Guillermo March. Profesional asociado a Inta-Ciap y docente en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UNRC.
La actual clasificación toxicológica de los plaguicidas formulados fue establecida por Senasa según la resolución 302/2012.
Cuando hablamos de plagui­cidas, nos referimos casi de for­ma exclusiva a los empleados para controlar plagas agrícolas; excepcionalmente mencionamos los usados en el hogar. Es cierto que el volumen de venta de estos es inferior al de aquellos y que su impacto ambiental es limitado; pero su efecto sobre la salud, ¿no merecería también nuestra consideración?
La actual clasificación toxicológica de los plaguicidas formulados fue establecida por Senasa según la resolución 302/2012. En la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (An­mat), se registran los insecticidas ?y raticidas clasificados como do­misanitarios (“se entiende por producto domisanitario a aquellas sustancias o preparaciones destinadas a la limpieza, lavado, odorización, desodorización, higienización, de­sinfección o desinfectación, para ?su utilización en el hogar, y/o ­ambientes colectivos públicos y/o ­privados”).
La mayoría de los insecticidas de síntesis registrados en febrero de 2013 están formulados como aerosoles, su concentración es inferior al uno por ciento y la mayoría son de venta libre (Tabla 1). Por el contrario, casi todos los raticidas-rodenticidas son de uso profesional (el 90 por ciento).
Los plaguicidas línea jardín registrados en Senasa para ser usados “en plantas ornamentales de interior/exterior, jardines y huertas familiares” eran aproximadamente 175 en diciembre de 2012. Entre ellos se encuentran insecticidas, fungici­das y herbicidas. Aunque con otras marcas comerciales pero igual porcentaje del plaguicida en la formulación, varios son usados en el control de plagas agrícolas.
¿Cómo usamos los plaguicidas en el hogar? Según datos estadísticos del Boletín Epidemiológico Anual (2010) del Ministerio de Salud de la Nación, en la provincia de Córdoba, en 2009 y 2010, las intoxicaciones agudas por plaguicidas de uso doméstico significaron el 72 y 79 por ciento, y por plaguicidas agrícolas el 20 y 19 por ciento del total, respectivamente (Tabla 2). ¡Más intoxicaciones en el hogar!
En un amplio estudio de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (“Diagnóstico sobre el uso y manejo de plaguicidas de uso doméstico”, 2009), se calificó como deficitario el conocimiento que se tenía sobre los síntomas asociados a las intoxicaciones y los peligros para la salud.
En esta y otras encuestas, se comprobó que en el hogar la mayoría no usa protección o esta es mínima, se desconocen los síntomas de una intoxicación y las aplicaciones son efectuadas con elevada frecuencia (¡hasta más de una vez por semana!).
La deriva, tan señalada en agricultura por su efecto contaminante, no ocurre en las viviendas, donde cerramos puertas y ventanas para lograr un mejor efecto.
En general, los insecticidas aplicados en las viviendas son adquiridos en supermercados y almacenes (un 80 por ciento) y se usan con preferencia los aerosoles. Según la Cámara Argentina del Aerosol (Cadea), en 2009 se fabricaron 166 millones de aerosoles con insecticidas.
Como en general se exporta alrededor del 50 por ciento de los aerosoles, podemos estimar que unos 80 millones de aerosoles insecticidas se comercializaron en el país.
Por su parte, los productos de ?la línea jardín son adquiridos comúnmente en viveros y negocios relacionados al agro (agroveterinarias, semillerías, forrajerías) y es menor su volumen ?de uso.
Peligrosos y riesgosos. Según sabemos, los plaguicidas son clasi­­fi­cados en distintos ni­veles de peligrosidad. ­Peligro es la “cualidad potencial” de causar daño que tiene una sustancia, por lo que mientras un plaguicida está en su en­vase nada puede ha­cernos.
Cuando ese plaguicida es aplicado para controlar plagas en el hogar es cuando estamos en riesgo y debemos extremar los cuidados; por lo tanto, cuantas más aplicaciones hagamos, más riesgo corremos, aun cuando se trate de plaguicidas de baja peligrosidad.
Recordemos, además, que los adultos no permanecemos en general en el hogar todo el día, pero sí los niños pequeños y ancianos, por lo que ellos son la población de mayor vulnerabilidad.
A menudo se señala de manera enfática que hay deficiencias en el registro de intoxicaciones en agricultura, pero esto no debería “tapar” que, según las estadísticas oficiales, el número de intoxicados por el uso de plaguicidas en el hogar es superior. Estas cifras son aún más impactantes si consideramos que su volumen de uso es marcadamente inferior al de los plaguicidas en agricultura.
Nos preocupamos y ocupamos del uso de plaguicidas en agricultura y su impacto social y ambiental. Y es bueno que así sea. Pero hacemos muy poco por educar en el uso doméstico de los plaguicidas. Nuestros ciudadanos de a pie, los que viven en la ciudad, no hacen marchas en contra de..., ni participan de algún modelo agrícola. ¿Será por ello que no los tenemos en cuenta?

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