19 nov 2012

El transporte de Córdoba Capital en porcentajes

La Voz del Interior (19/11/2012)
Los autos usan el 75 por ciento de las principales arterias

Sin embargo, transportan sólo el 21,4 por ciento de los pasajeros totales por hora. El ómnibus utiliza el 7,2 por ciento de las vías, y concentra el 71,3 por ciento de los usuarios.
Un estudio elaborado por téc­nicos de la Municipalidad de Córdoba determinó que los autos utilizan el 75 por ciento de las vías de los principales corredores de la Capital, y que transportan apenas el 7,19 por ciento de los pasajeros totales por hora. En tanto, los ómnibus usan el 7,2 por ciento de las vías, transportando el 71,3 por ciento de los viajeros.
De esta manera, se expresa en números los cada vez más frecuentes embotellamientos que padecen los conductores ­cor­dobeses. A esto se suma que, según los datos del parque automotor y lo que ingresa desde el área metropolitana, hay alrededor de 700 mil vehículos circulando a diario por Córdoba. (Ver Infografía).
Los datos se obtuvieron con la encuesta origen y destino realizada para la licitación del sistema de transporte y en base a observación en varios puntos de la ciudad.
Mide la utilización de las vías según el modo de transporte, y la cantidad de personas que transporta cada modo. Sobre la totalidad de los viajes que se realizan en la ciudad de Córdoba, el trabajo de la Secretaría de Transporte municipal agrega que el 62,8 por ciento se realiza en medios individuales, y el 37,2 por ciento en ómnibus.
El estudio detectó la prioridad absoluta que tiene el automóvil particular en comparación con otros modos, pese a que transporta apenas el 21,4 por ciento de los viajeros que transitan en una hora. La medición alcanza a grandes avenidas como Vélez Sársfield - General Paz, Colón - Olmos, Humberto Primo - Sarmiento, y Maipú - Chacabuco, entre otras.
Además, si se mide la ocupación de esas arterias principales, se obtiene que el 88,12 por ciento son vehículos particulares, taxis y remises, utilizados por no más de dos personas por unidad. En tanto, los colectivos ocupan sólo el 10 por ciento del espacio disponible en cada una de esas avenidas.
En el trabajo también se alerta sobre lo ineficiente que son los autos a la hora de trans­portar personas. Citando un estudio sobre espacio de circulación, se explica que los automóviles pueden transportar unas dos mil personas por hora en un carril de 3,5 metros de ancho. En cambio, los ómnibus regulares pueden llevar nueve mil pasajeros en el mismo tiempo y carril.
No obstante, hay otros medios más eficientes como los buses de gran porte, que transportan 17 mil personas por hora, o el subterráneo, que puede trasladar 45 mil pasajeros. Otro dato interesante es que en el mismo carril de 3,5 metros, pueden transitar 14 mil ciclistas.
“Si no se toma alguna medida, la situación va a empeorar, porque la tasa de motorización privada es creciente y es la que utiliza las vías de manera poco eficiente”, afirmó César Ferreyra, subsecretario de Transporte municipal.
Cómo revertirlo. Según Ferreyra, la situación se puede revertir, y en esa línea “la apuesta es generar condi­ciones para que el transporte público, que es uno de los más afectados, pase a ser prioritario en el uso de la vía pública”.
“Si vos querés revertir la situación y favorecer el vehículo público, hay que liberar espacios de vehículos privados y darle a los ómnibus”, indicó el funcionario. En ese sentido, adelantó que con el nuevo sistema de transporte se otorgará prioridad de circulación a los ómnibus en algunas arterias, donde es más necesario que en otras, con obras de infraestructura. También prometen más control sobre estacionamiento y acceso a vías selectivas.
Para Elvio Martínez, ex director de proyectos de transporte en la Universidad Nacional de Rosario, hay que aumentar, aunque sea a base de subsidios, la oferta de transporte público. “En la medida que se ofrece transporte de buena calidad a precios razonables se puede ir avanzando”, sostuvo.
Sobre las políticas restrictivas al tránsito individual como la veda de automóviles, sostuvo que en general no tienen buen efecto y terminan provocando malestar, salvo que sea sobre la circulación en los microcentros o cascos históricos.
Martínez explicó que la congestión produce necrosis ur­bana: áreas de las ciudades se degradan, como cuando en un tejido deja de circular sangre. “Al no poder acceder al Centro, ese lugar va languideciendo y muriendo. Gente que se va a vivir lejos y evita en lo posible ir a las áreas centrales”, detalló.

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Más Información:

- Ver Infografía

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- Las calles más importantes de la ciudad, llenas de automóviles
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